Policiales

Las dos versiones donde se oculta la verdad del caso Lucía Pérez

A menos de una semana del inicio del juicio por la muerte de la menor Lucía Pérez, se perfilan ya las dos estrategias en un caso complejo. Pese a que pasaron dos años del hecho, los peritos no se pusieron de acuerdo en la causa de la muerte de la adolescente, en si hubo abuso sexual o si los tres imputados acondicionaron el cuerpo para ocultar pruebas. A continuación dos crónicas que reflejan lo que cada parte sostiene que sucedió con la Lucía Pérez.

La hipótesis acusatoria

Lucía Pérez tenía 16 años cuando el viernes 7 de octubre de 2016, a la salida de la Escuela Media N°3 -Juan B. Justo 600-, conoció a Matías Farías y le compró porro dentro de una camioneta, que manejaba Juan Pablo Offidani.

Esa compra de 100 pesos de marihuana a Farías selló el fatal destino de Lucía Pérez, que en ningún momento buscaba la muerte en esa intención de conseguir unos porros para fumar.

Farías (23) estaba en el asiento de acompañante de la camioneta que manejaba Offidani. Atrás iba Lucía, junto a una amiga de la escuela. En ese contexto, Farías intentó seducir a Lucía, la invitó insistentemente a su casa y la adolescente se negó una y otra vez hasta que, finalmente, ambas chicas bajaron del vehículo.

Pero el contacto ya se había generado. El deseo sexual de Farías por Lucía ya se había instalado en el cuerpo de quien se dedicaba a venderle droga a menores de edad.

El sábado 8 de octubre, pasadas las 8 de la mañana, Lucía y Farías comenzaron a escribirse por celular. El dealer bromeaba con la adolescente y la acusaba de “haberlo dejado tirado” la otra tarde y a la noche. La joven, para no mostrarse menos, le respondía que había terminado “re loca” con otra amiga y que por eso había “colgado” en responderle. La charla continuó hasta que la adolescente preguntó si podía volver a comprarle 100 pesos de marihuana.

Cerca de las 10.30 de la mañana, Farías, junto a su “compadre” Offidani, buscó a Lucía por la esquina de su casa del barrio Colinas de Peralta Ramos y la llevó a dar una vuelta para hacer la transacción de estupefacientes.

En el camino, Farías le insistió a Lucía para que esta vez sí fuera a su casa, algo a lo que la adolescente se había negado la tarde anterior. La invitación a la casa de Farías también incluía una “inocente” compra de facturas y Cindor y la víctima finalmente aceptó a ir.

Offidani, en silencio, condujo la camioneta hasta Racedo 4825, del barrio El Alfar. Dejó a Farías y a Lucía solos en el lugar y se marchó, para que su “compadre” hiciera con la adolescente lo que tenía pensado hacer.

Con el correr de las horas, Farías y Offidani se mantuvieron en contacto por mensajes de texto, al punto tal que el primero le pidió a su “compadre” que le comprara preservativos y que se los llevara a la casa.

Lucía y Farías estuvieron juntos en la casa de Racedo 4825 menos de cinco horas, en ese lapso, Lucía consumió marihuana y cocaína que fue provista por Farías, quien se aprovechó de la situación de vulnerabilidad de la adolescente y gracias a los efectos de anulación de la conciencia de las drogas, la agredió sexualmente en reiteradas oportunidades, la violó hasta que Lucía murió.

Luego, cerca de las 15, Offidani llegó a la vivienda de Farías junto con Alejandro Maciel, quien era su terapeuta para superar las adicciones. Entre los tres hombres intentaron ocultar el crimen. Entre los tres acondicionaron el cuerpo de la víctima, lavándolo y vistiéndolo, antes de llevarlo a una sala sanitaria. Además, retiraron del lugar las drogas que le habían dado a Lucía, tales como cocaína y marihuana, que luego serían encontradas en la camioneta de Offidani.

Conclusiones de la acusación

La relación entre Farías y Lucía era asimétrica. Farías proveyó la droga que consumía Lucía, quien era menor de edad y estaba en situación de vulnerabilidad frente a Farías.

Farías y Offidani vendían drogas a menores de edad y captaban adolescentes a la salida de colegios.

Lucía Pérez fue drogada y agredida sexualmente por Matías Farías, que la violó aprovechándose de que la menor había consumido los estupefacientes que le brindó. Esa actividad sexual brusca, sumada al consumo de cocaína, causó una asfixia tóxica, con congestión y edema pulmonar, lo que provocó la muerte de la menor.

Lucía había consumido cocaína provista por Farías y no pudo decidir con plena libertad de conciencia lo que sucedió después. Sin dudas, no decidió en ningún momento morir luego de ser penetrada por Farías.

Offidani tuvo una participación directa en la muerte de Lucía Pérez, ya que le brindó los medios a Farías para que éste pudiera estar a solas con la adolescente.

Maciel lavó el cuerpo de Lucía Pérez para ocultar pruebas.

Farías, Maciel y Offidani.

La hipótesis de la defensa

Era la tarde del viernes 7 de octubre de 2016 cuando Lucía Pérez (16) salió de la EES N°3 de Juan B. Justo y General Rivas junto a su compañera Belén. Caminaron hasta la esquina y vieron una camioneta Fiat Adventure, color gris. Lucía había acordado con Matías Farías (23), al intercambiarse mensajes telefónicos, la compra de droga.

Lucía Pérez, sin llegar a ser una adicta patológica, consumía estupefacientes y fue por ello que aceptó que otra amiga le acercara el contacto de Farías, porque sabía que a través de él podían conseguir marihuana o cocaína.

Acompañada por su amiga, Lucía subió a la camioneta y ambas ocuparon los asientos traseros. Al volante estaba Juan Pablo Offidani (41), compadre de Farías. Sobre el vehículo se realizó la compra de marihuana por la que Lucía pagó 100 pesos.

Después de recorrer algunas cuadras la camioneta se detuvo. Lucía había pedido que las dejaran en la parada del colectivo 523 y Offidani, que apenas si hablaba, condujo hasta la rotonda de El Faro. Las dos menores se despidieron y todos se fueron a sus respectivas casas, aunque con la idea latente de volver a verse, incluso esa misma noche.

Lucía Pérez pasó toda la madrugada del sábado 8 en su casa y consumió algunos estupefacientes, y a la mañana inició el contacto con Farías. Tras disculparse por haberse “colgado” la noche anterior y decirle que era porque había consumido drogas con una amiga, Lucía recibió como respuestas de Farías un “bueno, que tengas un buen día”.

Minutos más tarde la propia Lucía fue la que retomó el diálogo por Whatsapp y le ofreció encontrarse para darle “100” presuntos pesos. A partir de ese reinicio de la charla es que ambos coordinaron cómo lo harían: Farías, en la camioneta de Offidani, la pasaría a buscar. Farías pidió a Lucía que llevara un termo que él compraría facturas y Lucía le dijo que cerca de las 15 debía volver, por lo cual el encuentro no tenía como eje central la compra y venta de drogas, que generalmente sucede en muy poco tiempo, apenas unos segundos.

Farías vendía estupefacientes pero no se dedicaba a captar menores, ya que solo se había contactado con una amiga de Lucía antes. Offidani, además, apenas participó como chofer el viernes y no formaba parte de esas actividades de su compadre.

Así fue como desde las proximidades de la casa de Lucía Pérez se dirigieron a la de la calle Racedo al 4800, donde residía Farías y en donde Offidani los dejó a ambos las 10.30 del sábado.

Dentro de la casa, desde ese horario, hasta las 14.45, aproximadamente, Farías, de 24 años, y Lucía, de 16, tuvieron relaciones sexuales consentidas. También consumieron drogas como cocaína.

Tras ello Lucía Pérez, una vez que se disponía a retirarse de la casa, ya vestida, sufrió una descompensación causada por el consumo de estupefacientes y por la actividad sexual mantenida solamente con Farías.

Offidani y Maciel llegaron a la casa cerca de las 15, previo pasar por un cajero automático, y se encontraron con el pedido de ayuda de Farías ante el colapso de Lucía Pérez. Primero ingresó a la casa Offidani y luego le pidió ayuda a Maciel, quien con algunos conocimientos de asistencia a personas -era el terapeuta de Offidani en su proceso por rehabilitarse del consumo de drogas- mojó la cabeza de la menor. Al no poder reanimarla, todos se subieron a la camioneta de Offidani y cargaron a Lucía Pérez para llevarla a la sala asistencial de Playa Serena.

Una vez allí, Farías reconoció que él había tenido relaciones sexuales con Lucía Pérez y consumido drogas. El médico constató el fallecimiento de la adolescente.

Conclusiones de la defensa

Farías solía vender drogas pero no se dedicaba a captar mujeres menores de edad.

Offidani solo una vez lo acompañó en esa actividad y fue el día anterior a la muerte de Lucía Pérez.

Lucía Pérez no fue agredida sexualmente, no hay lesiones de abuso y la muerte obedeció a las relaciones sexuales consentidas que mantuvo con Farías, la escasa alimentación desde la noche anterior y el consumo de cocaína.

Maciel no lavó el cuerpo para ocultar pruebas.

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