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La odisea de dos hermanos de 6 y 8 años que estuvieron 26 días perdidos en la selva de Brasil

Un grupo de 260 personas emprendió la búsqueda. Los encontraron desnutridos y con picaduras de insectos. Se alimentaron con frutos y toomaron agua de lluvia.

 

Dos hermanos de 6 y 8 años sobrevivieron 26 días perdidos en el medio de la selva amazónica, comiendo algunos frutos y tomando agua de lluvia, y fueron encontrados con severos problemas de desnutrición y picaduras de insectos, luego de que fracasaran todos los operativos de búsqueda en el estado brasileño de Amazonas, informaron las autoridades.

Los niños Glauco y Gleison Ferreira habían salido de la reserva indígena donde viven con su familia en el municipio de Manicoré, estado de Amazonas, a 330 kilómetros de la capital regional, Manaos, el pasado 18 de febrero para cazar pájaros.

Fue en ese momento que tuvieron el último contacto con sus familiares y se perdieron en la selva luego de recorrer varios kilómetros detrás de los pájaros, explicó un portavoz de los bomberos de la Policía del estado de Amazonas.

Los padres hicieron la denuncia ante la policía, que emprendió una búsqueda con 260 personas, sobre todo indígenas y ribereños, que son las personas que viven en las casas flotantes al margen de los ríos amazónicos con gran conocimiento de los secretos de la selva de mayor diversidad del mundo.

“Estamos muy emocionados, juntamos 260 personas y no logramos la búsqueda hasta que finalmente los encontramos con vida. Pobrecitos, ni se podían mover”, dijo el padre de los chicos, Claudio Ferreira, al portal AmazoniaReal.

La familia pertenece a la aldea de la tribu Mura, que reside en la Tierra Indígena Lago Capanã.

Los chicos fueron encontrados a 6 kilómetros de su casa y debido a su avanzado estado de desnutrición estuvieron cuatro días en el mismo lugar, esperando ayuda.

Se encontraban en un área de selva a merced de serpientes, yaguaretés y otros animales porque el mes de marzo es el llamado pleno invierno de la región amazónica, es decir, la época con mayor cantidad de lluvias que modifica el paisaje, sumergiendo los bosques y reduciendo los espacios de tierra firme para caminar.

Pero el héroe del municipio de Manicoré resultó ser un agricultor indígena, Manoel Vilkem, de 55 años, compadre del papá de los niños perdidos.

El martes pasado Vilkem resolvió adentrarse a la selva con la aldea conmocionada por la desaparición de Glauco y Gleison, pero a buscar madera y revisar su plantación de castaños. En la Amazonia brasileña los castaños de la que sale la “Castaña de Brasil” son uno de los principales alimentos de las poblaciones y también fuente de recursos económicos.

Lo más impactante llegó cuando Vilkem puso en funcionamiento el llamado “teléfono celular de la selva”, que es la “cacetada”, un golpe continuo en algunos tipos de árboles para permitir que una persona que esté cerca, dentro del bosque, pueda darse cuenta que hay alguien caminando.

Gleison, el niño de 8 años, escuchó los golpes de comunicación selváticos y comenzó a gritar, desde el suelo, sin poder moverse por la deshidratación.

Fue en ese momento que Vilkem comenzó a dar nuevos golpes a los árboles para confirmar esos gritos lejanos.

Y tuvo respuesta: “Ayuda, ayuda, vengan a buscarnos”, gritó el niño.

“Entonces Vilkem los encontró debilitados sin condiciones de caminar. Dos días más y no hubieran sobrevivido”, dijo un tío de los niños y funcionario del órgano federal ambiental Instituto Chico Mendes, del Ministerio de Medio Ambiente.

Vilkem abandonó la recolección de sus castañas y con su canoa se dirigió hacia donde venían los gritos. Los embarcó y los llevó a la comunidad para ver a sus padres.

Desde allí, fueron llevados hasta el centro de Manicoré, donde la población, ya avisada y con enfermeras de guardia, los recibió con aplausos.

Para el jefe de policía de Manicoré, Everaldo Ribeiro, lo que ocurrió es un milagro porque es difícil sobrevivir en la selva amazónica sin ningún tipo de medios.

“La mamá y el papá no lo podían creer, estaban muy emocionados. Es un verdadero milagro porque se habían cerrado las búsquedas. Que hayan sobrevivido es algo casi imposible porque en la selva tenemos peligro de insolación, animales ponzoñosos, animales salvajes, la deshidratación. En nuestro ecosistema es difícil sobrevivir”, explicó el policía.

En la época de ‘llenas’ o inundaciones en la selva amazónica los animales tienen menos comida a disposición, a la vez que cualquier arroyo o bosque inundado posee una vida fluvial muy rica, que incluye a grandes grupos de pirañas.

“Ellos tenían hambre, apenas tomaron agua de lluvia para sobrevivir”, dijo la enfermera que los atendió en el municipio de Manicoré, que carece de camas de terapia intensiva.

Durante dos días estuvieron internados en el Hospital Regional de Manicoré cuya directora clínica explicó que los niños no pudieron alimentarse para evitar mayores trastornos gástricos y sí recibieron suero para recuperar la hidratación de a poco.

“Llegaron con un cuadro de desnutrición y deshidratación grave, lo cual provocó una preinsuficiencia renal debido a la ingestión inadecuada de líquido. Tenían también muchas lesiones en la piel por las picaduras de los insectos”, dijo la médica Suzy Sertafi, quien atendió inicialmente a los chicos.

La doctora dijo que los chicos comenzaron a recuperarse cuando conversaban entre ellos y les contaban al personal médico las historias que habían vivido perdidos en la selva.

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