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La Ciudad 19 de enero de 2019

La Terminal, un trastorno en pleno enero para los que llegan o se van

Con un malestar generalizado, los pasajeros suben y bajan de las unidades sobre la calle, entre charcos y basura, sin información más que la permanente improvisación.

En el fin de semana más esperado de enero, la estación Ferroautomotora de Mar del Plata ofrece una imagen y un servicio lamentable. Familias que arrastran sus valijas entre charcos y basura sobre la calle, choferes a los gritos indicando dónde abordar los micros y una improvisación constante en torno al funcionamiento de la terminal son algunas de las consecuencias de la protesta que desde el viernes sostienen los maleteros con un acampe en el acceso de los ómnibus sobre la calle 9 de Julio. La situación ocasiona serios trastornos para la totalidad de los pasajeros que arriban o dejan la ciudad en el momento más álgido de la temporada.

Sobre la vereda de 9 de Julio, con valijas repartidas por doquier, convirtiendo al paredón perimetral y frentes de vivienda en asientos, en busca de un poco de sombra para engañar el calor. A la deriva y consultando a viva voz el destino de cada micro sin alcanzar a oír los anuncios a través de los parlantes, la gente espera el colectivo que los llevará de vuelta a sus casas. Los últimos minutos en Mar del Plata terminan de empañar el descanso entre el desorden, el malestar generalizado y la impaciencia de muchos.

Algunos choferes caminan 200 o 300 metros hasta las dársenas con planillas. Gritan el nombre del destino del micro que se predisponen a conducir y escoltan a todos los pasajeros hasta la calle, que cargan bolsos y valijas hasta la unidad esquivando un cordón policial asentado en el acceso y a los pasajeros que hacen malabares para subir a otros colectivos.

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Desde el viernes los micros no entran a la terminal de Mar del Plata. La Unión Tranviarios Automotor (UTA) se despegó por completo de la protesta que sostienen los maleteros, quienes reclaman ser blanqueados y denuncian “trabajar en condiciones inhumanas”. En 9 de Julio y Misiones los trabajadores montaron un acampe. Pasaron la noche del viernes allí y aseguran estar dispuestos a permanecer hasta que el concesionario de la estación los reconozca y encuadre su situación laboral.

Silvina y Héctor dejaron la ciudad para volverse a Corrientes. “Vinimos el martes y la pasamos bien, aunque encontramos muy sucia a Mar del Plata. Pero ahora esto es un desastre. No sabíamos cuál era nuestro micro, nadie te informa nada, es lamentable la situación”, contaron mientras buscaban a qué unidad subir.

Susana llegó hoy junto a sus dos nietas desde Capital Federal. “No sabíamos qué pasaba y por qué nos bajaron en la calle. Todo sucio, desordenado; una espera otra cosa cuando se viene a la costa unos días. Pero bueno, es el país donde vivimos”, comentó.

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Mariano y Victoria fueron a buscar a unos parientes que llegaron esta mañana desde Mendoza. “Los estamos buscando porque las pantallas están adentro de la Terminal pero a la gente la bajan afuera. No hay dársena y nadie te informa nada. Un chofer nos dijo una cosa y un maletero otra. No sabemos si todavía no llegaron o si ya están y los perdimos”, dijeron.

Los maleteros, de todas formas, aseguran que la gente los entiende. Intentan no discutir con los pasajeros que los cuestionan para no alimentar el fuego. “Dormimos acá y el acampe va a seguir hasta que tengamos una solución, pero no hubo ninguna novedad. La última reunión fue el jueves y no supimos nada más”, contó uno de los maleteros a LA CAPITAL. “La situación es deplorable, se trabaja en muy malas condiciones. No tenemos ART; cualquier compañero que se lastima no tiene nada mas que la solidaridad de otros compañeros, no tenemos seguro, no tenemos nada”, agregó.

Los maleteros exigen el pleno cumplimiento del artículo 24 del pliego de la concesión de la estación Ferroautomotora, a través del cual el concesionario se compromete a garantizarle al pasajero el servicio de los maleteros. “Por un capricho tenemos esta situación y hay 70 familias explotadas, que subsisten de la propina y que no tienen más que esto. Acá nos quedamos hasta que se solucione. Estamos dispuestos a permanecer en tiempo que haga falta”, comentó.

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Pese a que el bloqueo del acceso se levantó el viernes al mediodía, los choferes no ingresan hasta el sector de dársenas. Los maleteros aseguran que se trata de un gesto en señal de solidaridad para con quienes cargan las valijas. Sin embargo algunos conductores reconocen que no entran por temor a cualquier tipo de represalia. Para evitar enfrentamientos internos, el ascenso y descenso de pasajeros se hace en la calle, donde se pueda. Sobre 9 de Julio o sobre cualquiera de las arterias que la interceptan; donde haya lugar.

Algunos pasajeros desorientados en busca del colectivo indicado que observaron 300 metros atrás en las pantallas esquivan charcos, pastos, basura y baldosas flojas. Los que llegan para descansar en Mar del Plata se sorprenden y preguntan qué ocurre. Alguien les explica y les indica por dónde comenzar a caminar hasta encontrar un taxi o un colectivo de línea. A quienes alguien los espera, el reencuentro se demora o se improvisa frente a alguna vivienda de la calle 9 de Julio.

Entre decenas de micros que cargan pasajeros y cientos de personas que permanentemente bajas o suben de los micros, una veintena de efectivos policiales, maleteros que cargan y descargan equipajes en la calle entre la gente, carreros que atraviesan a la multitud cargados, el tránsito cortado y pesadas encomiendas cargadas a mano.

Al menos hasta este sábado por la tarde, ninguna autoridad de la Ferroautomotora volvió a convocar a los maleteros para reabrir el diálogo y encontrar una salida a este conflicto. En plena temporada, en el fin de semana más esperado de enero, arribar en micro a Mar del Plata o volverse, sin dudas ocasiona un trastorno que empaña los esperados días de vacaciones de cientos de familias.



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