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Arte y Espectáculos 2 de marzo de 2016

“La bestia somos los teatreros que no nos rendimos a pesar de todo”

Su trabajo como dramaturgo se encuentra contenido en este libro, que posee seis obras de teatro, todas estrenadas en Mar del Plata. Cuenta por qué decidió publicar.

Seis obras de teatro de Mario Carneglia forman el libro “El Teatro de la Bestia”, que acaba de editar el sello local MB. Con prólogo de Pablo Mascareño, esta edición intenta dar circulación a la dramaturgia de Carneglia, prolífico actor y director de teatro de Mar del Plata.
Contiene las piezas “El último día de Pedro Pablo Palacios”, “Hipotecados”, “Esperando el cocodrilo”, “De justos y jueces”, “La lección de Afrodita” y “Escabeche de vinchuca”, esta última recientemente estrenada. Algunas de estas piezas forman parte de la actual cartelera teatral del vigoroso movimiento escénico independiente marplatense.
“La idea de un libro nació más por la inquietud de los que me rodean que por una necesidad personal. Simplemente yo no sabía que resultaba interesante un libro de estas características hasta después de que varios amigos me insistieran con el tema”, contó el autor.
Cierto día publicó en su Facebook un mensaje que decía: “¿Alguien sabe cómo se hace para publicar un libro?”. “Y me llovieron consejos y propuestas de editoriales”, indicó. “Entendí que era el momento de intentarlo. Creo que hace más fácil el contacto de mis textos con los colegas y con la gente de teatro en general”, agregó.
-¿Por qué “El teatro de la bestia”?
-“El bello y la bestia” fue un pequeño espectáculo de autogestión que creamos con mi amiga Claudia Iglesias en el ’92. Nosotros recién empezábamos a hacer teatro y preparamos una obra con la que recorríamos los bares y centros culturales; llevábamos la escenografía de lugar en lugar aceptando rincones y horarios increíbles. Desde esa experiencia empecé a usar “la bestia” como seudónimo en concursos, porque siento que expresa el apasionamiento irracional, lo sanguíneo y lo visceral que uno tiene que tener para insistir en el teatro independiente a pesar de todas las dificultades que se presentan. La bestia somos los teatreros que no nos rendimos a pesar de todo, los que a veces hacemos teatro en pésimas condiciones, sin ganar dinero o incluso perdiéndolo, solo por lo inevitable que nos resulta.
-¿Qué tienen en común estas seis historias?
-Intento no repetirme. Es una de mis obsesiones tratar de no encasillarme en un tema o forma de contar. Sí, es seguro que hay ciertos parámetros estéticos que se repiten, es un teatro que cuenta historias, que requiere de actores talentosos que saquen a la luz lo que está oculto en los vínculos y las palabras ya que el humor no es verbal y muchas veces lo que se dice oculta lo que realmente pasa. Esto último requiere de grandes actores. Es un teatro que no busca la exhibición y el narcisismo ni del director ni de los actores, si no que intenta ponernos a todos en función de un mecanismo colectivo que intenta llevar adelante el objetivo de transmitir algo; sea una idea, una historia o una sensación. En general tiene en común un cierto grado de humor aún en situaciones profundas y hasta dramáticas.
-¿Es intención de que otros grupos de teatro tomen estos textos y realicen sus propias versiones?
-Sí. Me encantaría ver mis obras realizadas por otros grupos, ya que siempre he escrito pensando en dirigir yo mismo, nunca he escrito una obra sin estar pensando en llevarla a escena, casi siempre termino las últimas correcciones durante los ensayos. Así que sería toda una novedad ver otras miradas y otras resoluciones escénicas para mis obras.
-Para tomar las palabras que Mascareño te dedica en el prólogo, ¿de qué manera Mar del Plata empapa tu obra artística?
-No sé si Mar del Plata como ciudad tiene influencia en mi forma de escribir, seguramente el hecho de vivir en una ciudad que se ve invadida de turistas ávidos de teatro pasatista ha generado una defensa que me hace buscar un teatro que exprese sus diferencias con esa industria del entretenimiento. Por otro lado, la llegada de turistas hace que cada año se renueven las expectativas y se propongan nuevos desafíos. Todo tiene su cara y contracara y en este caso la llegada de turistas genera un volumen de público que no se da en ninguna otra ciudad del país. Seguramente en otra ciudad no podríamos producir la cantidad de espectáculos que acá producimos, porque no nos alcanzarían los espectadores.



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