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Opinión 24 de junio de 2016

La filosofía saliéndose de sus propios límites

por Darío Sztajnszrajber

La filosofía saliéndose de sus propios límites, recuperando su vocación originaria, su irreverencia, su propósito liberador, su inminencia en lo cotidiano. La filosofía reconciliándose con sus primeras preguntas o con sus preguntas primeras: comprender que se hace filosofía desde un vaso, o una nube, o una conversación, o el perderse en la concentración distraída que se dispara desde el contorno de una mesa, o una comisura, o la conciencia de estar escuchando una voz, que es un sonido, que llega hasta nosotros, y el sonido tiene un significado, y nos causa un estado de ánimo, enojo, alegría, algo que reconocemos en el cuerpo, que es el nuestro, pero es el de todos.

Todos pueden hacer filosofía porque todos pueden desplegar sus inquietudes existenciales. Algunos se dedican a estudiar a fondo la historia y los problemas de la filosofía, pero además y más allá de sus instituciones, la filosofía es un lenguaje con el que todos podemos abordar el sentido de lo real desde otra perspectiva que, no es ni mejor ni peor que otras, sino otra que el sentido común destierra al lugar de lo improductivo, de lo inútil, de la pérdida de tiempo.

¿Para qué sirve cuestionarlo todo? ¿Para qué sirve interrumpir el sentido utilitario de las cosas? ¿Para qué sirve pensar que tal vez todo pueda ser de otra manera? ¿Para qué sirve la pregunta que abre, que resquebraja, que denuncia aquello que se da por sentado, que se afirma único, definitivo, triunfante? ¿Para qué sirve preguntarse por qué todo tiene que servir para algo? La filosofía no sirve, escapa a toda servidumbre. Por eso divulgar filosofía, cotidianizarla, allanarla sin que pierda su rigor, su provocación, su problematización, constituye no solo un experimento pedagógico, sino una política del saber, una escisión en el vínculo entre el saber y el poder. Divulgar, popularizar, abrir los conceptos para que cada vez más ciudadanía se apropie de ellos, democratizar la filosofía descentrando su producción, fragmentando sus formas, sus formatos, sus alcances, sus métodos.

(*): Docente de filosofía.