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La Ciudad 25 de julio de 2020

Vivir con coronavirus aislado en un hotel: la historia de un enfermero del Houssay

Un trabajador de salud del hospital Houssay con Covid-19 positivo compartió su experiencia con LA CAPITAL. Lleva más de 20 días encerrado. "El cuidado es excelente, pero me siento como en un ghetto", dijo y denunció graves falencias del nosocomio donde trabaja.

Toda persona aislada en un hotel encuentra un termómetro, un instructivo y elementos de sanitización.

Por Gonzalo Gobbi

Otro despertar en una habitación ajena. El aislamiento es total. Una cama entre cuatro paredes, un baño, una heladera, un termómetro y un instructivo. El único contacto con el afuera es un televisor y un teléfono. El hotel está lleno, pero no de huéspedes que disfrutan de unos amenos días en Mar del Plata, sino de pacientes infectados con el potente virus que puso al mundo en jaque y personas que esperan el resultado de un hisopado que determinará si ese virus, hasta hace poco lejano, entró a sus organismos. Una espera difícil, compleja, obligatoria y desesperante.

En este preciso momento hay unas 1400 personas aisladas en la ciudad, algunas de ellas en hoteles de la zona céntrica, con controles diarios y contención psicológica para sobrellevar la espera, la incertidumbre, el día a día.

Un trabajador de salud del hospital Houssay aislado desde hace más de 20 días en un hotel accedió a compartir su experiencia con LA CAPITAL.

Dos hisopados le confirmaron que tenía coronavirus, algo que comprobó recién al atravesar varios días con fiebre, tos, agotamiento y pérdida total del gusto y el olfato.

Una mañana despertó con síntomas. Enseguida la duda, la preocupación, la alarma, las preguntas sin respuesta. El hisopado lo comprobó: positivo en Covid-19.

“El día que presenté síntomas notorios le avisé a mi jefe. Nunca me contestó. Me querían mandar a mi casa o que vaya a una guardia. Fui al CEMA, con miedo y como pude, teniendo todos los cuidados. Me hisoparon, me aislaron, me subí a una ambulancia y llegué al hotel”, contó el enfermero del Houssay desde la habitación del hotel Facón del Mar de la que no sabe cuándo saldrá.

Atravesar la enfermedad

Más allá del televisor y su celular, perdió todo contacto con el afuera. Los primeros tres días convivió con una “fiebre intensa”. Al quinto día descubrió que había perdido el olfato y el gusto. De pronto, nada tenía olor ni sabor.

“Creo que recién ahí confirmé que tenía coronavirus y claro, me asusté. Abría un frasco de café y no sentía el olor. Llegué a ponerme dentífrico en las fosas nasales de la desesperación y no sentía nada”, contó el enfermero, que pidió preservar su identidad.

La fiebre pasó, la pérdida de esos sentidos “va y viene”, pero la tos, las secreciones y el agotamiento persisten en su cuerpo incluso después de 20 días de aislamiento.

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El personal del SAME se encarga de trasladar a cada uno de los pacientes.

No hay contacto con el afuera. Nadie ingresa a su habitación. Fuera del cuarto hay una silla que tanto él como los profesionales médicos que recorren los pasillos del hotel limpian antes y después. Lo poco que ingresa a su habitación (ropa, alimentos y objetos personales enviados por su familia) es rigurosamente sanitizado.

“Dejo afuera el termo, me lo cargan con agua caliente y me dejan la comida. Tocan la puerta, se alejan dos metros y de ahí te hablan”, describió y comentó que “por delivery podés pedir algo del supermercado o lo que necesites; lo hice al principio porque la comida era incomible, pero después los médicos escucharon las quejas y mejoraron”.

“La atención en el hotel es muy grata, pero la situación es agobiante y difícil de atravesar; el encierro es muy bravo, me siento como en un ghetto”, describió el trabajador del Houssay, que luego explicará cómo pudo haber contraído el virus pese a haber respetado “a rajatabla” los cuidados establecidos en el protocolo que rige a su actividad, atravesada por las denuncias de precarización y “descuidos groseros” por parte de las autoridades del hospital.

Cuidados médicos

El hotel cuenta con guardia de enfermería las 24 horas. A través de la aplicación Testeate, los pacientes aislados acceden a una o dos videollamadas por día con profesionales médicos que realizan un seguimiento.

“Te preguntan qué síntomas tenés y cómo vas evolucionando. También podés acceder a una contención psicológica. Te atienden enseguida”, destacó el trabajador de la salud que desde le primer día solo fue medicado con paracetamol. Le señalaron que otros medicamentos podrían “alterar el virus” y volverlo aún más complejo.

El trabajador resaltó que “es abismal la diferencia” en los cuidados que tienen los pacientes aislados en hoteles, en relación a quienes están aislados en sus casas.

Aislada hotel

“Tengo compañeros aislados en sus domicilios y no se lleva un control tan riguroso. Hay una falencia muy importante en ese sentido”, cuestionó y citó el caso de otra trabajadora del hospital que “estaba en su casa, sin cuidados, empeoró y ahora está grave en el HPC”.

“Acá la atención médica es excelente, no pudo decir nada ni criticarlo, pero lo que sí cuestiono es el destrato y la negligencia de las autoridades del hospital Houssay”, manifestó visiblemente molesto.

“No me cuidaron”

A su entender, todo lo contrario a lo que se espera de un hospital sucedió en el Houssay, a quien le atribuye haber contraído el virus que lo sometió a una situación que ni siquiera durante la epidemia del virus H1N1 debió atravesar, pese a haber trabajado también en esa crisis sanitaria.

“Me maltrataron, nunca me cuidaron. Siempre me mantuve a distancia de los otros, jamás compartí mate ni tuve contacto estrecho con nadie fuera del trabajo, a donde iba con mi barbijo N95 que yo mismo me compré, igual que las antiparras, porque el hospital nos dejó a la deriva”, indicó.

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Hospital “Bernardo Houssay”

El malestar del enfermero que compartió su experiencia es el mismo que otra trabajadora manifestó días atrás a LA CAPITAL al denunciar la falta de insumos y errores de las autoridades del Houssay, principal foco del brote de coronavirus, con 137 casos positivos detectados entre pacientes, trabajadores y contactos estrechos.

“El Houssay no tomó la actitud adecuada. Al surgir los primeros casos no hisoparon a todo el personal, nos dejaron a la deriva, nos dieron materiales de baja calidad; me sentí desprotegido, basureado y ninguneado por la institución”, afirmó el enfermero, para quien el ex director del Houssay, José Horni, quien días atrás presentó su renuncia, “debería entregar la matrícula y no volver a ejercer la medicina en su p… vida; nos prendió fuego”.

El contagio

A nivel nacional, el 7,8% de los infectados son trabajadores de la salud. En Mar del Plata la cifra se cuadriplica y roza el 40%, lo que deja entrever gruesas falencias en torno a los cuidados dentro de los establecimientos de salud.

El enfermero del Houssay dijo que cree haberse contagiado de coronavirus por “el mal manejo hospitalario de los pacientes” ya que, sumado a la falta de elementos de protección, “no se hacían controles en las internaciones” y “se trasladó a pacientes de otras localidades al hospital sin los cuidados necesarios”.

“Cumplíamos a rajatabla el protocolo, pero no nos entregaron ropa, calzado, termómetro, oxímetro ni tensiómetro. En marzo hicimos una nota al ex director del Houssay exigiendo insumos y que nos paguen los bonos adeudados, pero nunca tuvimos respuesta”, explicó.

Por último, el enfermero aislado confió: “Nunca imaginé estar en una situación así. Yo pasé el H1N1 trabajando en Terapia Intensiva, tuve pacientes que fallecieron. Viví situaciones muy complejas pero nunca me contagié, no tenía la peligrosidad de este virus, pero en ese entonces teníamos barbijos como correspondía; ahora en vez de otorgarnos protección nos hicieron desaparecer”.