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La Ciudad 3 de enero de 2022

La historia del enfermero jujeño que recibió el año solo en la Rambla para cumplirle un sueño a su mamá

Omar García Muñoz se conmovió al escuchar la despedida entre un hombre que falleció por coronavirus y su hijo. Por eso, el 31, a las 19, salió desde su trabajo en Capital Federal hacia la ciudad. Llegó cerca de la medianoche y brindó por videollamada con su mamá que vive en un pueblo de 5 mil habitantes. "Siempre soñó con conocer Mar del Plata", contó.

Por Bruno Verdenelli
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Son aquellas pequeñas cosas. Esas que, tal vez, nos deje este tiempo de pandemia, tan contrario al de las rosas que añoraba Serrat. Pero al cabo, la moraleja será la misma: hay que aprender a valorar cada momento.

Un ejemplo de esa lección lo constituye el festejo unipersonal de Año Nuevo descubierto por la lente de Marcela Golfredi en la rambla, en los últimos minutos de 2021 y los primeros de 2022. Omar García Muñoz, el hombre de 43 años que lo ideó, cenaba y brindaba solo cuando la reportera gráfica le pidió permiso para fotografiarlo. La imagen fue publicada en el diario y resultó llamativa, pero no más que la historia detrás de la celebración.

Después de dos días de búsqueda, LA CAPITAL dio con el protagonista. Se trata de un enfermero que vive y trabaja en Buenos Aires desde hace más de una década, pero que es oriundo de La Mendieta, una pequeña localidad de la provincia de Jujuy. “Soy de un pueblito de 5 mil habitantes”, comienza el relato García Muñoz, en forma pausada, respetuosa y con algunos vestigios de su acento norteño.

Y continúa con su formación profesional: dice que estudió en Salta pero se mudó a la Capital Federal para conseguir empleo. Desde entonces, vive solo en un departamento de Almagro y se desempeña en dos instituciones de primer nivel.  “Trabajo de lunes a viernes, de 6 a 13 en la Clínica Bazterrica, y de 14 a 21 en Fundaleu, en donde luchamos contra la leucemia. Estoy en el área de Terapia Intensiva…”, advierte, como preludio descriptivo de la razón que lo llevó a viajar a Mar del Plata para recibir el nuevo año frente al océano Atlántico.

 

Zona de promesas

Hubo un hecho desgarrador. Y García Muñoz admite que lo dejó marcado. Sucedió en uno de los picos de contagios de coronavirus, en alguna de las olas de ese mar cuyas aguas, como todos, sí ya se cansó de observar. Fue una noche en la que vio y escuchó cómo un hombre se despedía de otro antes de morir.

“Era un paciente que estaba muy mal. Pidió un teléfono para comunicarse con su hijo mayor. Yo oía sus palabras y me parecía una película. Lloraba y le pedía por favor que cuando naciera la hija, o sea su nieta, le diera un beso en la frente por él. Con lágrimas le decía, además, que esperaba haber sido un buen padre y que él había sido un buen hijo. Al otro día falleció por el Covid. Fue muy bravo”, describe.

Tal vez haya sido ese el episodio que lo motivó a cumplir, a medias, una vieja promesa que le había realizado a su madre hace tiempo. O no. Quizás ni siquiera lo pensó en forma tan acabada. Lo cierto es que, el último viernes 31 de diciembre, cuando salió de la clínica a las 17, García Muñoz se subió a su auto y, después de pasar por su casa a recoger distintos objetos, tomó la ruta 2 hacia las 19. Mientras la mayoría de la gente ultimaba los detalles de la cena familiar, el enfermero jujeño conducía solo por la autovía.

“Siempre recuerdo que con mis padres, que ya están mayores y viven en mi pueblo, veíamos por televisión los comienzos de año en Mar del Plata. Mi mamá era fanática de Mirtha Legrand y mirábamos los programas que hacía en el verano. Entonces yo le prometí que algún día íbamos a ir allá juntos”, revela. Y, a pesar de que no se resigna, lamenta no haber podido, todavía, realizar ese viaje. “Por distintos motivos nunca pude cumplirlo, y menos en estos dos años con la pandemia, que mi trabajo se acrecentó mucho… Entonces, como no iba a poder pasar las fiestas con ellos, que es algo que siempre trato de hacer, les dije que íbamos a tener una videollamada desde ahí”, añade.

AÑO NUEVO32

Vianda, brindis, noche en el auto y amanecer en la playa

A diferencia de su madre, García Muñoz ya conocía la ciudad. Sin embargo, su reciente visita fue diferente a cualquier otra. “Llegué un poquito antes de la medianoche y me fui directo a la rambla. Saqué la mesita con la vianda que me había preparado e hice la videollamada con mis padres y mi familia, mostrándoles dónde estaba. No lo podían creer”, remarca.

La reacción de su madre fue la de cualquier mujer preocupada por la alimentación de su hijo: “Estaba muy contenta pero se puso mal cuando vio lo que iba a cenar, porque allá comen animales que crían todo el año y muchas cosas más. Pero después entendió que mi vianda estaba muy bien, porque en los lugares donde trabajo me regalaron unas cajas navideñas impresionantes, y tenía de todo”, aclara, entre risas.

“Siempre recuerdo que con mis padres, que ya están mayores y viven en mi pueblo, veíamos por televisión los comienzos de año en Mar del Plata. Mi mamá era fanática de Mirtha Legrand y mirábamos los programas que hacía en el verano. Entonces yo le prometí que algún día íbamos a ir allá juntos”.

Al final, en la rambla el enfermero estaba solo pero no tanto, porque numerosos grupos de personas se habían dado cita en ese sitio emblemático de la ciudad para recibir el nuevo año. “Pensé que iba a pasar desapercibido, pero como había mucha gente al lado mío y yo parecía sapo de otro pozo, se me acercaban algunos y me invitaban a brindar. Eso hizo que no sintiera tanto la soledad… No fue dramático ni nada. La soledad se suplantó con la gente, la música y la algarabía que había. Soy una persona de un pueblo muy chiquito y me sentí muy acompañado”, asegura García Muñoz.

Tras la celebración, se fue a dormir “un rato al auto” y horas más tarde se levantó para “ver el amanecer frente al mar con una Coca”. “Después me tomé unos mates y también hice un poco de playa, pero se largó a llover y como el domingo a la tarde tenía que trabajar, me volví a Buenos Aires”, señala.

 

No falta mucho para la nueva visita de García Muñoz. Resulta que, como además de la videollamada con su familia, en la noche del sábado también transmitió en vivo en su cuenta de Facebook la peculiar celebración, varios habitantes de La Mendieta se contactaron con él. Uno de ellos fue un compañero suyo de la escuela secundaria, que al verlo se envalentonó y decidió emprender su propio viaje a “La Feliz” junto a su hijo, el próximo 17 de enero. Entonces, el enfermero se comprometió a sumarse a la travesía y así, regresar, esta vez, acompañado.
“A Mar del Plata en Jujuy lo ven muy lejano, es como Hawái… La gente de mi pueblo me pedía que les mostrara los lobos de la rambla y la parte en donde siempre se hacían los programas de Mirtha Legrand. Estaban asombrados”, se enorgullece.

Por último, García Muñoz deja un espacio para la reflexión: “Creo que la pandemia nos hizo valorar las pequeñas cosas como esta a todos”. Y así debe ser. De lo contrario, la humanidad no habrá aprendido nada.



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