Inseguridad, daño del espacio público, merodeo, venta de drogas son las principales problemáticas de la Plaza Rocha. Los vecinos aseguran no ser escuchados por las autoridades.
La Plaza Rocha luce hoy degradada. A pesar de localizarse en pleno centro de Mar del Plata, a solo siete cuadras de la Municipalidad, parece ser un espacio público librado a su propia suerte y sometido a las decisiones de quienes lograron inutilizarla. Porque las cuatro manzanas ubicadas entre San Martín, 25 de Mayo, Dorrego y 20 de septiembre, ya no forman una plaza, al menos no lo que su esencia e historia señalan.
Con el más elevado de los estatus urbanísticos por ser una de las Siete Plazas Fundacionales, la Plaza Rocha hoy es un páramo. “Olvidénse de la plaza que fue alguna vez. Una feria que no tiene habilitación, venta de drogas, venta de artículos robados, manteros que poco a poco la están colonizando, un sindicato que monta su gacebo para recaudar lo que los puesteros tienen que pagar, la delincuencia a toda hora, baños públicos que no se pueden usar y gran suciedad”, describe uno de los vecinos que se citan con LA CAPITAL en la esquina más alejada de los problemas, la de Dorrego y 25 de Mayo. Tienen miedo. “No queremos que nos fotografíen, porque no sabemos lo que puede pasar. El tema está muy pesado en la plaza”, dice una mujer.
Los vecinos llevan años planteando la situación ante las autoridades pero no han encontrado respuestas. “Nos han negado la Banca 25, nos tratan mal en la Municipalidad, dicen que el principal problema, que es la feria, no tiene ninguna solución porque es un tema muy díficl”, dice una de las mujeres que más iniciativa tiene en todas las acciones para “recuperar la plaza”.
El diagnóstico de los vecinos es, al menos, para tener en cuenta, ya que son quienes conviven con el conflicto. Piensan que todo nace de la denominada Feria de Subsitencia, la que alguna vez se inició como una feria de trueque, pero que desde que empezó a permitirse el dinero se “desmadró”. “Nadie controla nada. Se venden algunas cosas que son de procedencia rara, teléfonos celulares, alimentos que la otra vez se supo que estaban vencidos. Entendemos que hay gente que necesita trabajar y depende de vender, pero está todo descontrolado. Cualquiera lo puede ver los martes y los viernes”, señalan.
La Feria de la que se quejan los vecinos.
Los vecinos entienden que hay varios focos de conflicto, pero que el principal es la feria. “Venden productos nuevos, perjudicando a los comerciantes de la zona que tienen que pagar su local, sus impuestos… Además, la plaza está destrozada. La Feria ha dañado el espacio público de una manera horrible. La imagen de la plaza es muy triste. ¿No le interesa esto a la Municipalidad? Si no la pueden controlar o relocalizar, como nos dicen, que la roten en las tres plazas: un mes en la de Colón, otro acá y otro en Libertad, para que al menos el pasto se recupere”, proponen sin demasiada esperanza de ser escuchados.
Lo que cambió
“Esta feria de subsistencia tiene como finalidad el intercambio de bienes, mercadería y productos usados. Al mismo tiempo, tiene ciertas prohibiciones que se deben respetar como la comercialización de bebidas alcohólicas, alimentos, productos nuevos o fabricados en serie”. Este párrafo puede encontrarse en la misma página de la Municipalidad y es llamativo que las prohibiciones allí mencionadas no se respeten en absoluto.
Históricamente la plaza Rocha acogió el Mercado de Pulgas y en los años más cercanos la Feria Verde. “Esas dos ferias están bien y hasta le aportan una identidad a la plaza”, insisten y remarcan que son conscientes de la necesidad de mucha gente pero exigen controles para que deje de ser un “desastre”.
Los vecinos le atribuyen a la feria de los martes y viernes la principal importancia en la pérdida de valor de la plaza, pero reconocen otros problemas. Por ejemplo, la falta de presencia policial. “Durante algunos días de verano hubo un operativo fijo, pero después desapareció. Hoy la plaza es un foco de inseguridad, desde las 4 de la tarde. Esta es una zona donde hay, escuelas, sanatorios médicos y clubes. Para los chicos es un problema grave porque muchos tienen que venir a tomar el colectivo a Luro y los que merodean la plaza terminan asaltándolos”, puntualizan.
El merodeo es uno de los problemas de la Plaza Rocha.
De allí todo se conecta con la venta de drogas y con la oferta de servicio sexual, que en realidad es la pantalla para lo primero. “Si uno se para en Luro y 20 de septiembre -dice un vecino- puede ver cómo se vende. Con la feria de trueque no pasaba. Todo se desvirtuó cuando empezaron a vender lo que no debían vender…”
La Plaza Rocha se divide en cuatro manzanas y cada una tiene una problemática diferente. En la que están los juegos infantiles se encuentran los baños públicos, que aconsejan no usar. “Son un desastre y además están manejados por gente que no sabemos quién puso ahí”, indican y aseguran que por la noche pernoctan algunas personas que buscan robar algo para drogarse.
Cuando LA CAPITAL estaba llevando a cabo al entrevista con los vecinos, el viernes último, se pudo corroborar gran parte de las anomalías señaladas por los vecinos. La feria estaba activa y no cumplía con las prohibiciones que el mismo municipio señala. Muchos merodeadores llegaban con clara intención de quedarse. La parquización estaba absolutamente vandalizada.
“Solo queremos que las autoridades entiendan la gravedad de la situación. La pérdida patrimonial, de identidad, de seguridad, del espacio público. Y que nos escuchen, pero no para darnos la razón y después no hacer nada. Queremos recuperar la plaza para la ciudad”, concluyen.