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Interés general 8 de enero de 2018

La televisión chismosa y el éxito veraniego

Por Raúl "Bigote" Acosta. Periodista y escritor. Diario La Capital de Rosario

 

Tal vez Jorge Rial, “el muchacho de Munro” como el mismo se califica, al igual que De Brito o la nieta de Mariano Mores, Mariana Fabiani, representen un costado que, supongo, no pensaron ocupar al comenzar sus carreras como movileros, asistentes, panelistas, finalmente conductores de programas de televisión dedicados a contar las entretelas del amor y sus arrabales: la infidelidad y el misterio. Arrabales no, tal vez patio central y habitación principal de la estructura de sus programas televisivos y/o radiales.

Esa circunstancia, el amor y sus arrabales, es el eje de sus programas con mayor o menor éxito, con mejores o peores días, pero con una constante: eso dicen, eso cuentan, eso se consume.

Va de hecho, no es esto otra cosa que una certificación para escribanías, que si no tuviesen audiencias no venderían segundos publicitarios y sin estos segundos, que costean empleados y mobiliarios, una lata mejicana, turca, colombiana o brasilera ocuparía esos espacios.

Los medios, todos con intereses cruzados en el espectáculo y lo que de allí se derive (botineras, diputados, ministros y gremialistas, a veces actores) conforman la escenografía y, acaso, las sólidas paredes del entramado que durante el invierno entretiene, estimula y / o recarga a los programas que siguen llamándose del corazón. El viejo “quid pro cuo” que cierra el circuito. Estamos en el mismo barco. El espectáculo debe continuar. Tal vez quien mejor lo entienda es María Casanova. Un verdadero ejemplo de “Auto Pigmalión”.

Donde el asunto, al menos en este verano, se ha convertido en llamativo, extraordinariamente llamativo o, si se nos permite, de “poderosa atención” popular es en la definición de las obras del verano, al menos en Mar del Plata.

De dos maneras se pueden clasificar las obras teatrales y de entretenimiento en la temporada 17/18. Las de origen “porteño”, de producción anterior o especial para el verano, que suman una treintena de ofertas. Las de origen marplatense, que suman mas de 180 propuestas. Diarias, semanales, quincenales, ocasionales. La cifra es “amarreta”. Superan las 250 propuestas. Esto con seguridad de estadística.

Alguna vez se deberá fijar una verdadera política cultural de la región donde el teatro, la plástica, la vertiente universitaria y el puerto, siempre aluvional, que dieron una fisonomía particular a la región se expresen mas. Cuanto mas, mas, tal vez crezca el mejor, mejor. Nótese la cantidad de habitantes según padrón y la cantidad de ofertas culturales de diciembre hasta abril. Dieron y dan una fisonomía particular. La proporción es claramente diferente a otras ciudades. Eso, considerado como savia y como valor residual, da un valor agregado a la región y es sobre lo que alguna vez debería trabajarse de modo asociado, permanente y lo básico: sin sectarismos revolucionarios o mercantilistas.

Otras maneras de dividrilos

Hay otras dos maneras de dividir los espectáculos del verano. Aquellos que tienen un desarrollo dramático clásico, con eso: posicionas dramáticas. Esto es: texto, presentación, desarrollo, remates. El nudo, los efectos colaterales, lo dicho: el texto. Estas obras se dan en Mar del Plata y desde el compañero Sófocles hasta el compañero Guillermito Shakespeare es el punto básico. Esos textos no saben lo que sucedió ayer en televisión. No dependen de una traición que se supo a las 15,32 en un canal y 15, 35 en otro mientras la placa roja indica, en un tercer canal:”Fue primicia de…” Esas obras, aclaremos, están en Mar del Plata. Siempre aparecen.

Otros espectáculos aparecen conformados por personajes que en el invierno alcanzaron notoriedad. Eso es bueno: “cortan entradas” suelden decir en la jerga. Y el mismísimo armado de las obras que presentan obligan al “guiño cómplice”, la referencia a los entuertos, amores, traiciones, peleas en los programas mencionados. Trabajan Juan, Perico y Andrés, María y Pepita por esa sola razón.

Esta división entre textos y guiños no es ni mala ni buena. Sucede y uno debería preguntarse simplemente: ¿es casualidad que una le gane a otra, es posible el empate, ganará la coyuntura y la peleíta con el rimmel y el moretón castigador a la eterna pelea de Montescos y Capuletos, la calavera de Hamlet o los riñones de Madre Coraje…?

El riesgo por el texto está en la mayoría de las ofertas locales. No solo trabajos del año, riesgo con autores que también tienen que decir lo suyo y encuentran actores (vehículos) para un mensaje que no se muere. La mayoría del teatro local que se presenta temporada tras temporada no baja los brazos. Idea. Texto. Trabajo esforzado, silencioso, esperanzado y esperanzador.

El recurso de las caras conocidas y los guiños a la actualidad mas actualísima en muchos de los que vienen en la temporada que, con altibajos, abarca desde diciembre hasta las pascuas, ni es equívoco ni tramposo, simplemente es posible. Es lícito. Bienvenidos todos los habitantes de buena voluntad…. Etc.

¿Jorge Rial sabrá, cuando comienza un entuerto de amores contrariados en el mes de mayo que nutre boleterías del verano siguiente?

¿Tinelli se da cuenta que los ganadores y perdedores del “bailando” estampan su figura en las marquesinas del verano según amores, odios y repercusiones…? (rating, finalmente rating).

Y la pregunta sin respuesta, porque está en el mañana la definición, sería fácil de presentar y lo dicho: difícil de resolver (por eso es pregunta) define destinos populares. ¿El espectador teatral… quiere mas guiños invernales sin otro destino que ese, la complicidad, o elige interrogarse sobre el ayer, el hoy, el porvenir…?

Repasando cuanto se veía en 1960/70/80/90 y ahora, en el siglo XXI en MDQ se tiene el porvenir al alcance de la lágrima. En el espectáculo es don de, con los años, somos lo que somos. Me gustaría, es un imposible, preguntarle a dos sabios: Darío Víttori y Alfredo Alcón. Ambos venían a Mar del Plata.



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