CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
La Ciudad 22 de enero de 2017

“La cifra global de venta de entradas será menor que la de 2016”

"Vinieron menos obras desde Buenos Aires, y regresarán con mejor sabor que el año pasado, aún cuando la cifra global de venta de entradas de 2017 será aún menor que la de 2016", aseguró el empresario y productor teatral Carlos Rottemberg, al trazar ante LA CAPITAL un balance de la temporada.

Hace cuarenta años que hace temporada en Mar del Plata. Es el hombre que más sabe y más consultas recibe cuando se trata de analizar la marcha del verano en materia de espectáculos. Carlos Rottemberg, empresario y productor teatral, “medio” marplatense -tiene teatros en la ciudad, algunos de los cuales cerró esta temporada “absorbiendo” el personal para las salas abiertas- aún conserva las famosas libretitas con los números de cada verano.

¿Qué pasa en este 2017? En Mar del Plata, dice, hay “menos escenarios con funciones y una oferta acotada. A la vez esa oferta achicada haría que el promedio ‘per cápita’ de cada título resulte más sabroso. Conclusión: vinieron menos desde Buenos Aires, y regresarán con mejor sabor que el año pasado, aún cuando la cifra global de 2017 será aún menor que la de 2016“.

Rottemberg, cada noche, recibe el informe de la cantidad de espectadores que deciden ingresar a un teatro. Y mientras su reciente hijo Nicolás duerme y su esposa Karina se apresta para el descanso, la computadora se prende para ese análisis que apasiona al hombre que mira al mar desde el enorme ventanal.

“En Carlos Paz -ensaya a la hora de marcar las grandes diferencias entre las dos grandes plazas teatrales del verano- el espectáculo teatral privado es prácticamente la gran oferta. En Mar del Plata no llega a ocupar el 20% de todos los espectadores que se movilizan en las disciplinas artísticas, deportivas, teatrales, cinematográficas y varios etcéteras que ofrece la ciudad”.

Rottemberg, durante la extensa charla con LA CAPITAL también se refiere al avance de carpas y sombrillas sobre el espacio público -“no habrá nada de mayor capital para un balneario que ofrecer su mayor tesoro en forma gratuita y con comodidades”-, el teatro independiente y a las campañas mediáticas contra la ciudad. También habló de su rol de empresario y productor y la relación con el Estado.”Siempre repito que no se puede ser capitalista en el éxito

para convertirse en socialista en el momento de vacas flacas. El riesgo es la justificación moral del verdadero empresario. Pedir subsidios, estatizar deudas, o buscar esponsoreos estatales no deben entrar en la órbita de quien, cuando hay utilidad, capitaliza su empresa”.

-¿Cómo viene registrándose la temporada teatral 2017 en relación a sus pronósticos?
-Así como tantas veces equivocamos el resultado del éxito esquivo, esta vez viene dando lo previsto un año atrás, cuando dije, después de un verano con un 44% menos de espectadores globales en el circuito comercial de la ciudad, que preveía una temporada con una mesa teatral achicada, con menos comensales. Eso terminaría dando menos escenarios con funciones y una oferta acotada. A la vez esa oferta achicada haría que el promedio “per cápita” de cada título resulte más sabroso. Conclusión: vinieron menos desde Buenos Aires, y regresarán con mejor sabor que el año pasado, aún cuando la cifra global de 2017 será aún menor que la de 2016. Para ser más sencillo, así como en cualquier local comercial hay estantes donde se coloca la mercadería, en teatro los estantes son los escenarios y la mercadería son los contenidos. Al fabricarse menos, los escenarios carecen de su materia prima para ofrecer y quedan cerrados. Esa disminución de producción no obedece solo a la caída del último verano en esta ciudad, sino que es reflejo de una menor demanda en la ciudad de Buenos Aires, sostenida en baja entre abril y noviembre de 2016. No debe sorprendernos porque acompañó la tendencia de toda la actividad comercial, con bajas en el consumo de necesidades obviamente más básicas que el teatro.

Mar del Plata vs Carlos Paz

– ¿Y en la ciudad de Buenos Aires la tendencia se revirtió en estos primeros 22 días de 2017?
-No. Auditada la primera quincena por parte de la cámara del sector, hubo una nueva baja en CABA en relación a enero de 2016. Sí hay que destacar que Villa Carlos Paz, Córdoba, está arrojando similitud en la cantidad de espectadores en enero y hasta intuyo que puede llegar a cerrar su temporada con algún punto por encima de la pasada. Un dato alentador para los colegas y amigos que trabajan allí.

-¿A qué atribuye la diferencia de la tendencia entre estas dos plazas veraniegas del espectáculo?
-Son distintas en varios aspectos. El primero radica en marcar que allí el espectáculo teatral privado es prácticamente la gran oferta. En Mar del Plata no llega a ocupar el 20% de todos los espectadores que se movilizan en las disciplinas artísticas, deportivas, teatrales, cinematográficas y varios etcéteras que ofrece la ciudad. No olvidemos que aquí compiten, por fuera de las bellezas naturales de cada plaza, 16 pantallas de cine, infinidad de teatros independientes, museos varios, clásicos deportivos de alcance nacional, recitales gratuitos, visitas internacionales, existe el teatro municipal y el provincial, incluso (como ocurre nuevamente este verano en el Auditorium) con producción del teatro Nacional Cervantes, el Festival Internacional de Cine al comenzar la temporada… En fin, Mar del Plata es la Capital del Espectáculo por muchos otros ingredientes, que pueden sumar desde los programas de Mirtha Legrand hasta ser la tierra de Piazzolla, Osvaldo Soriano o Nacha Guevara, por solo nombrar un puñado de renombre. No es la Capital del Espectáculo Teatral Privado. Es bien distinta la interpretación. Lo anterior no invalida que la pantalla mediática se instale en Córdoba. A los efectos de la venta masiva de los medios, Villa Carlos Paz viene ofreciendo contenidos más jugosos, con puestas bien estructuradas al público y momento al que se dirigen. Son dos maneras distintas. Mar del Plata es un corredor artístico con títulos que, en casi todos los casos, pasaron antes del verano o lo harán después, por escenarios capitalinos.

El teatro marplatense

-¿Y teniendo en cuenta que usted siempre le ha prestado atención, que ha estado cerca, cómo ve al movimiento teatral local?
-Sobre ese tema puedo relajarme aún más para felicitar a los teatristas marplatenses. Puedo decirlo con conocimiento de causa: soy el único integrante del mundo del espectáculo, sumados todos los rubros que lo componen, cumpliendo 40 temporadas teatrales ininterrumpidas en esta ciudad, sin faltar a ninguna. Por lo tanto supe conocer en los años 70 qué había, quiénes estaban y mirarlo reflejado en el espejo de hoy. Es incomparable. En talento, espacios y cantidad de integrantes y funciones. De hecho es un movimiento artístico que se hace escuchar. Días pasados, como tantas otras veces, acompañé una rueda de prensa donde explicaban las vicisitudes que atraviesan. Los comprendo porque el teatro independiente (Argentina es líder en el mundo en esa franja teatral) no es un negocio. Es un puente creativo con el público y resorte fundamental para la constitución de nuevos valores. Seamos claros: la enorme mayoría de los famosos consagrados que hoy ostentan teatros de mil butacas tuvieron su arranque en algún sótano o altillo. Menospreciarlo es no pensar futuro. Supe conocer en mis inicios la “grieta” entre el teatro comercial y el independiente. Hace más de 30 años ya dije que tal división no existía. Que el teatro es como el colesterol: es bueno o malo, sin importar la caja que lo contenga. Esa línea se ha cruzado y hace años en Capital Federal trabajan en iniciativas de conjunto la asociación de los teatros comerciales con la de los independientes.

-¿Considera que debe hacer algo el municipio local para mejorar el desenvolvimiento del teatro en Mar del Plata?
-Es un tema ríspido. En el apoyo al teatro independiente no tengo dudas que sí. En el circuito en el que me muevo yo, creo que no. Entre otras cosas porque entiendo el riesgo empresario. Siempre repito que no se puede ser capitalista en el éxito para convertirse en socialista en el momento de vacas flacas. El riesgo es la justificación moral del verdadero empresario. Pedir subsidios, estatizar deudas, o buscar esponsoreos estatales no deben entrar en la órbita de quien, cuando hay utilidad, capitaliza su empresa.
Siempre pensé así, pero más que pensarlo lo puse en práctica. Eso me da libertad de pensamiento y ninguna atadura, salvo conmigo mismo. Además desde los años 50 es la teatral una actividad fomentada impositivamente en lo general. Tan solo por eso ya no correspondería pedirle más al Estado, el cual tiene otras prioridades. Comprendo la vidriera que el espectáculo representa para la política, pero, paso… Antes y ahora. Lo que no invalida mantener diálogo con todo gobernante elegido por su ciudadanía. Una cosa es unir esfuerzos entre lo público y lo privado por el bien común, y otra muy distinta aprovecharlo para utilizar fondos públicos en beneficio propio. Soy empresario “al menudeo”. Intento vender en taquilla la mayor cantidad de entradas. Con mi programación, intentando que sea lo más exitosa y abarcativa artísticamente posible, pude construir una empresa marplatense que llegó para quedarse, no dependiendo de la coyuntura del momento.
La joya de la abuela y la marca registrada

-¿A través de estas cuatro décadas de presencia en Mar del Plata, cuáles son los cambios más notorios que ha percibido?
-Me alejo un poquito del teatro para hacer memoria. Mis viejos nos traían con mi hermana en los veranos de los años 60 desde el barrio de Mataderos, donde vivíamos. El presupuesto les daba para un solo cuarto, pensión completa, en el hotel Lima, sobre la calle Sarmiento, a cuadra y media de la antigua terminal de ómnibus. Los cuatro en esa pieza. Obviamente ir al teatro privado, el de más brillo, no entraba en nuestros planes: una entrada siempre fue inalcanzable para la clase baja. Acá y en el mundo. Para eso sí es necesaria la participación del Estado, desde sus propios espacios, para cubrir este soporte cultural. Volviendo a la historia, desde el hotel salíamos después de la cena para regalarnos con un helado y ver las marquesinas teatrales de entonces. Siempre del lado de afuera. No importaba porque el gran plan era ir a la playa. Para eso hacíamos un viaje que llevaba 10 horas en febrero, mes que estaba por entonces más en boga que enero. Mar del Plata tenía su joya: el mar, la arena, el sol. Desde la playa pública veíamos sin resentimiento que existía un puñados de elegidos en carpas. Era limitado a quienes podían pagar muy bien por ese servicio en espacios bien específicos. Poco importaba porque el gran espacio público lo teníamos quienes, como mis viejos, cargaban su sombrilla desde Mataderos. Un planazo. Creo que en eso los años trajeron un retroceso: ¡Mar del Plata fue vendiendo la gran joya de la abuela! Cada vez que se anuncian los precios de la sombra en playas son visitantes que se pierden. No habrá nada de mayor capital para un balneario que ofrecer su mayor tesoro en forma gratuita y con comodidades. Conseguirlo con una planificación astuta y rápida, sin perjudicar a tantas personas que viven actualmente de su trabajo en playas, lo entiendo como el gran puntapié promocional para la ciudad, como lo hacen playas de países limítrofes al nuestro. Si eso concitara más visitantes, será el mayor caudal turístico el que después derrame en demanda comercial al subir de la playa a la ciudad. Y quienes tenemos más años bien sabemos que a mejor y más extendida temporada estival seguirá un mejor invierno para el marplatense, que es, en definitiva quien banca la ciudad todo el año y a quien más hay que proteger.

-¿Como hombre relacionado también con los medios, cómo vio lo que acá muchos llamaron campaña contra Mar del Plata por parte de algún canal?
-Tengo una certidumbre personal al respecto que me acompaña desde mucho antes. Mar del Plata es marca nacional en cuanto al turismo y vidriera en cada verano. Si en invierno a una persona en cualquier lugar del país se le pide que diga un destino turístico argentino, mayoritariamente se responderá Mar del Plata, aún por parte de los que no terminen llegando. Es el valor de la marca conseguida. Claro que como toda marca, si no se la protege y difunde permanentemente en el imaginario popular, corre el riesgo que dos generaciones más adelante caiga en el olvido. Después es más complicado recuperar el terreno perdido. Por aquello de la marca, siempre resultó epicentro político en temporada, con asegurada cobertura mediática. Por eso en los últimos cuatro meses de cada año comienza a ser noticia con campañas negativas, dependiendo desde dónde sople el viento. Una mezcla de turismo y política, siempre con el marplatense de rehén. Para encontrar una sola nota a nivel nacional contando de las bondades de Mar del Plata y su gente tengo que retroceder demasiado en el tiempo. ¡Ya ni me acuerdo! ¿O es que sin pauta no hay bondades? A finales de 2016 el canal C5N le dedicó gran cobertura a informes bajo el rótulo “La ciudad Infeliz”, así como a finales de 2015, un mismo domingo a la noche en período de elecciones, los canales 13 y América respectivamente en los programas del marplatense Lanata y Majul, la mostraban como ícono de la peligrosidad. En ambos casos la ciudad era la misma, con la compleja problemática que nos acompaña como país desde bastante antes. Lo que había cambiado era el signo político del gobierno, y Mar del Plata volvía a servir a la causa.