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Deportes 22 de diciembre de 2018

La conmovedora respuesta solidaria que llevará a Mastromarino a Sevilla

Podrá asistir al maratón porque vendió 500 bonos contribución de 100 pesos cada uno.

Mariano Mastromarino y una "selfie" muy especial, celebrando con deportistas y periodistas las fiestas de fin de año y el increíble respaldo popular que recibió.

Por Marcelo Solari

El marplatense Mariano Mastromarino, muy conocido y respetado en su ciudad, tanto por su categoría como deportista como por su calidad humana, se ganó la consideración general luego de ganar el maratón de Buenos Aires en 2014 (aquella prueba en que los comisarios deportivos le pidieron que se retirara creyendo que era un “colado”; no podían creer que les ganara a los africanos).

Aquel logro mayúsculo, con un recordado registro de 2h15m28s comenzó a abrirle puertas en el mundo de los 42K.
Menos de un año después, conquistó un bronce histórico en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, y hacia fines de ese año, en Valencia, alcanzó la marca necesaria para garantizar su presencia en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, con 2h15m36s. Así, pudo cumplir el sueño que se le había escapado por muy poco en Londres 2012. En la cita carioca, el “Colo” se ubicó 53°, con 2h18m44s. Y, como dicen todos aquellos quienes han tenido el privilegio de vivir la experiencia, el ser olímpico se transforma en un combustible que empuja para querer volver a estar, aunque más no sea una vez más.

En eso está Mastromarino, que a los 36 años sigue dando batalla y se ilusiona con Tokio 2020. Claro que para concretarlo es necesario transitar un camino, cuyo punto de partida será en los Juegos Panamericanos de Lima 2019.

Por no poder revalidar sus resultados, el atleta marplatense perdió su beca del Enard, una decisión que no sólo afectó a él, y que generó una polémica importante en el ámbito del deporte nacional. Sin embargo, fiel a su perfil bajo, a la inmensa tranquilidad que transmite, Mastromarino nunca alzó su voz en señal de protesta. “Son las reglas del juego y las conocemos”, asegura.

Pero así como no se quejó, tampoco se resignó. Y como otras veces que tal vez no tuvieron tanta trascendendia, apeló al ingenio para poder reunir un dinero que no tenía para poder viajar en febrero al maratón de Sevilla, en España, última chance selectiva para lograr el billete a Lima.

Imprimió 500 bonos contribución de 100 pesos cada uno, con derecho a tres premios (zapatillas, campera técnica y remera) de la marca Skechers, que lo auspicia desde hace un tiempo.

Lo divulgó en forma personal entre sus amistades y conocidos, en el ambiente del atletismo, pero también apeló al rebote en las redes sociales. El efecto fue exponencial. Y Mastromarino vivió la “viralización” en primera persona. Recibió donaciones de gente que ni siquiera conoce, incluso de los puntos más distantes del país. El resultado final, que habla muy bien de la gente y muy mal de ciertos dirigentes políticos, fue extraordinario.

Para poner blanco sobre negro. Es buenísimo que la iniciativa de Mastromarino haya tenido semejante respuesta. Pero es malísimo que un atleta de elite, que representa al país, tenga que llegar a eso para poder viajar a una competencia clasificatoria.

“Es normal. No es la primera vez que lo hago. Lo que es una locura sorprendente es la rapidez con que llegaron las solicitudes de compra de todos lados. Estoy profundamente agradecido y ahora no me queda otra que clasificar a los Juegos de Lima. Se lo debo a todos”, contó quien estimó que tardaría un par de meses en colocar todos los bonos. La realidad marcó que apenas demoró unos pocos días en hacerlo. Y ahora la fecha del sorteo de los premios (15 de febrero de 2019) quedó muy lejos. Será apenas una anécdota que se recordará con una leve sonrisa. Porque con mucha mayor alegría se recordará esta conmovedora respuesta solidaria que seguramente brindará un impulso extra cuando le llegue la hora de correr a Mastromarino.