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Opinión 12 de julio de 2016

La herencia recibida

por Marcelo Artime

Marcelo Artime.

Barack Obama todavía era senador, en su primer mandato, y ya era candidato a presidente por el Partido Demócrata. Repetidas veces los periodistas le enumeraban los problemas y conflictos que dejaba el republicano Bush y que el tendría que afrontar en caso de ser electo. Todas las veces daba la misma respuesta “Yo quiero ser presidente y quiero lidiar con esos problemas”. Hablaban de la hoy hasta el cansancio mencionada herencia recibida.

Desde diciembre se ha abierto una época nueva en lo que respecta al comienzo de un gobierno, en la cual la constante descripción de los problemas recibidos pretende reemplazar la explicación de objetivos propios y la explicitación de modelos de país o ciudad soñado por lo que accedieron al gobierno.

En nuestra querida ciudad de Mar del Plata este fenómeno ha llegado al extremo jamás pensado. Donde el gobierno del Dr. Arroyo dedicó el primer semestre solo a poder conformar un equipo de gobierno, con una cantidad de renuncias nunca conocidas hasta ahora en la historia de nuestra ciudad y un Secretario de Hacienda que solo se dedicó a hacer una supuesta auditoría de lo hecho por la gestión anterior para poder contar el cuento de la “herencia recibida”. Así se fue el primer semestre.

Cabe entonces hacer unas breves referencias a otras herencias recibidas en la años pasados y la conducta de los gobernantes frente a ella. No sólo pensar en el país que recibió Raúl Alfonsín, devastado por la dictadura, y que pese a eso a muchos nos emocionaba escucharlos a nuestros 18 años hablar de república y de esperanza. Ni que pensar de la Argentina del 2001 que recibió primero Eduardo Duhalde y un poco después Néstor Kirchner.

Y en nuestra ciudad, Don Angel Roig recibió la ciudad después de la dictadura, Elio Aprile recibió la ciudad después de la desadministración de Russak y Daniel Katz recibió la Mar del Plata del 2001 después de renunciado Aprile.

Esto solo para citar intendentes radicales que bien puede tener fresco en sus recuerdos el partido de correligionarios hoy cogobernante de Arroyo. Esto siempre que la presencia de Rico en el desfile del 9 de Julio no haya profundizado el estado de amnesia. (Este hecho también resulta oportuno para hacer memoria donde estaba cada uno en esa Semana Santa. Yo estaba en la puerta de la Muni… ¿dónde estaría el hoy Intendente?).

Es por esto que no me los imagino a ninguno de los nombrados, por solo dar algunos ejemplos, perdiendo un semestre en auditorías, que bien la puede hacer una Universidad, o armando un equipo de gobierno ya arriba del caballo.

Gracias al voto de los marplatenses y batanenses, y a la confianza del ex intendente Pulti, tuve el honor y el privilegio de estar muchos años en la gestión municipal y con distintas responsabilidades. Nunca me atrevería a dar consejos a nadie pero si entendí algunas cosas. Nadie nos vota para que le contemos los problemas que tenemos con la administración de la ciudad porque esos problemas nunca son mas dramáticos que los que tienen muchas familias todos los días. Nos votan para que se los solucionemos. Nos pagan para que se los solucionemos.

Por favor pónganse a gobernar.

Después del ajuste de tarifas del gobierno, más la inflación existente y el enfriamiento de la economía el panorama para los gobiernos municipales es muy difícil. Lo que hoy cuentan de la “herencia recibida” es posible que parezca un paseo por el Tigre.

La función pública es algo mucho mas serio, angustiante a veces y mucho mas riesgoso que hacer una experiencia para quien nunca tuvo nada que ver con esto, y que se tome como una pasantía o la novedad de salir en los medios.

Es algo que desde que uno empieza a militar de casi adolescente lo llena de adrenalina todos los días pensar las cosas que querrá llevar adelante cuando le toque la oportunidad de transformar la realidad. No es para quejosos.

Es para los que pensamos que todo puede ser posible.

Cuando uno está en la función pública, y además piensa en sus hijos, hay dos cosas con las que nunca se quiere estar ni cerca: de la corrupción y del ridículo. Ojalá el gobierno del Dr. Arroyo no nos brinde un espectáculo con hechos de corrupción. Pero con el ridículo coquetean todos los días.

Por favor pónganse a gobernar.

(*): Ex funcionario de la gestión Pulti.



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