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La Ciudad 24 de abril de 2023

La semana que viene evaluarán el milagro que puede convertir en beato a Pironio

La junta médica del Vaticano definirá la beatificación del ex obispo de Mar del Plata. Se analizará la curación de un niño que había tragado y respirado polvo de cobre. El proceso se inició hace siete años.

 
El camino a la beatificación del cardenal Eduardo Pironio, ex obispo de Mar del Plata, puede empezar a acortarse a partir de la próxima semana. El 4 de mayo la junta médica del Vaticano evaluará el milagro atribuido a la intercesión del ex obispo de Mar del Plata, lo que abriría la puerta para que se convierta en beato.
La fecha fue confirmada por el obispo de Nueve de Julio (ciudad natal de Pironio), monseñor Ariel Torrado Mosconi.

En febrero del año pasado el papa Francisco autorizó la publicación del decreto que reconoce las “virtudes heroicas” del cardenal Eduardo Pironio.

Con el reconocimiento de las “virtudes heroicas” publicado por el Vaticano, Pironio pasó a ser “venerable” y quedó a un milagro de poder ser beatificado, según la reglamentación vaticana.

La comisión médica del Vaticano, que debe decidir sobre la beatificación de Pironio, deberá estudiar un posible milagro en la curación de un niño argentino que había tragado y respirado polvo de cobre y que, tras ser internado, fue dado de alta completamente curado y desde entonces no ha tenido ninguna otra consecuencia, en el que habría intercedido una oración de la madre al cardenal.

Hace siete años que se inició la denominada “fase romana” del proceso por el que Pironio puede convertirse en el segundo santo argentino, tras el “cura gaucho” José Gabriel Brochero, canonizado en 2017.

Pironio nació en la ciudad de Nueve de Julio el 3 de diciembre de 1920. Fue rector del Seminario Metropolitano de Buenos Aires, decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina y visitador apostólico de las universidades católicas del país.

Se desempeñó como obispo auxiliar de La Plata y fue padre conciliar en las sesiones III y IV del Concilio Vaticano II.
Fue asimismo secretario del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) con una importante participación en la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín (1968).

Llegada del obispo Pironio a Mar del Plata en mayo de 1972. No habían transcurrido cinco meses de un hecho que marcó a la sociedad: el crimen de Silvia Filler.

Llegada del obispo Pironio a Mar del Plata en mayo de 1972. No habían transcurrido cinco meses de un hecho que marcó a la sociedad: el crimen de Silvia Filler.

El 27 abril de 1972, Pablo VI lo nombró obispo de Mar del Plata, y monseñor Pironio inició un ejercicio episcopal, muy intenso y también convulso, en el que primó su opción preferencial por los pobres.

Fue en ejercicio episcopal que duró sólo tres años, pero que deja huellas profundas en la ciudad, antes de emprender como brillante teólogo y pastor -ya reconocido a nivel continental desde su cargo como secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)-, un largo e importante servicio en la Santa Sede.
El mismo Pontífice lo creó cardenal el 24 de mayo de 1976. Juan Pablo II lo confirmó como Prefecto del Dicasterio para los Religiosos, especialmente comprometido en fomentar y apoyar la renovación conciliar de los religiosos.
A partir de 1984, como presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, Pironio eligió tres prioridades: formación, comunión y participación. Se comprometió, en sintonía con el papa Wojtyla, en la promoción y el discernimiento de los nuevos Movimientos Eclesiales, pero su corazón estaba dirigido sobre todo a los jóvenes.
Su nombre está ligado a las Jornadas Mundiales de la Juventud y a los encuentros, de los que fue uno de los iniciadores.
Los últimos años de su vida estuvieron marcados por la enfermedad, ya que asumió la carga de un sufrimiento cada vez más agudo con confiada esperanza, ofreciéndola, como escribió, “por la Iglesia, los sacerdotes, la vida consagrada, los laicos, el Papa, la redención del mundo”.
Al momento de su fallecimiento, algunos medios lo describieron como el obispo argentino más distinguido de la historia. Fue declarado Siervo de Dios el 23 de junio de 2006.



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