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Opinión 2 de marzo de 2019

La danza de los gritos

por Emiliano Rodríguez

Terminó alcanzando ribetes tragicómicos la presentación del jefe de Estado Mauricio Macri ante la Asamblea Legislativa en el Congreso, donde dejó inaugurado el 137° período de sesiones ordinarias.

Durante esa hora prácticamente de exposición, se produjeron incluso situaciones que causaron vergüenza ajena.
Gritos, abucheos y hasta agravios de parte de un sector de la oposición hacia el Presidente se escucharon a lo largo del discurso, como si los legisladores de la Nación se trataran de adolescentes de colegio secundario reunidos en un alocado acto de fin de curso.

Macri siguió adelante con su presentación en medio de la batahola y le imprimió un marcado tono electoral a su cuarta visita al Congreso para abrir formalmente la actividad parlamentaria anual desde que asumió como mandatario.

Cerró finalmente su exposición de manera eufórica, envalentonado y arengando como pocas veces se lo ha visto en los últimos años, mientras exhortaba a los argentinos a “no aflojar ni tirar la toalla” y a continuar adelante con este supuesto proceso de transformación por el que está transitando el país con pasión y coraje.

Macri concluyó su discurso con el rostro casi desencajado en medio del esfuerzo final y al término de su presentación allí en la cámara de Diputados, la oposición consideró que la danza de gritos que se había desatado durante el evento indicaban ni más ni menos que el ciclo de Cambiemos en el Poder estaba acabado. El oficialismo, lógicamente, vitoreó a su líder.

“Vino a hacer un discurso de provocación. Toda esa actitud tiene un solo nombre: despedida”, comentó el diputado Felipe Solá, un hombre que hace 10 años se aliaba con Macri y con Francisco de Narváez para hincar un aguijón al kirchnerismo en las elecciones legislativas de 2009 y que hace unos pocos días volvió a tomarse una fotografía con la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner después de más de una década.

Nada simpática resultó por cierto en filas del Frente Renovador, el espacio que integraba Solá hasta hace poco más de cuatro meses, su decisión de mostrarse junto a la ex mandataria, según pudo averiguar NA de fuentes massistas.

Dicho sea de paso, Cristina volvió a ausentarse de la Asamblea Legislativa, como había ocurrido el año pasado, porque, según su delfín Agustín Rossi, cómo “la Jefa” va a participar de “un acto de Cambiemos”.

Al igual que el santafecino Rossi, que empapeló las inmediaciones del Congreso con afiches en los que se mostraba como candidato (¿presidencial?) con vistas a las elecciones de octubre próximo, Solá también se ubicó en el centro de la escena en una jornada de súper acción en el Parlamento.

La diputada radical Karina Banfi acusó al ex gobernador bonaerense de haberle “abierto la puerta” a Joanna Picetti para que legisladora electa de Cambiemos pudiera ingresar a los gritos (también) al recinto para cuestionar a Macri, mientras el jefe de Estado pronunciaba su discurso.

Picetti debía asumir en 2017 como diputada nacional, pero fue vetada por una denuncia de maltrato infantil en su contra y se quedó sin banca.

Un discurso “esperanzador”

El Gobierno se zambulló definitivamente en la campaña electoral 2019 con la exposición de Macri en el Congreso, donde el Presidente ofreció un discurso en el que intentó generar esperanza en momentos en los que se ubican en rojo las mediciones sobre valoración de su gestión.

El mandatario reconoció las dificultades por las que transita el país, de igual modo que el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, que admitió que la inflación de febrero también fue “alta”, después de que en enero pasado el costo de vida aumentara 2,9 por ciento, para ubicarse en la friolera de 49,3% con relación a igual mes del año anterior.

En este sentido, el Fondo Monetario Internacional (FMI) sostuvo que en la Argentina la inflación ha demostrado “estar mucho más arraigada” de lo que ese organismo se imaginaba, por lo cual advirtió que bajarla llevará “tiempo”.

Y mucho tiempo el Gobierno no tiene en esta campaña electoral para tratar de generar en la población esa sensación de que en un futuro cercano estará mejor la situación económica de quienes vayan a concurrir a las urnas en octubre.

Se trata de una carrera contrarreloj la que tiene que librar el macrismo para gestar condiciones que realmente favorezcan y brinden bases sólidas a las pretensiones de renovación de mandato, tanto de Macri como de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires.

En la Ciudad, en tanto, da la sensación de que Horacio Rodríguez Larreta se alzará con la victoria este año.
Hablando de victorias, Donda también empapeló las cercanías del Parlamento nacional, al igual que Rossi, lanzándose como candidata de cara a los comicios que se avecinan.

Mientras tanto, en el frente interno, el Gobierno deberá seguir lidiando en los próximos días con la embestida de un sector del radicalismo para que Cambiemos habilite una interna presidencial y así poder competir contra Macri.

Es probable que las mediciones sobre la imagen del Presidente, que según encuestadores se ubica -la valoración positiva- en los niveles más bajos de su gestión, entusiasmen a los radicales para que salgan a desafiar así, públicamente, al líder del PRO.

Abrir el juego claramente sería contraproducente para Macri e incluso para el futuro político de la alianza gobernante, ya que es la propia figura del actual jefe de Estado la que propicia esa polarización en el electorado argentino de la que tanto ha sabido beneficiarse Cambiemos hasta el momento.

(*): Noticias Argentinas.



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