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Policiales 25 de enero de 2024

La historia detrás del turista australiano atropellado en Mar del Plata

El hombre de 41 años había viajado con su familia desde Londres, donde vive, hasta Mar del Plata para pasar la Navidad. El 25 de diciembre, un auto lo embistió en Varese. Estuvo a punto de morir pero logró recuperarse y tras pasar un mes internado, regresa a Inglaterra.

Jason James Galvin fue atropellado en la costa, a la altura de Lavalle, por un Renault Clio gris que conducía un hombre de 74 años.

Por Bruno Verdenelli
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Fue un segundo, un paso más que el resto de sus familiares al momento de cruzar la calle en plena costa, y de inmediato el impacto contra el automóvil. En aquella tarde navideña del último 25 de diciembre, Jason James Galvin, un australiano de 41 años que vive en Inglaterra, alcanzó a pensar que todo terminaba en Mar del Plata, muy lejos de cualquiera de sus dos hogares. Luego perdió el conocimiento hasta ya comenzado el 2024, cuando despertó en la cama de un hospital público.

La historia de recuperación del turista internacional atropellado en Varese, que ahora, un mes después del accidente, recibió el alta médica y podrá regresar a su país de residencia, revaloriza un rasgo identitario argentino en tiempos -cada tanto recurrentes- de individualistas y megalómanos: la generosidad. Es que, ante tamaña desgracia, de lamentarse por haber realizado un viaje a remota distancia de casa, la familia Galvin partió de estas tierras orgullosa y agradecida de haber conocido gente solidaria y, al cabo, con nuevos amigos.

La reconstrucción de los hechos indica que Jason, su mujer Joana y sus tres hijos de entre 8 y 12 años, habían llegado a Mar del Plata para pasar la Noche Buena. Los acompañaba, además, la abuela materna de los niños. Todos provenían de Buenos Aires, ciudad a la que regresarían el 26 de diciembre para emprender la vuelta a Inglaterra, con un paso previo por Uruguay.

Jason es australiano pero de joven dejó su país de origen, en el que residía con sus padres, para instalarse en Londres, dedicarse a la construcción y formar su propia familia con Joana.

Tal vez haya sido por el amor que uno de los niños le tiene al fútbol y a Lionel Messi, o quizás de pura curiosidad, que la pareja decidió pasar sus vacaciones de fin de año en Argentina, sin poseer vínculos directos ni relaciones aquí. Luego de aterrizar en Ezeiza y pasar tres días en la capital de la república, viajaron hacia Mar del Plata el 24 de diciembre.

La familia se alojó en el Hotel Dos Reyes y disfrutó de las primeras horas en la ciudad, hasta que al otro día, poco después de almorzar, los seis salieron a caminar por la costa. A la altura de Lavalle, en la zona de Varese, se disponían a cruzar la calle cuando un Renault Clio gris conducido por un hombre de 74 años atropelló a Jason, quien se había adelantado por un metro al resto.

Producto del impacto, el australiano con ciudadanía inglesa sufrió un severo traumatismo de cráneo, sumado a un cuadro de hundimiento de tórax y fractura pélvica. Una ambulancia del SAME lo trasladó de urgencia al Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), donde los médicos decidieron suministrarle asistencia respiratoria y determinaron que su pronóstico de salud era sumamente grave.

El viaje de los Galvin se había vuelto una pesadilla. Pero con pequeñas ayudas todos despertarían de ella.

Un traductor y nuevos amigos

Los gritos y los lamentos se oían en inglés. En el lugar del hecho, la mayoría de los testigos no entendía nada. Y en suma, al rato la noticia del accidente había sido publicada en los portales de noticias, aunque el hecho no adquiriría mayor trascendencia mediática.

Con todo, las horas siguientes fueron desesperantes para los Galvin. Mientras su madre cuidaba de sus pequeños hijos, Joana se veía colapsada: no hablaba una palabra de castellano y tenía a su esposo internado, mientras la policía le pedía los datos y los médicos le daban escasas explicaciones sanitarias que no comprendía.

El martes 26 de diciembre la mujer se encontraba en la comisaría novena cuando uno de los efectivos se comunicó con un empleado del Centro de Operaciones y Monitoreo (COM) del que sabía que había vivido una década en Estados Unidos y que, por hablar perfectamente inglés, podía oficiarle de traductor para tomar la denuncia formal de lo sucedido. El hombre, que prefiere mantener su identidad en reserva, no dudó y fue hasta la seccional emplazada sobre la calle Almafuerte, donde prestó su colaboración.

Para entonces, miembros de la Fiscalía de Delitos Culposos ya habían iniciado una causa judicial caratulada “Lesiones culposas agravadas” en la que quedó imputado -en libertad por no existir irregularidades- el automovilista. Sin embargo, se desconocían los datos completos de la víctima, y por eso la intervención del marplatense “S” fue clave para que la familia Galvin pudiera encontrar algo de alivio y contención en aquel difícil momento.

Tras ayudar a los uniformados con la documentación requerida, “S” se puso a disposición de Joana y resolvió la cuestión del hospedaje posterior. Es que ese mismo día la familia iba a volver a Buenos Aires, por lo cual debía abandonar el hotel en el que se encontraba.

Después de poner en conocimiento a la Municipalidad de lo que sucedía con los extranjeros, el marplatense les consiguió un departamento. Además, llamó al hotel porteño al que debían arribar esa jornada los turistas y canceló la reserva que habían realizado en la previa del accidente.

Posteriormente, Joana le preguntó a “S” si conocía a una joven bilingüe que pudiera cumplir las tareas de niñera de sus hijos para que pudieran salir y dar paseos con su madre, mientras ella permanecía en el hospital al cuidado de su esposo. Entonces, el hombre llamó a la hija de su pareja, quien también habla inglés, y efectivamente ella pudo hacerse cargo de la tarea.

Jason estuvo inconsciente durante los siete días siguientes. Cuando despertó, pensó que todavía era Navidad. Debido a que la familia Galvin había contratado un seguro de asistencia al viajero, cuando el cuadro de salud del turista lo permitió, tras una pequeña evolución, se dispuso su traslado a la Clínica Pueyrredon.

El tiempo transcurrió y hubo momentos de zozobra, pero finalmente Jason empezó a mostrar mejorías. Para entonces, su propio padre había llegado a Mar del Plata proveniente de Australia, y se turnaba con Joana para acompañarlo en medio de su internación.

En esos días, los niños y su abuela fueron asistidos por la familia de “S”, que les organizó distintos paseos para que lograran despejarse y, en la medida de lo posible, disfrutaran de la ciudad. Así, por ejemplo, fueron a ver los lobos marinos al Puerto y a comer los tradicionales churros de Manolo. También pasaron tardes en la casa de sus nuevos amigos marplatenses, durante las cuales les hicieron dibujos que ahora los locales conservan como hermosos recuerdos de gratitud.

Como en Inglaterra se acababa el receso escolar de invierno, Joana decidió que sus hijos volvieran a su país con su madre y retomaran las clases normalmente. Antes, además de conseguirles pasajes en Tienda León directos al Aeropuerto de Ezeiza para que no debieran preocuparse por los traslados en Buenos Aires, el pasado lunes “S” les hizo un asado de despedida.

Ahora, más de una semana después, es el turno del retorno a Londres de Jason y Joana. El padre de ella, médico en Gran Bretaña, se encargó de enviar una enfermera directamente desde allí con el objetivo de acompañar a su yerno en el vuelo de vuelta.

Para todos ellos, la pesadilla terminó, y en parte fue gracias a la pequeña ayuda de sus nuevos amigos.

 


 

Más visitantes internacionales y los otros accidentes ocurridos

Desde el Emturyc se profundizaron las acciones tendientes a promocionar como destino a Mar del Plata en el exterior, durante los últimos años. Por eso, el municipio relaciona directamente a dichas tareas el hecho de que la cantidad de turistas internacionales que recibe la ciudad se haya duplicado en 2024 respecto del último verano.

Si bien aún no se conocen estadísticas oficiales, fuentes consultadas por este medio señalan que alrededor el 1,7 % de visitantes que llegaron al partido de General Pueyrredon en lo que va de la temporada son extranjeros. Lo adjudican, en gran parte, al trabajo presencial realizado en países limítrofes, donde funcionarios asistieron a ferias y eventos, pero sobre todo a una intensa labor en el posicionamiento de Mar del Plata en buscadores web, páginas de viajes y redes sociales.

Otra razón la constituye la economía: la devaluación del peso hace que, para los visitantes internacionales que llegan con divisas, sea muy barato disfrutar de una ciudad que tiene espectáculos, nocturnidad, playas y gastronomía de primer nivel.

Es por eso que desde el municipio no se sorprenden al tomar conocimiento de que, además del de Jason Galvin, hayan existido otros tres casos de turistas extranjeros que sufrieron accidentes o situaciones límite en la ciudad y sus adyacencias.

Por ejemplo, el lunes 15 de enero la holandesa Carlota Feeleus (55) iba junto a un marplatense a bordo de una motocicleta cuando chocaron con un automóvil. El hecho se produjo a pocos metros de la Base Naval y no hubo heridos, pero la noticia de lo ocurrido fue publicada por LA CAPITAL.

En tanto, el 9 de enero pasado falleció al salir del mar, por causas naturales, el turista estadounidense Carlos Elías, de 84 años, quien vivía en California pero tenía un departamento en el centro marplatense y se encontraba de visita en la ciudad, donde vive su hermano.

Ese mismo martes 9 de enero se supo que la noche anterior había ingresado al Hospital Privado de Comunidad (HPC), rescatado por la Prefectura, un turista estadounidense de 85 años que sufrió un ACV cuando viajaba en un crucero a 260 kilómetros de la costa de Mar del Plata. Al recuperarse rápidamente, recibió el alta médica 24 horas después.



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