Manuel Puente se formó a la sombra de Ezequiel. Hasta hace poco era su suplente y ahora lo tiene de entrenador.
“Haber conseguido esto con mi papá es una locura”, le dijo a LA CAPITAL Manuel Puente, de apenas 20 años, el dueño de la tarde de la definición del Clausura de la Liga Marplatense.
La sentencia tiene su historia y una explicación. El joven arquero se adueñó definitivamente este año de ese puesto en Quilmes. Hasta el anterior era suplente de su propio padre, Ezequiel, quien colgó los botines a los 42 y hoy es el entrenador de arqueros del equipo.
Manuel la rompió en los penales. En los cuartos frente a Atlético Mar del Plata y en la final ante Banfield. “Le teníamos mucha fe -dice Bruno Vallejo, el capitán del equipo-. Yo estaba convencido de que uno iba a atajar, pero se pasó. Me pone muy feliz. Es muy pibe y es increíble que haya conseguido esto en su primer año en primera”.
El protagonista de esta historia, sin embargo, no se definió como un especialista. “No, no, no hay secretos, qué sé yo. Creo que tuve un poco de suerte”, afirmó con humildad.
Antes de arrogarse cualquier mérito, prefirió dárselo a sus compañeros. “Al principio de año nos planteamos pelear por el título, pero sabemos que sólo uno es el campeón. Creo que nos dimos cuenta en los play-off de que estábamos para más. Llegamos a este título porque este equipo tiene unos huevos tremendos”, señaló convencido.
Ezequiel Puente, por su parte, después del partido era el tipo más feliz del mundo. Pero él, al igual que la inmensa mayoría, sí destacó los méritos del héroe quilmeño.
“Manuel es penalero. No llevo una estadística detallada, pero estoy casi seguro que, desde que comenzó, debe haber atajado más penales que los que le hicieron. Y le sigo la campaña desde siempre. No es casualidad, él labura para esto. Hace dos años que se viene rompiendo el alma para llegar a este punto y gracias a Dios le dio una alegría a sus compañeros y a la gente”, aseguró su progenitor, formador y entrenador.
Papá Puente era el más feliz de todo el estadio. Aquí festeja abrazado con Marcelo Jiménez, presidente quilmeño.
“Para mí todo esto representa una doble emoción -continuó el mayor de los Puente-, por lo que hizo Manu y por lo que significa Quilmes para mí. Hacía diecisiete años que no teníamos una alegría como esta, aunque pienso que debió haber llegado antes. Se lo merecen los chicos y la familia de Quilmes”.
Manuel se formó codo a codo con su padre. Y Ezequiel contó cómo es esa relación, unida por el cariño, por Quilmes y por el arco. “Cuando compartimos equipo, éramos compañeros, no padre e hijo. Y hoy somos “profe” y arquero, es uno más para mí. Se lo aclaré desde el primer día a él y a sus compañeros. Cuando salimos del club, volvemos a ser padre e hijo y charlamos de nuestras cosas. Por ahí le sugiero algo, pero él ya tiene herramientas para tomar sus propias decisiones”, explicó.
Por último, sobre esta definición con Banfield, Ezequiel reveló que hubo estudio previo. “Vimos con Manuel los penales de Banfield con Deportivo Norte. Pero el único que repitió fue el ‘3’ (Contrera) y lo metió. El resto pateó distinto, pero por suerte todo salió bien”, finalizó.