El incendio que afectó en la mañana de este jueves un depósito de palet al aire libre tiene aún desconocido su origen, aunque muchas de las personas que tienen comercios o viviendas por la zona de Chacabuco y Champagnat arriesgaron uno: la aparición de la Nueva Zona Roja.

Tras la puesta en vigencia de la ordenanza que regula la oferta de servicio sexual en la vía pública, la postal de personas trans en las esquinas de la ciudad había menguado casi hacia su extinción. En el principal foco de esa actividad, en la zona de la Vieja Terminal se habían dejado de ver escenas en las que solo los ingenuos podían entender como “comercio sexual” en lugar del evidente “comercio de drogas”.

Sin embargo, corrida primero de la avenida Luro y luego de la Vieja Terminal, la zona roja comenzó a reconstruirse a sí misma en la esquina de Chacabuco y Champagnat. Esa “parada” durante años fue histórica, casi como una apuesta para captar clientes que no querían exponerse al ruido de los otros sitios. Un desprendimiento poco codiciado que el tiempo y las circunstancias revalorizó. Así fue como, frustrado el proyecto del traslado a las inmediaciones del Cementerio Parque, la venta de drogas por medio de la fachada de la oferta sexual buscó relocalizarse y encontró en ese sector de la ciudad su lugar.

La Secretaría de Seguridad tomó conocimiento de esa problemática meses atrás y dispuso, por algunas noches, un operativo presencial, pero la imposibilidad de sostenerlo en el tiempo permitió que, solo con paciencia, la esquina volviera a la actividad. Desde la Secretaría aseguraron, no obstante, que “todas las noches se hacen operativos” detectando “en los últimos días 3 ó 4 presuntas trabajadoras sexuales por noche”. También explicaron que “no se reciben denuncias vecinales al número de Whtasapp dispuesto por la Municipalidad”.

De todos modos, en las últimas semanas la cantidad de personas trans apostadas allí creció y además se extendió a otras esquinas. El número total no llega a una decena, pero como ocurrió en el proceso de consolidación de las otras dos “zonas rojas”, ya empezó a verse el problema del merodeo. Muchos consumidores que rondan las calles cercanas a pie, otros que giran en sus vehículos, peleas y consumo permanente de bebidas alcohólicas. Esto último es una verdad que se manifiesta con la luz del día: botellas vacías y decenas de “tapitas” se ven desperdigadas por el suelo.

La zona de Chacabuco y Champagnat tiene potencial para la actividad ilegal por carecer de viviendas sobre la avenida. Son mayormente grandes negocios o depósitos que caída la noche quedan vacíos, a excepción de alguno que cuente con sereno. Nadie se ve directamente afectado, aunque muchos trabajadores e incluso propietarios ya empiezan a quejarse.

“Me la juego que el incendio tuvo que ver con ‘los transa’. Esta madrugada hubo una pelea tremenda, se mataron, corridas de todo”, dijo el trabajador de una de las fábricas a quien le llegó el dato directo.

“Esto está cada vez peor. En cualquier momento hay un muerto”, arriesgó otro.

Noches atrás, cuando un patrullero de la jurisdicción se detuvo en la estación de servicios de Brandsen y Champagnat, a un par de cuadras de allí, hubo una gran confusión y corrida. Las mujeres trans sospecharon que se venía una redada y escaparon hacia la calle Victoriano Montes. Un merodeador, que no se sintió perseguido permaneció allí, se percató que los policías estaban cargando nafta o cargando el termo con agua caliente. Les avisó y todas regresaron a la esquina para continuar hasta la madrugada.