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Opinión 4 de julio de 2017

La cultura nos encuentra, Piazzolla nos reconstruye

por Ezequiel Medina

Rubén Juárez en un vivo homenaje al gran Astor Piazzolla recitó un poema donde decía “la cultura no tiene oídos para escuchar adentro, tiene ojos grandes para mirar afuera”. Es una clara referencia a una sociedad argentina que durante décadas tomó mayor consideración a todo aquello que ocurría fuera de las fronteras de nuestro país.

Mientras tanto, en la diaria otros construían en nuestras calles la cultura que nos identifica hoy. No es solo el caso de Argentina, pues a todas las naciones les ocurre, en el valor “discriminado” de lo nuestro, se forja la identidad nacional. Mientras unos consideraban importante el transcurso de la historia, otros, transgresores de la época sembraban la edificación diaria; ellos, esos jóvenes de ayer los grandes arquitectos de la identidad.

Piazzolla no fue un exento a ello. Es al día de hoy casi imposible no emocionarse al escuchar Adiós Nonino y pensar en una Mar del Plata colmada de recuerdos vivos por un gran maestro del arte como lo fue Astor. Sin embargo no fue asi a comienzos de los ’60.

Tuvo que irse lejos Astor para triunfar en su música, “se fue a la Francia a continuar su gesta, volvió para ser Piazzolla” continúa en esas líneas Juárez. Y es cierto que nadie es profeta aquí, pero también es cierto que el tiempo ordena a favor de los justos y que la cultura premia a cada uno con el lugar que corresponde y allí nos encuentra.

Hay una máxima dialéctica que propone: por más fuerza externa que exista, si no hay fuerza interna nada se concreta. Es decir, por más que veamos afuera los ejemplos a seguir, por más que investiguemos y ahondemos en ellos y sus recetas mágicas, si no hay fuerza interna que esté decidida a hacerse cargo del presente, nada puede resultar. No basta solo con tomar muestras ejemplares de casos en el exterior, bien valen todos los nuestros también. La cultura cumple un rol no menor en todo este camino. La estructura cultural que tiene nuestra sociedad marplatense invita a repensar el camino pero sin dejar de caminar. Sin dejar de abrir espacios a quienes caminan en la cultura.

Imagínate la película: aquella donde Soriano escribe, mientras suena el bandoneón del Maestro. Ponete un escenario como la rambla del Hotel Provincial. Eso fue y es un símbolo. Toda la escena no solo la película. Y no fueron chiste ni mito. Por eso tenemos la posibilidad como ciudad de profundizar esas banderas reales de la cultura. Hace falta hacerse cargo del presente porque al final eso también es el sentido principalísimo del arte, que en voz de Manuel Peralta Ramos es “hacerse cargo del dolor y la alegría de una época”. El mismo poeta marplatense que un 25 de Mayo con Charly rehicieron el Himno Nacional. Resignificaron la historia.

El desafío está en no caer como pecadores de un objetivo que solo encierra ser constructores del transcurso de la historia, sino ser artífices del protagonismo del día a día. Y la cultura nos encuentra, la cultura encuentra los puntos y los une en un mismo ejemplo.

En un mundo que duele, por más que la cultura no quiera, debe responder con sus mejores canciones, afilar los poetas sus mejores lápices, desempolvar los músicos aquellas violas colmadas de polvo, y reinventarse en canción que como proclama de urgente, suena a victoria cuando rompe el silencio.

Mar del Plata es, en ese marco es una certeza y una incógnita. Y ambas tienen su lado positivo, la primera por hacernos cargo de lo que hay, de lo que somos, de nuestro acervo cultural; y la otra que ofrece la incógnita, que a no saber de certeza, permite dibujar en el horizonte de nuestro transcurso de la historia el día a día que merecemos vivir.

Allí estamos hoy. Y esta generación de hoy, que inunda de energía y de gesta nuestras calles y costas, está decidida a dar el paso y el salto de calidad. Nuestro objetivo debe ser formalizar las inspiraciones en papeles concretos, abrir el espacio de crecimiento sano y principalmente aceptar la gama de colores que demanda la hora. Ordenar las ilusiones y fomentar los fuegos. En eso estamos, a eso vamos.

(*): La Generación Mar del Plata / @LaGeneracionMDQ



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