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La Bancaria adhirió al paro del 25: el lunes no habrá actividad financiera

Un comunicado del Secretariado General Nacional firmado por los secretarios general y de Prensa, Sergio Palazzo y Eduardo Berrozpe, respectivamente, ratificó que el lunes próximo no habrá bancos y exigió "un urgente cambio de la política económica".

La conducción nacional de la Asociación Bancaria (AB) adhirió y convocó hoy al paro general de 24 horas dispuesto por el consejo directivo de la CGT para el 25 de este mes, sin concurrencia a los lugares de trabajo, y ratificó su “compromiso” para acordar “un plan de acción y un programa de medidas que permitan superar la emergencia” del país.

Un comunicado del Secretariado General Nacional firmado por los secretarios general y de Prensa, Sergio Palazzo y Eduardo Berrozpe, respectivamente, ratificó que el lunes próximo no habrá bancos y exigió “un urgente cambio de la política económica”.

Los bancarios rechazaron el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el veto a “la ley del tarifazo” y exigieron la derogación de la reforma previsional y paritarias libres.

Los dirigentes gremiales convocaron a las comisiones gremiales, seccionales, consejo directivo nacional y a los trabajadores de la actividad al “estado de movilización” para promover y garantizar “el ejercicio del derecho constitucional de huelga” y avalaron “las medidas que, en ese sentido, adopten las 53 filiales” de la organización sindical.

“El esquema económico del gobierno es devastador y, sin sustento en la economía real, destruye el trabajo, pulveriza el salario, perjudica y empobrece a la sociedad”, dijeron.

El documento aseveró que el resultado de ese esquema económico “destruye fuentes y puestos laborales y provoca que haya menos y peores empleos; un creciente déficit comercial y fiscal; más deuda pública y privada; menos capacidad para afrontar los compromisos externos y progresiva liquidación de los fondos del sistema previsional”.

“También provoca especulación financiera y fuga de capitales; disparada del dólar y devaluación del peso; recesión e imparable inflación interna; caída del poder adquisitivo del salario de activos y jubilados; alimentos, gas y otros combustibles más caros; tarifazos en servicios públicos imprescindibles; costo usurario de los servicios financieros; alquileres y créditos hipotecarios más onerosos; deterioro del patrimonio de la banca y empresas públicas y alteraciones en la cadena de pagos y cheques rechazados”, afirmó.

Palazzo y Berrozpe puntualizaron que “la posibilidad de continuar tomando deuda en el mercado internacional para sostener ese modelo inviable fue limitada hacia principios de este año y, luego, sobrevinieron la disparada del dólar en mayo y junio, la dilapidación de reservas y el desvarío de altísimas tasas de interés para la renovación de letras de corto plazo del Banco Central (BCRA) para contenerla, además de la asistencia al FMI”.

“Ello profundizará el ajuste sobre los trabajadores y la economía real”, concluyeron.

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