Policiales

La verdadera historia del preso que usaba a su novia como “viuda negra” para cometer robos

La Justicia de Garantías procesó con prisión preventiva a dos hombres y dos mujeres que delinquían tras crear perfiles falsos de mujeres en las redes sociales. El organizador coordinaba todo desde una celda de Batán y su novia era la principal "viuda negra".

Leandro Damián Alejandro tiene 32 años y mucha imaginación. Tanta que quienes lo investigan por liderar la banda de las “viudas negras”, desbaratada a fines de mayo, creen que tendría que haberla utilizado para crear negocios lícitos. Tal vez de esa forma ahora gozaría de igual o más cantidad de dinero que el robado y, sobre todo, en libertad.

Tal como publicó LA CAPITAL el 23 del mes pasado, existen dos mujeres y dos hombres detenidos por el caso. El principal, en realidad, ya estaba preso en la cárcel de Batán y no es otro que Alejandro. Según el fiscal Mariano Moyano, fue el líder del grupo que cometió al menos un violento asalto contra un jubilado domiciliado en el barrio Peralta Ramos Oeste en marzo de este año. En suma, mientras continúa la causa su normal desarrollo no se descarta la existencia de más hechos de la misma autoría.

Ahora, este medio pudo acceder al fallo en el que la Justicia de Garantías confirma los procesamientos de Alejandro y de los demás incriminados, Karen Ailén Aranda (25) y su madre Valeria Antonela Echavarría (41), y Braian Jonathan Todisco (26), y en el que se esclarece de manera preliminar cómo actuaba la banda.

Alejandro, al que identificaron después de analizar distintas conversaciones de chats en los teléfonos de la mayor de las mujeres, se encuentra detenido en la Unidad Penal Nº 15 de Batán, donde cumple una condena del Tribunal Oral Nº 4 por robos agravados contra la propiedad.

Sin embargo, la investigación no sólo sorprende a los pesquisas por tratarse de un recluso que lidera a una banda desde la cárcel, sino más bien por la facilidad que tenían los delincuentes para engañar a las víctimas desde los perfiles falsos que creaban en redes sociales.

Lo primero que destacan las fuentes consultadas por LA CAPITAL es la tenencia de teléfonos con acceso internet y aplicaciones de todo tipo en el interior de la prisión. Eso, claro, remite a un análisis complementario y una polémica que se inició con el permiso que la Justicia de Ejecución Penal otorgó desde el inicio de la pandemia del Covid-19 a los convictos para que pudieran mantener comunicación extramuros con sus seres queridos. La medida extraordinaria no fue revocada y desde entonces la excepción pasó a ser regla, lo cual complica en demasía el trabajo de los investigadores de este tipo de casos.

Lo cierto es que Alejandro era uno de los muchos reclusos que cuentan con teléfonos celulares y, a partir de ello, se dedicaba a crear perfiles falsos de mujeres en las redes. A través de los mismos, contactaba a hombres en general mayores y pactaba encuentros con ellos.

De esta forma, coordinaba luego con Echavarría, su pareja, la trama para engañar a la víctima. Según se desprende de la investigación de Moyano, con uno de los damnificados, de 69 años, se produjeron cinco encuentros previos al asalto.

Echavarría se encargó de conocer al hombre -que por tener familia los miembros de la banda suponían que no los denunciaría- y acceder a algunos datos de su intimidad. En paralelo, Alejandro había creado otro perfil de mujer desde el cual también contactó al mismo jubilado, que a esta altura, cabe sospechar, no dudaría de su poder de conquista a pesar del paso del tiempo.

Este segundo contacto habría de ser el de la traición. Y como en una novela, lo protagonizaría la más joven de las acusadas, Karen Aranda, hija de Echavarría.

Con la información suministrada por su madre, una vez que se encontró con la víctima el 22 de marzo a las 21.30, tres delincuentes que portaban un revólver abordaron su automóvil y lo obligaron a dirigirse a su casa, donde le robaron dinero y múltiples objetos.

El hombre atendía las exigencias de los cuatro ladrones, que en simultáneo mantenían una comunicación por teléfono celular en altavoz. A través de la misma, recibían órdenes de un cuarto delincuente, conforme denunciaría luego la víctima.

“Ya sabemos todo, te estamos siguiendo hace rato… Que estás en la pesca, que tu hijo trabaja en el Casino… Estamos frente a tu casa y vamos a matar a tu nieto… Vos tenés una casa en Miramar también”, le gritaba alguien con voz masculina, del otro lado del artefacto. Y agregaba, dirigiéndose a uno de los asaltantes: “Fijate que tiene una perrita, él vive adelante”.

El hombre supo de inmediato que evidentemente los agresores habían hecho tareas de inteligencia, aunque le resultó llamativo la amenaza a un nieto que en verdad no tiene. Con respecto a lo demás, efectivamente en su momento había vendido artículos de pesca, e incluso hacía y publicaba videos en Youtube sobre el tema, su hijo trabajaba en el Casino y él había vivido en Miramar por desempeñar ese mismo empleo en la vecina localidad, aunque la casa era alquilada.

Conforme contó en su denuncia, los delincuentes lo obligaron a ingresar al garaje con su propia camioneta y luego cargaron en ella distintos elementos, entre ellos, un TV Smart 52 pulgadas marca Samsung, tres riles de pesca, el CPU con el disco rígido que contenía las imágenes de las cámaras de seguridad, prendas de vestir varias, su teléfono celular y unos 100.000 pesos, que tenía en un cajón en su habitación, exigiéndole en todo momento dólares que no tenía.

Transcurridos 30 minutos, la “viuda negra” activó la alarma con el manojo de llaves que tenía en las manos, por lo que se asustaron y huyeron. Antes, lo ataron a la silla con una sábana, le ligaron manos y pies con los cordones y le colocaron una rejilla en la boca. Finalmente, cuando logró desatarse, pidió ayuda y más tarde la policía comenzó a investigar el caso.

Esclarecimiento

Al comenzar la pesquisa, el fiscal Moyano y sus colaboradores, además del personal de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI), todos con experiencia en este tipo de casos, interrogaron al hombre acerca de sus vínculos, tanto reales como virtuales.

A partir de entonces, la víctima declaró que a lo largo de ese mes había mantenido contactos vía Facebook y presenciales con una mujer, y sólo a través de la red social con la que luego terminaría por asaltarlo. En base a estos datos, siguieron las averiguaciones.

En paralelo, la camioneta del hombre apareció abandonada en Batán y en su interior se encontraba la computadora que contenía las imágenes tomadas por las cámaras de seguridad de su casa, que acabaron por ser incorporadas en la causa.

Así, en base al cruce de datos de todos esos materiales y declaraciones, se examinaron de manera informática las comunicaciones que había sostenido la víctima y se descubrió la titularidad de Echavarría de una de las líneas telefónicas contactadas.

Acto seguido, se identificó el domicilio de la mujer, se supo que la otra implicada era su hija y Moyano logró distintas órdenes de allanamientos en las que ambas fueron detenidas.

Al analizar el resto de las conversaciones que había mantenido la mayor de las “viudas negras”, supieron que el principal sospechoso de liderar la banda (y ser quien hablaba en altavoz por teléfono la noche del asalto) era Alejandro.

Por eso, hubo un operativo en la celda del recluso y se secuestraron tres teléfonos más. Y también otro en una casa de Camusso al 200, donde la policía detuvo a Todisco y se incautó de una pistola marca Bersa Thunder calibre 380 y 35 municiones. Además, aprehendió a otras tres personas que no estaban vinculadas al caso, por la tenencia del arma a pesar de no tener autorización para la misma.

Alejandro, Todisco, Echavarría y Aranda quedaron imputados en una causa caratulada “Privación ilegítima de la libertad agravada en concurso real con Robo triplemente agravado por su comisión en lugar poblado y en banda, por el uso de llave verdadera sustraída y por el empleo de arma de fuego cuya aptitud por el disparo no ha podido acreditarse”. Días atrás, la Justicia de Garantías confirmó el procesamiento de los cuatro acusados con prisión preventiva.

Otros casos

Actualmente, el fiscal Moyano investiga si la misma banda habría cometido más hechos similares. Sobre uno de ellos existen firmes sospechas y acerca de otro, ocurrido en la localidad de General Pirán dos días antes de la realización de los operativos, aún resta la recolección de más pruebas.

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