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La Ciudad 2 de junio de 2020

La emocionante iniciativa de un geriátrico para achicar la distancia por la pandemia

Instalaron teléfonos para recibir con mayor claridad los "cuidate", los "te extraño" y los "todo va a estar bien". Una alternativa a las medidas preventivas ante el coronavirus.

“¿Cómo estás, abu? ¿Estás comiendo bien?”. En la puerta de un geriátrico del macro centro de la ciudad, una nieta ajusta su bufanda y cierra su campera, los primeros días de frío empiezan a sentirse con más crudeza. Del otro lado del vidrio, una señora con cabello blanco y en silla de ruedas le sonríe y asiente con la cabeza. “Me alegro mucho”, responde la joven, quien grita un poco para que su voz rompa todas las barreras: la de la distancia, la del vidrio y la del miedo, que se evapora un poco cuando un gesto de amor se hace presente.

La pandemia por el coronavirus tiene hace más de seis meses al mundo en vilo. Mientras científicos de todos los países trabajan para dar con una vacuna capaz de proteger a la población de un virus del que poco se sabe, los gobiernos declararon cuarentenas obligatorias para disminuir la alta velocidad de contagio de la enfermedad, el uso imprescindible de tapabocas y otras tantas medidas sanitarias, entre las que también se destaca la distancia social y preventiva de un metro y medio entre las personas.

El índice de letalidad que el coronavirus tiene en poblaciones de riesgo, como lo son los adultos mayores de 65 años, llevó incluso a que residencias y geriátricos endurecieran sus políticas de cuidado y restringieran el ingreso y egreso de personas ajenas a las instituciones. Así, aseguran, garantizan aún más la salud de sus residentes, confinados, al menos en Argentina, desde hace exactamente 74 días.

Sin embargo, en tiempos difíciles como los actuales, donde el temor y la incertidumbre están a la orden del día, y cuando las noticias desde otros lugares del mundo arrojan números escalofriantes de muertes, la ausencia de abrazos se hace sentir y hay quienes buscan alternativas para aliviar cualquier atisbo de angustia y hacer llegar un gesto de amor.

Este es el caso de los directivos de la residencia Námaste, ubicado en 3 de febrero 3142, que al ver cómo los familiares sólo podían verse a través de un vidrio o por una videollamada decidieron a partir de este sábado incorporar una modalidad de “acercamiento”: instalar un teléfono de un lado y otro del vidrio que les permita escucharse además de verse.

 

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“Fue una iniciativa de los directivos de la institución, que estaban buscando otra forma de acercamiento. Hasta el momento, organizábamos todos los días videollamadas y también hicimos un video, alegre, en el que todos cantaron una estrofa y así mostraban que estaban bien, pero se quería hacer algo más”, señaló a LA CAPITAL Florencia Horquin, encargada de la institución en la que viven 36 personas mayores.

Según señaló, la inquietud comenzó a surgir cuando muchos familiares se acercaban a la institución a saludar a través del vidrio. “Muchos traían cosas y se quedaban hablando desde afuera. Pero la realidad es que muchas de las personas que viven acá tienen problemas auditivos y no se escuchaban bien, entonces se decidió poner los teléfonos”, indicó.

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Florencia aseguró que “la idea es hacer que lo lejos esté un poquito más cerca”, además de mejorar la calidad de cada encuentro.

Así fue que, desde el sábado, hombres y mujeres pueden escuchar mejor las palabras de quienes los quieren. Se reciben con mayor claridad los “cuidate”, los “te extraño” y los “todo va a estar bien”. La risa del otro lado, que ahora se siente más cerca, es acompañada por unos ojos achinados del otro lado del vidrio, mientras que el “hasta mañana” se completa con un beso que se tira a la distancia.

 



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