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Opinión 15 de junio de 2017

La Generación: el tiempo es hoy

Por Ezequiel Medina

No bastan las buenas ideas, decía al grito seguro Alfonsín en una avenida colmada y sedienta de democracia. No son suficientes las ideas cuando se necesitan realidades. Y en esto todos los grandes políticos de nuestra historia ahondaron sin recaudos. Hacer la historia, es construir la realidad con hechos concretos. El resto solo es papel de periódico.

Iniciamos en Mar del Plata un nuevo espacio que ya tiene implicancia en otras ciudades del país y que con mucha fuerza se está multiplicando. Mar del Plata demanda a la hora de hoy de un espacio de interacción y crecimiento. Nada grande puede concretarse sino es con ganas de construir.

Por eso presentamos La Generación, porque creemos en que Mar del Plata tiene que volver a enamorar. La Generación no es un local partidario, es el epicentro de una usina de ideas y una fábrica de obras para llevar adelante en todos los barrios de nuestra ciudad. La Generación la componen jóvenes que nos cansamos de escuchar errores del pasado que se reiteran y que estamos dispuestos a aprender de ellos, como dijo el Pepe Mujica a las nuevas generaciones: “comentan sus errores, no los nuestros”. Y por eso estamos en política, porque creemos realmente que todo puede ser mejor.

Están quienes se conforman con el transcurso de la historia, épicos reformistas que creen en ello. Y estamos quienes creemos en el fortalecimiento del ciudadano de todos los días. Y es que cuando hablamos de fortalecimiento de la democracia creemos firmemente que la principal institución a fortalecer es el ciudadano. Cada familia de nuestra sociedad es merecedora de una impronta que lleve con las acciones concretas el fortalecimiento para con la democracia.

La Generación nació de una marcha de la bronca, y se fue convirtiendo en un himno de mi corazón. El arte que nos ha trazado a todos durante décadas también es radiografía de nuestra historia y de nuestro adn. Allí es donde nosotros estamos, pensando en cómo volver a devolver la energía que las fibras de nuestros vecinos necesitan. A ello vinimos, a devolver la dignidad que durante tiempo se les quitó a los más humildes de la patria. Para ese pueblo que solo era objeto de reclamo cuando venían a pedirle el voto.

La Generación es un espacio de derecho. Cuando muchos ven a los más necesitados como objetos de caridad, nosotros creemos en que todos somos sujetos de justicia. Cada uno es un eslabón fundamental y también fundacional en nuestra época.

La consigna es clara: podemos darnos vuelta y dejar que todo continúe, o dar la batalla diaria para que Mar del Plata sea copia fiel de una Argentina pionera en calidad de vida. No hay recetas mágicas para esto ni aceleradores de realidades. Lo importante es hacerse cargo de esta porción de historia que nos toca vivir y construir día a día. Como diría Federico Manuel Peralta Ramos, “hacerse cargo del dolor y la alegría de una época”.

En esa línea es que abrimos la puerta a la construcción de puentes para la cultura y la educación en un distrito que exige por historia y por decisión política, ser vanguardia nacional. Con la pauta principalísima de abrir caminos y construir futuros, con la máxima jauretchiana de saber que los pueblos deprimidos no vencen, y que por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza.

 



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