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Interés general 3 de mayo de 2019

La confitería El Molino abre sus puertas para una visita guiada

En el edificio, emblema del art noveau argentino, se expondrán algunos de los 15 mil objetos con valor patrimonial.

El Molino, la majestuosa confitería porteña inaugurada en 1916 que supo ser reducto de políticos, intelectuales y bohemios hasta su cierre en 1997, ofrecerá mañana, sábado 4, visitas guiadas por el Día Nacional de los Monumentos en las que se develarán los trabajos de restauración en curso para su reapertura aún si fecha.

Recorrer la icónica confitería de la planta baja, el salón principal del primer piso o charlar con los restauradores que actualmente trabajan en el edificio que supo ser un emblema del art noveau argentino son algunas de las actividades abiertas al público entre las 14 y las 18.

Además, habrá una visita guiada a cargo del arquitecto especialista en edificios patrimoniales Guillermo Garcia y se expondrán algunos de los 15 mil objetos con valor patrimonial que encontró allí el equipo de arqueología urbana: asaderas, pirotines, bandejas, embalajes, cajas, diarios, cucharas y menús.

El Molino se encuentra frente al Congreso de la Nación, en la esquina de Callao y Rivadavia, pero su historia oficial comenzó en 1860 a unas cuadras de allí: en la intersección de Rodríguez Peña y Rivadavia bajo el nombre de “Confitería del centro”.

La versión más extendida dice que en 1966 fue rebautizada “Confitería del molino” por la cercanía con los primeros molinos harineros de la ciudad.

Y recién cuando el edificio donde estaba fue demolido, se trasladó a su sede actual donde reabrió sus puertas el 9 de Julio de 1916 – para celebrar el centenario de la patria- de la mano del arquitecto Francisco Gianotti.

El Molino 2

“Finalmente el lugar cerró en 1997, el mismo año en que fue declarado Monumento Histórico Nacional”, dijo a Télam Paloma Sánchez, responsable de comunicación del lugar.

Tras 21 años de intentos legislativos infructuosos, en 2014 se aprobó la ley 27.009 que permitió declarar de “bien común” la confitería y expropiarla.

“Una vez que el Ejecutivo adquirió el inmueble, se lo donó al Congreso nacional que conformó una bicameral para hacerse cargo”, señaló Sánchez. En julio de 2018 comenzaron las obras de restauración.

“La recuperación de este espacio tiene una característica particular y de vanguardia”, advirtió Sánchez, quién destacó que eso incluye “la puesta en valor de la arquitectura del edificio pero también los aspectos inmateriales como la recuperación de la historia, la carta gastronómica y los personajes célebres que transitaron cotidianamente este espacio”.

Para eso cuentan con el trabajo de arquitectos especialistas en restauración pero también antropólogos, sociólogos e investigadores de las ciencias sociales.

Entre los tesoros que permanecían ocultos en esta joya de la arquitectura en pleno centro porteño, Sánchez destacó las carpinterías de roble, los vitrales -se trata de uno de los edificios con mayor cantidad, variedad y metros cuadrados de vitrales en Buenos Aires- “y muchísima historia que está alojada entre todas estas paredes”.

El Molino 1

Si bien todavía no hay una fecha estipulada para esperar la reapertura definitiva de El Molino, Sánchez detalló que la ley 27.009 establece que “la confitería tiene que volver a funcionar con una licitación que provea los fondos para poder sostener un edificio de esta magnitud, ya que tiene más de 7500 metros cuadrados”.

Además, establece que “va a funcionar un museo que cuente la historia de la democracia argentina y un centro cultural llamado ‘De las aspas’ para artistas jóvenes”.