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Opinión 1 de junio de 2020

La salud del Presidente (y el ejemplo que ofrece)

Foto: NA.

por Emiliano F. Rodríguez

La noticia de que un operario de la fábrica de Toyota en Zárate había dado positivo por Covid-19, confirmada apenas un día después de que el presidente Alberto Fernández realizara una visita a esa misma planta, encendió al menos luces anaranjadas en torno de la seguridad sanitaria del jefe de Estado en medio de la pandemia.

Fernández recorrió las instalaciones de la automotriz de origen japonés junto con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, cuya presencia semanas atrás en un hospital de San Martín en donde se reportaron casos de coronavirus en médicos y enfermeros también había generado preocupación.

“Salir a la calle es salir a buscar el virus”, aseguró días atrás el propio Presidente, que agregó: “Todo ha cambiado desde inicios de marzo -cuando se confirmó el primer caso de coronavirus en el país- y debemos prepararnos para aprender a convivir con él”.

A pesar de sus propias palabras, Fernández comenzó a desarrollar en las últimas semanas una agenda de actividades que lo encuentran cada vez más fuera de la Quinta Presidencial de Olivos, en lugar de permanecer “guardado”, tratando de preservarse de un eventual contacto directo con el virus.

En este contexto, el jefe de Estado visitó desde pequeñas industrias hasta automotrices, incluyendo la planta de Toyota donde esta semana se confirmó un caso positivo de Covid-19; participó de actos y viajó además a cuatro provincias, Santiago del Estero, Tucumán, Formosa y Misiones.

Entre otras exposiciones públicas, Fernández se mostró junto a los gobernadores de esos distritos y en ese marco, las imágenes provenientes de Formosa generaron revuelo en redes sociales, ya que tanto el Presidente como el mandatario local, Gildo Insfrán, se saludaron fraternalmente y mantuvieron un “contacto estrecho” sin usar barbijos.

La “excusa” de que Formosa es una provincia libre de casos de Covid-19 puede ajustarse “con fórceps” a esta ocasión en particular, aunque ya en otras oportunidades a Fernández se lo vio interactuando con vecinos o empleados de las fábricas que visita y tomándose fotos con ellos por fuera del protocolo sanitario recomendado en medio de la pandemia de coronavirus.

Es decir, manteniendo un “contacto estrecho”, saludándose con las manos por ejemplo, sin respetar en ese caso las medidas de distanciamiento social que, de acuerdo con especialistas, resultan indispensables para evitar una eventual propagación del virus de persona a persona.

En este sentido, en las conferencias de prensa que el propio mandatario ofreció últimamente en Olivos para anunciar la extensión de la cuarentena se sentó junto a Kicillof y al jefe de Gobierno porteño, Horario Rodríguez Larreta, sin que existiera entre ellos la distancia preventiva que se recomienda: de un metro y medio como mínimo.

Después, las estadísticas equivocadas que exhibió Fernández con relación al avance de la pandemia en otros países representan un bochorno más significativo e incluso llama la atención que el o los responsables de semejante yerro permanezcan en funciones, más allá de las disculpas del caso que solicitó, como no podía ser de otra manera, el Ministerio de Salud.

Esta próxima semana, Fernández encabezará nuevas deliberaciones con el comité de especialistas sanitarios que lo asesoran, antes de anunciar los pasos por seguir a partir del 7 de junio, cuando concluya la actual etapa de la cuarentena.

El día del anuncio, la atención también estará enfocada en los datos que pueda detallar el jefe de Estado para argumentar la decisión que tome, más allá de la resolución en sí misma.

Con la curva de contagios en ascenso en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), se espera que la cuarentena continúe, al menos en esta región del país.

Esta semana, Fernández también retomó su agenda de actividades de la Casa Rosada, en donde al igual que en Olivos se realiza un control de temperatura a toda persona que ingresa a modo de prevención.

Según pudo averiguar NA de fuentes oficiales, el Presidente comenzó a viajar al interior del país para mostrar que allí empezó a desarrollarse una vida “post-pandemia”, al mantenerse controlado el brote de coronavirus, con la consecuente reactivación de la economía que tanto reclama la oposición.

Lo que intenta Fernández es disponer de un “termómetro de la calle” de primera mano, metafóricamente hablando, antes de sentarse una vez más con el comité de expertos para analizar de qué manera proseguir con el Aislamiento Preventivo, Social y Obligatorio (ASPO) ordenado a partir del 20 de marzo pasado en todo el territorio nacional.

Los mismos voceros, consultados sobre las actividades de Fernández fuera de la Quinta de Olivos, aseguraron que se realiza un “estricto control respecto de la salud de las personas que se acercan al Presidente”.

De todos modos, el caso del operario de Toyota encendió al menos luces anaranjadas en cuanto a la necesidad de que el jefe de Estado se exponga tanto, quizás en demasía, como viene sucediendo con sus viajes y recorridas de los últimos días.

(*): Director periodístico de la agencia Noticias Argentinas (NA).



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