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Las consecuencias de “alejarse” del exitoso River de Gallardo

Los jugadores que se fueron en la 'era Gallardo' no potenciaron sus carreras lejos del Mundo River.

Los jugadores de River que dejaron el club durante el exitoso ciclo del entrenador Marcelo Gallardo, en su gran mayoría para continuar en el exterior, no repitieron el éxito deportivo y en muchos casos lejos de potenciarse, perdieron brillo y trascendencia, con Matías Kranevitter y Lucas Alario como principales exponentes de una tendencia que se repitió una y otra vez.

En ese contexto, los que iniciaron el éxodo fueron el colombiano Teo Gutiérrez y Ariel Rojas a mediados del 2015, los dos primeros casos de dos titulares que se fueron, y en el medio quedaron los casos de Kranevitter y Alario, hasta los más recientes de Gonzalo “Pity” Martínez y Exequiel Palacios, diferentes momentos y situaciones disímiles, pero todos sin éxito deportivo, con la salvedad de que el tucumano se marchó al Bayern Leverkusen alemán hace apenas tres meses y merece más tiempo para ser analizado.“De River no hay que irse nunca, me apuré al buscar otro equipo para tener continuidad y me perdí de seguir ganando”, reconoció Leonardo Pisculichi actualmente en el Burgos en la segunda división de España, uno de los que se alejó del club y se perdió la chance de seguir compitiendo, luego de haber sido el héroe en la Copa Sudamericana de 2014, y habiendo ganado también la Libertadores y la Recopa al año siguiente.

El caso más emblemático quizá sea el del tucumano Kranevitter, quien se fue a fines del 2015 al Atlético de Madrid, pedido especialmente por el “Cholo” Simeone, pero no logró encajar jamás y su carrera se fue diluyendo con pasos intrascendentes por el Sevilla y luego el Zenit, de Rusia, hasta que recaló en enero pasado en el Monterrey, de México, una liga menor en relación a las anteriores.

Kranevitter, quien tampoco se ganó la titularidad en el Monterrey que dirige el “Turco” Mohamed, se fue de River siendo muy tenido en cuenta en cada convocatoria al seleccionado argentino, pero su pronunciado bajó le hizo perder, entre otras cosas, el Mundial de Rusia 2018.

“Me gustaría regresar a River y ser dirigido de nuevo por Gallardo, pero antes quiero tener continuidad en el Monterrey y demostrar que puedo rendir como lo hacía en la Argentina”, declaró hace una semana Kranevitter, en diálogo con los medios de prensa.

Los primeros que padecieron ese paso de la gloria a la intrascendencia fueron a mediados del 2015 Ariel Rojas, quien eligió irse libre al Cruz Azul de México, y Teo Gutiérrez, quien optó por marcharse al Sporting de Lisboa. Ambos acabaron sin poder triunfar, lejos del nivel que habían mostrado en Núñez.

Rojas diría con el tiempo tras un regreso donde no volvió a ser el de la temporada 2014-15: “La verdad es que con el diario del lunes fue un error haberme ido en ese momento, pero las cosas se dieron así y luego al volver te das cuenta lo difícil que es estar en Ríver”.

Los casos de otros dos jugadores que se fueron porque no tenían tanta continuidad son los de Emanuel Mammana y Germán Pezzella, quienes también ingresan en esa categoría de contratos millonarios con desafíos muy alejados de lo que significa la competencia en River.

Mammana se fue al Olimpique de Lyon y de allí pasó al Zenit de Rusia, en ninguno de los clubes logró continuidad, mientras que Pezzella pasó al Betis y luego a la Fiorentina, donde se afirmó y es el capitán del equipo, aunque sin chances de pelear títulos como lo hacía en River.

Los que siguieron el mismo camino también fueron Ramiro Funes Mori, quien pasó al Everton inglés y luego al Villarreal español, y Lionel Vangioni, vendido al Milán donde casi no jugó y tuvo que buscarse un lugar en el Monterrey.

Es justo decir que en México, Vangioni recuperó su nivel y fue campeón en diciembre en el Monterrey del “Turco” Mohamed, aunque lograrlo le llevó casi un lustro.

La historia no cambió con lo casos de Gabriel Mercado que continuó su carrera en Sevilla con muchos partidos y ningún título y con Alario que se sumó al Bayern Leverkusen donde juega seguido pero siempre ingresando desde el banco de suplentes y sin posibilidades de alguna vuelta olímpica.

Otros históricos como el uruguayo Carlos Sánchez o el propio Marcelo Barovero eligieron el fútbol mexicano como destino posterior a River perdiéndose la posibilidad de ser parte de los acontecimientos del 2018 contra Boca, en el título de la Copa Libertadores.

Otro caso similar es el de Sebastián Driussi, quien se fue al Zenit de Rusia sin haber logrado nada trascendente ni haber sido titular, mientras que los dos últimos en partir, el “Pity” Martínez a la MLS estadounidense, y Jonatan Maidana al Toluca de México, donde apenas jugó una decena de partidos, tampoco recuperaron el brillo de su etapa en Núñez.

Todos estos jugadores mencionados que son parte de los logros más importantes de River de estos últimos seis años sumaron contratos millonarios pero restaron actualidad deportiva y crecimiento en sus carreras.

Este contradictorio fenómeno choca con las historias pasadas de casos emblemáticos como Javier Saviola, Pablo Aimar, Ariel Ortega, Matías Almeyda, Martín Demichelis, Hernán Crespo y el propio “Muñeco” Gallardo, que se fueron de River y lograron que sus carreras trascendieran también en el exterior.

Las razones explicadas desde el núcleo íntimo del cuerpo técnico encabezado por Gallardo se resumen en una frase: “En muchos casos hubo apuro por irse, en otros necesidades económicas, pero está claro que acá las figuras fueron los equipos y las piezas individuales por sí solas no brillan”.

“Antes los equipos se armaban sobre la bases de los rendimientos individuales, ahora se logró que los funcionamientos colectivos potencien a las individualidades, quizá esa sea una de las diferencias entre aquellas figuras y las de este proceso”, recordó alguien que conoce cada rincón del “Mundo River”.

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