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Arte y Espectáculos 25 de noviembre de 2017

La atrapante “Al desierto” cerró la competencia internacional

Los actores Valentina Bassi y Jorge Sesán asumieron el desafío de filmar en un entorno desolador. El director Ulises Rosell retrató a una cautiva moderna.

La desolación como gran protagonista, en un paisaje patagónico que influencia, contiene y se come a las personas. El viento, la aridez y una caminata que puede ser hacia ninguna parte. Entre tensiones, dilemas de los protagonistas y más viento, aparece una cautiva moderna, una mujer obligada a partir y un hombre que la fuerza.

Con esos elementos, el director de cine Ulises Rosell construyó “Al desierto“, una película atrapante, que ayer cerró la competencia internacional del 32° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

“Es un misterio lo que le pasa a Julia”, apuntó la actriz Valentina Bassi sobre el personaje que encarna, una mujer sola en la Patagonia que, de buenas a primeras, se encuentra viviendo una aventura o una pesadilla, dependerá de la mirada del espectador.

Para Rosell, lo inspirador de esta historia fueron los recuerdos de su compañera de vida, Bassi, quien es oriunda de Trelew y con quien deseaba hacer una película.

“Todo ese paisaje inexplorado estaba en su infancia, en las cosas que me iba contando de la Patagonia”, recordó sobre las primeras señales que se abrieron en su cabeza al momento de querer rodar en el sur, en condiciones ambientales difíciles y extenuantes.

Con ese contexto elegido, Rosell se encargó de encontrar una historia de pocos personajes, en un guión que contó con la colaboración del escritor Sergio Bizzio. “Me interesaban esas historias de cautivas al aire libre, es que una vez que las cautivas andaban entre los indios estaban sueltas, no estaban atadas y se integraban a una comunidad, es que era imposible intentar fugarse. Me gustó eso de estar atrapado al aire libre. Todas esas ideas se reavivaron cuando conocí la Patagonia”, contó durante la conferencia de prensa realizada ayer por la tarde en el Teatro Auditorium.

Para Jorge Sesán, el recordado actor de “Pizza, birra y faso”, su personaje en el filme -el secuestrador- supuso meterse en un rol desconocido. “Un tipo que sucuestra a una persona me cae muy mal”, dijo. También resulta un misterio lo que le pasa a este hombre tosco con las palabras, pero habilidoso para la supervivencia, descendiente de galeses y nacido en Gaiman.

“Al desierto” parece querer plantear la problemática de la trata de personas, un tema candente en todo el país y del que Rosell prefirió poner distancia. “Cuando hacés un producto artístico no lo sometés a categorías morales propias, (en la película) se ve a un hombre y a una mujer y no a un explotador y a una abusada”, dijo sobre la extraña relación que une a estos dos personajes y que mantiene en vilo al público durante todo el filme.

Mandatos que pesan en una Seúl carísima

“En mi vida me levanté a las nueve de la mañana para ir al cine”. Entre sorprendido y risueño, el director coreano Kim Dae-hwan se mostró gratamente satisfecho con la audiencia que tuvo la proyección de “La primera vuelta”, filme que también fue parte, ayer, de la competencia internacional.

La mudanza atraviesa la vida de una joven pareja. Poco les falta para dejar su departamento del centro de Seúl. Es que el precio del alquiler trepó a las nubes y ellos, empleados, hijos de clase trabajadora, no pueden afrontar los gastos.

Los vasos y la vajilla ya embalada, poca comida en la heladera porque están a punto de irse, la ropa en bolsas, cajas apiladas, compran comida hecha, comen en el suelo, se adaptan a ese momento de transición en sus vidas personales.

Una visita a las familias de origen de cada uno, desconocidas para el futuro yerno y la futura nuera, marcará el estado de ánimo de la pareja. Como si en los padres apareciera reflejado esa manera tan temida de lo que no se quiere ser, cada uno será crítico de su núcleo familiar.

Y mandatos, reclamos, pedidos y hasta preconceptos tendrán un peso diferente para estos treintañeros que ya no están preocupados por el casamiento o por formalizar su relación. Más bien todo lo contrario. “¿Qué significa el matrimonio?”, dijo el cineasta que fue uno de los disparadores del filme.

La película es el resultado del apoyo que obtuvo el director de parte de un prestigioso festival de cine de Corea, que encuentra en la financiación de los proyectos de los nuevos directores de ese país la posibilidad de seguir expandiendo a las voces más originales del cine independiente.

“El tema de la mudanza, de moverse de un lugar a otro no es sencillo, es lo que les pasa a todos los jóvenes de mi edad”, contó ayer el cineasta, quien estuvo acompañado por el productor y también cineasta Jan Woo-jin. “Los jóvenes dejan Seúl y se van a la periferia, porque el precio asciende año a año”, agregó sobre los alquileres.

La comida, la preparación de alimentos y los encuentros familiares en torno a los almuerzos y las cenas también resultan un punto central de la historia, aunque esos momentos no resulten los más amenos para estos dos jóvenes que buscan su lugar en la ciudad.



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