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La Zona 23 de marzo de 2019

La historia de “Bombón”, la tía desaparecida de una funcionaria balcarceña

María Elvira Motto estuvo detenida en la ESMA. Su sobrina, Natalia Viera, le dio identidad y sustento a la lucha por "nunca más".

por Sebastián Plaza

BALCARCE (Corresponsal).- “Bombón”, así le decían a María Elvira Motto por su belleza armoniosa y cara angelical aunque seducía más con su persona que con sus ojos celestes verdosos y su cabello dorado.

Era una docente comprometida con sus alumnos. Se preocupaba por la comunidad de la Ex Escuela Nº38 de José C. Paz, una institución muy humilde que reflejaba las carencias que tenía una parte de la sociedad.

También era estudiante de cuarto año de Abogacía. A su vez cursaba un embarazo avanzado.

Había crecido en una familia de clase media con creencias católicas y económicamente estable. Poseía una personalidad tenaz y a su vez muy alegre, era el reflejo de la juventud de aquella época.

Además de comprometerse con su trabajo educativo lo hacía para mejorar la infraestructura y las herramientas pedagógicas. Así fue como se sintió seducida y comenzó militar gremialmente. Junto con otras docentes fue una de las impulsoras de la creación de la Ctera.

En el último tiempo, por un nexo con el gremio metalúrgico había comenzado a militar políticamente en Montoneros, Zona Norte. Por su rico lenguaje le habían asignado un lugar en el área de Prensa.

No eran tiempos fáciles para quienes se manifestaban gremial o políticamente en esos momentos y todo se precipitó con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

Por ese entonces, “Bombón” ya se había mudado a Capital Federal y ya se había dado cuenta que su posición ideológica molestaba y mucho. Ya tenía registro que a algunos compañeros “los habían chupado”, como se decía en la jerga.

Sin embargo, eso no frenó sus ganas de cambiar las cosas y jugársela con las convicciones que había atesorado a lo largo de su corta vida.

Esa militancia había provocado que en los últimos tiempos no tuviera un domicilio fijo. Más bien, se podría decir que era nómade. Permanecía pocos en cada lugar. Eran repetidas las mudanzas pero también era una condición de seguridad inexpugnable.

Otro hecho que marcaba que “Bombón” sabía los riesgos que corría era que se comunicaba muy poco con su familia. Nunca les decía donde estaba. Sólo quería saber que estuvieran bien y que ellos escucharan su voz para que supieran que estaba viva.

Sus padres y su hermana desconocían su paradero, ya que como se encontraba en la “clandestinidad”, era riesgoso. Se veían eventualmente en algún café, una plaza, lugares con mucha gente.

Cuando faltaba poco para terminar ese fatídico 1976 se terminaron las pruebas de vida. La voz de Bombón del otro lado teléfono no se volvió a escuchar. Ya no se pactaron más encuentros furibundos. Ya no se produjeron esos abrazos interminables durante esos encuentros “casuales”. Ese miedo latente que envolvía a la familia Motto se volvió horror.

La búsqueda

A través del diario La Razón, la familia se enteró de una redada y por algunos datos publicados se dieron cuenta que entre los “detenidos” podía estar María Elvira. Más tarde, los medios gráficos dieron cuenta que durante un fuerte enfrentamiento armado por la zona de Martínez había caído una tal “Bombón”, como parte de un grupo. Sin embargo, sus papás lograron conocer que la noticia era falsa.

Por esos días ningún organismo estatal brindaba información sobre el paradero de las víctimas a los familiares. Los jueces no daban curso a los habeas corpus presentados y, en muchos casos, los abogados que presentaban esos recursos resultaban ellos mismos desaparecidos.

Como su papá había sido militar preguntó en el Regimiento 1 de Palermo, donde le confirmaron que se “la llevaron” los de la Armada. Fue a parar a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), lugar que funcionaba como centro clandestino de detención, tortura y exterminio. Se supone que desde allí su cuerpo fue tirado en las fosas comunes o lanzado al Río de la Plata en un “vuelo de la muerte”.

Carlos Loza, durante su estadía en la ESMA, que se extendió hasta el 6 de enero de 1977, fue alojado en Capucha. En el juicio por los crímenes de la ESMA dijo haber escuchado que le decían a una embarazada “a vos en tu condición no te van a matar”. Sin embargo, le quedó la duda si era “Bombón” o “Muñe”, dos compañeras que en ese momento estaban en cinta.

En la mega causa de la ESMA se conoció el Caso Nº 814 que hizo alusión a ‘Bombón’: “El 12 de diciembre de 1976 cerca de las 19.30 horas fue privada ilegalmente de su libertad, con violencia, abuso de funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley. María Elvira estaba en su departamento de Avenida Belgrano 3076, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuando llegó un grupo de más de veinte personas con armas largas, movilizados en tres o cuatro vehículos y un camión que tenía identificaciones de la ESMA. La intimaron a que saliese y, al no obtener respuesta, arrojaron gases lacrimógenos contra la puerta hasta que la violentaron y entraron. Cuatro personas la sacaron de la vivienda envuelta en una frazada, mientras que los demás integrantes del grupo armado comenzaron a sacar todos los elementos de valor que había en el inmueble y los cargaron en el camión. María Elvira Motto fue trasladada a la ESMA y continua desaparecida”.

— Una muestra de ADN que espera ser cotejada algún día

“Hace un par de años atrás estuve en la ESMA. Hoy, el predio del Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos. En el tercer piso del Casino de Oficiales, que es un altillo funcionaba Capucha y Capuchita, destinado a alojar prisioneros”, contó la secretaria de Desarrollo Social de la Municipalidad de Balcarce, Natalia Viera.

Allí fue en busca de poder encontrar datos que la acercaran más a su tía desaparecida. Esa que nunca pudo conocer porque nació seis años después de sus últimos registros con vida.

Natalia Viera

Describió que “en un lugar llamado ‘pecera’, se realizaban las tareas de prensa. Los prisioneros con mayor nivel educativo: escritores, maestros, abogados, etc. redactaban las noticias que luego saldrían en los medios de comunicación. En ese espacio se exhibe copia de todos los diarios de la época. Pude corroborar que entre el 13 y el 14 de diciembre del 76 salió nombrada ‘Bombón’ como abatida luego de un enfrentamiento”.
Viera aseguró que “hasta el día de hoy, marzo del 2019, ‘Bombón’ sigue desaparecida.

“Al decir esto me resuenan las siniestras palabras de Videla: no están ni vivos ni muertos, sino desaparecidos”, afirma.

En el año 2008, Natalia y sus dos hermanos (hijos de la hermana de ‘Bombón’) tuvieron la iniciativa de otorgar muestras de ADN al Equipo de Antropología Forense con la esperanza de algún día poder aunque sea encontrar sus restos y llevarle flores a un cementerio. “Sigo con la esperanza de que algún día aparezcan”, aseguró.

“Cuando pienso en las victimas de la dictadura militar, pienso en el horror vivido por sentirse perseguidos, encerrados, torturados. Todo por pensar diferente, por ser portavoces de una realidad social compleja”, expresó Viera.

Es notable pero no guarda rencor. Dice que no hay que olvidar el pasado para “no repetir”. Y su mirada futura advierte que “por la memoria de nuestros desaparecidos y por las futuras generaciones debemos trabajar para que sea posible construir un país más justo y equitativo, donde las voces de todos sean escuchadas, donde se respeten las diferencias y se aprenda a enriquecernos con ellas. Que no exista la necesidad de imponer o destruir. Que el valor de la vida de cada individuo este por encima de cualquier pensamiento y acción”.



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