Las dosis de calidad de Selección que se inyectó Mar del Plata (1985-2020)
Repaso por los futbolistas que llegaron a esta ciudad después de la disolución de los viejos Nacionales. Gran parte de ellos vinieron a Aldosivi.
Algunos fueron a la cancha exclusivamente a verlo jugar a él. Alejandro Débole causó sensación en Mar del Plata.
Mientras a los equipos de Mar del Plata los movió el interés por llegar a los viejos Nacionales, la mayoría de los futbolistas con pasos por la Selección Argentina mayor que llegaron a esta ciudad fueron a San Lorenzo o Kimberley.
El esfuerzo económico, sin embargo, agotó a los clásicos rivales, que empezaron a ceder terreno a manos de nuevos poderosos. Aldosivi, que también se había desgastado durante el período anterior, pudo reinventarse de la mano de los poderosos empresarios pesqueros del Puerto y se mantuvo en carrera. Y Alvarado surgió como un competidor tenaz.
Aunque más lejana, con los filtros del Regional y luego de la Primera B Nacional, la meta siguió siendo la Primera División. Los nuevos clásicos rivales no dejaron de perseguirla y en el intento consiguieron, sobre todos los portuenses, algunas contrataciones que dieron mucho que hablar.
No siempre los recién llegados estuvieron a la altura de las expectativas. Por lo general, vinieron en el otoño de sus carreras. Pero, aunque más no sea como transmisores de experiencias para compañeros menos rodados, contribuyeron a jerarquizar el medio.
“Pichones” de Menotti
Recuperado del “cimbronazo” de fines de los ’70, Aldosivi, promediando los años ochenta, mostraba síntomas de recuperación. El club portuense apostó, con diferencia de pocos años, a dos punteros derechos que pasaron por las manos de César Luis Menotti en la Selección.
El primero, Jorge Cecchi, jugó dos amistosos en 1980 con la Selección: un 5-0 sobre Suiza en Córdoba y un 1-1 con la vieja URSS en el “José María Minella” de esta ciudad. Surgido de las inferiores de Boca, no pudo afirmarse en la Ribera y recaló en Mar del Plata en 1985. Rápido, con poco gol –apenas cuatro en sus dos temporadas con el equipo-, tuvo un paso discreto.
El segundo jugó diecisiete minutos en aquel 5-0 sobre Suiza. Tampoco pudo afirmarse en la Primera División de AFA. Pero, acá, Alejandro Débole causó sensación a partir de su llegada en 1989 y era una delicia ubicarse detrás del lateral derecho del ataque de Aldosivi para verlo hamacarse, amagar, enganchar y casi siempre escapar para tirar el centro perfecto. Hizo goles y los hizo hacer. Ganó dos títulos (1989 y 1993) con el equipo portuense y se ganó también el cariño y el respeto de los hinchas de Alvarado, siendo gran figura del equipo que estuvo en el umbral del ascenso en el Regional 1991/92.
El de mejor currículum
No hubo jugador que tuviera mejores antecedentes que Juan Barbas cuando llegó a Alvarado, de la mano de la empresa Telemarket y junto a otros tres internacionales (ver aparte), para jugar el Torneo del Interior 1993/94. “Barbitas”, campeón mundial juvenil en Tokio 1979, regresaba al país con 34 años tras triunfar en España (fue elegido mejor extranjero de la Liga por la famosa revista Don Balón en 1983 y 1984) e Italia. Surgido de Racing, disputó 33 partidos en la Selección mayor entre 1979 y 1985, incluido el Mundial de España de 1982. Y no jugó más porque Carlos Bilardo, seleccionador nacional de entonces, era poco afecto a jugársela por futbolistas identificados con César Luis Menotti.
Nadie llegó a Mar del Plata con los antecedentes de Juan Barbas. Su clase pasó unos meses por Alvarado
En Alvarado, más allá de jugar partidos correctos, no pudo torcer el rumbo de un equipo que apenas avanzó una fase y quedó rápidamente en el camino a manos de Cipolletti y Deportivo Patagones. Jugó once de los catorce partidos de ese Regional y seis cotejos del torneo local de 1994. El efímero paso del “Proyecto Telemarket” por Alvarado significó una enorme desilusión y quedó pegado a ella.
Alvarado, de todos modos, siguió peleando por llegar al fútbol grande y en el intento trajo de todo. En la extensa nómina de refuerzos de los últimos veinticinco años sobresalen dos nombres.
Carlos Enrique posa junto a un “3” histórico de Alvarado: Fabián Montecchia. El “Loco” duró poco en el club de Jara y Peña.
Carlos Enrique, duro lateral izquierdo con diez años en el máximo nivel de AFA (seis en Independiente, con un título metropolitano, una Copa Libertadores y una Intercontinental, y cuatro en River, con otras dos vueltas olímpicas), llegó como refuerzo para jugar el Argentino B 2000/2001 a sus 36 años. Había jugado nueve partidos internacionales en el primer ciclo de Alfio Basile, entre ellos tres en la Copa América de Chile ’91. En Alvarado duró menos: el “Loco” jugó cinco cotejos, se peleó con el DT Daniel Salgado y se fue.
Por último, Pablo Ledesma jugó en buen nivel para Alvarado en la última temporada de la Primera Nacional de fútbol. Muchos tienen en la cabeza su extenso paso por Boca (nueve temporadas, 170 partidos oficiales) o su incursión en el “calcio” con Catania. Pocos también jugó dos partidos amistosos en el segundo ciclo de Alfio Basile.
Pablo Ledesma ratificó pergaminos y dejó una buena imagen en la primera campaña de Alvarado en la Primera Nacional.
El breve paso del “Puma”
José Luis Rodríguez, atacante del mejor Deportivo Español de la historia e ídolo en Rosario Central, de la mano de un proyecto encabezado por Oscar Ruggeri vino a jugar para Atlético Mar del Plata un triangular clasificatorio al Argentino B 1998/1999. En su mejor momento, había disputó seis amistosos en 1987 y 1988 con la Selección campeona del mundo en México. Al club “decano” llegó próximo a cumplir 35 años.
Pero el sueño del Atlético casi ni llegó a nacer. En ese triangular perdió en el escritorio el único que partido que ganó (2-0 a San Lorenzo) y en el restante fue goleado (4-0) por Alvarado. El “Puma” jugó esos dos partidos y se fue. Como Ruggeri y todos los jugadores que vinieron con él.
Apuntalando la escalada
Después de la reestructuración de 1996, conforme Aldosivi escaló en el fútbol argentino, naturalmente, incrementó la calidad de sus refuerzos. Y en los últimos veinticinco años llegaron seis internacionales por Argentina.
El primero fue Ariel Boldrini, quien se integró al equipo para jugar el primer Nacional B, el de la temporada 1996/97.
En su mejor momento, cuando estaba por pasar de Newell’s a Boca, jugó cuatro amistosos en la Selección de Basile, entre ellos un recordado 2-2 en Wembley en 1991. Acá el atacante aportó cinco goles en dieciocho partidos. No desentonó, tampoco marcó diferencias.
El “Turu” Flores desborda ante Juventud Antoniana. Su llegada a Aldosivi provocó una gran expectativa.
Casi una década más tarde, en el verano de 2006, para jugar el mismo certamen, desembarcó José Flores en el club portuense, una gloria de Vélez, campeón de la Copa Libertadores y de la Intercontinental en 1994, entre otros títulos.
El “Turu” fue convocado ese mismo año por Daniel Passarella para jugar dos amistosos con la “celeste y blanca”.
Al momento de llegar a Aldosivi, desde Independiente, volvía de ocho años en España (Las Palmas, La Coruña, Valladolid, Mallorca y Ciudad de Murcia) y se notaba. Tuvo varias lesiones y también una noche de gloria con dos goles a Defensa y Justicia para dar vuelta un 0-2. Convirtió seis tantos en quince partidos. Tras ese torneo, anunció su retiro.
José Sand, uno de los grandes ídolos en la historia de Lanús, jugó dos partidos por la Selección, incluso uno de eliminatorias. Hacia fines de 2014 parecía ingresar en el ocaso de su carrera. “Teté” Quiroz, sin embargo, confió en él y Aldosivi lo contrató para jugar su primer torneo de año completo en primera división en 2015. Y acá rejuveneció.
Por rendimiento, José Sand fue uno de los mejores “internacionales” que haya jugado en esta ciudad.
Se sintió cómodo y marcó once tantos en un gran año. Tan bien anduvo que Lanús lo volvió a fichar y él respondió con títulos y goles hasta depositarlo en una final de Copa Libertadores.
Leandro Somoza tuvo en el club portuense un digno cierre para una carrera que incluyó 388 partidos oficiales, cuatro títulos nacionales (un par con Vélez y otro con Boca), una Copa Sudamericana con Lanús y tres partidos en la Selección. El mediocampista central llegó a mediados de 2017, inmediatamente después del último descenso, y paulatinamente se erigió en una pieza clave del equipo que ascendió en 2018.
La última noche de futbolista de Leandro Somoza: la del ascenso de Aldosivi en la cancha de Arsenal. Fue importante en ese logro.
Por último, dos jugadores del último plantel, el central miramarense Leonel Galeano y el mediocampista ofensivo Facundo Bertoglio, disputaron un amistoso en la Selección cuando Diego Maradona repartía convocatorias por doquier. El dato fue que el ex Colón marcó dos goles en esa única presentación, récord para un debutante.
Los internacionales para otros países
La nómina se engrosa con aquellos futbolistas que jugaron en selecciones nacionales mayores de otros países. Por lo general, se repitió la regla que rigió la llegada a la ciudad de los internacionales criollos: la mayoría llegó cuando sus carreras se acercaban al final.
Hubo, sin embargo, tres excepciones. La más notable fue la de Mauro Camoranesi, el tandilense que llegó a Aldosivi en 1994 con 17 años para luego saltar a México, Uruguay, Banfield, nuevamente México y finalmente Italia, donde se nacionalizó y llegó a integrar la selección campeona del mundo de 2006 en Alemania.
El gran recorrido de Mauro Camoranesi en el fútbol empezó en Mar del Plata y en Aldosivi.
Un recorrido parecido tuvo el defensor Norberto Araujo, formado en Renato Cesarini y traído a Aldosivi por Jorge Solari. El veloz zaguero dejó una grata impresión durante su paso en la temporada 1998/1999 de la B Nacional. Con los años llegó a la Liga Deportiva de Quito, donde fue ídolo e integrante del equipo campeón de la Libertadores 2008. Fue tan bueno lo suyo que allí le propusieron nacionalizarse para integrar la selección. Jugó cuatro partidos para Ecuador en 2011.
Muchos hinchas de Aldosivi no daban dos mangos por Roger Martínez cuando Racing lo dió a préstamo en 2015. El joven colombiano venía de jugar, sin demasiado suceso, en Santamarina de Tandil. Pero aquí, formando dupla de ataque con José Sand, la “rompió” y dio el salto. Lo “repescó” Racing, fue al fútbol chino por casi diez millones de euros y luego a Villarreal, a América de México y a la selección de su país. En la última Copa América, por caso, le hizo un golazo a Argentina.
En el resto de los casos, en cambio, los llegados a Mar del Plata vinieron lejos de sus mejores momentos. El primero fue Juan Carlos Touriño, un lateral derecho que trajo San Lorenzo en 1979 junto a Carlos Della Savia, ambos provenientes de Gimnasia y Esgrima La Plata.
Juan Carlos Touriño junto a Carlos Della Savia. Había jugado en Real Madrid y en la Selección de España. En San Lorenzo no se afirmó.
Touriño había jugado en Real Madrid entre 1970 y 1976 y, como tenía la doble nacionalidad, jugó un amistoso internacional para España frente a Hungría en enero de 1972. En San Lorenzo apenas jugó cuatro partidos, sólo uno como titular: no era fácil quedarse con el puesto de Alejandro Mascareño.
El uruguayo Eduardo Del Capellán llegó en 1985 a General Mitre con el antecedente de haber jugado en Peñarol de Montevideo y en la selección “charrúa” en 1977. Su paso fue apenas discreto.
El proyecto Telemarket de Alvarado vino con tres internacionales uruguayos. Los mediocampistas Fernando Silvera (cuatro partidos en la “celeste” en 1991) y Luis Carlos Sánchez (tres partidos en 1992), y el defensor central Obdulio Trasante, campeón de la Copa América de 1987 en Argentina y de la Libertadores de ese mismo año con Peñarol.
Ninguno de los tres sobresalió. Trasante se quedó para el torneo local de 1994 y fue el único “grande” que aceptó a salir a la cancha con los pibes que pusieron la cara y perdieron 13-0 con Aldosivi en una de las páginas más vergonzosas de la historia del fútbol marplatense.
Otro oriental “de selección” fue el defensor Leonardo Ramos, quien llegó a Aldosivi para jugar el Argentino A 2004/2005. Lateral derecho o central, entre 1991 y 2000 jugó ocho partidos en el equipo nacional de su país. Acá llegó con casi 35 años, desde Nueva Chicago, pero había tenido una larga estadía en Estudiantes de La Plata y pasos previos por Vélez, River, Salamanca de España y Colo Colo, entre otros. No jugó de acuerdo a sus pergaminos y, cuando sus compañeros ascendieron en Córdoba, él ya se había ido varios meses atrás.
El último internacional uruguayo que llegó a Mar del Plata fue José Batista, aquel “4” de Deportivo Español, dueño del récord de la expulsión más rápida en la historia de los Mundiales, a los 56 segundos del partido de su equipo ante Escocia en México 1986. “Charly”, como el “Puma” Rodríguez, vino para jugar el triangular clasificatorio al Argentino B 1998/99 para Atlético Mar del Plata.
Poco pudo mostrar en dos partidos. Dejó, en cambio, un gran recuerdo humano. “Un fuera de serie, después me llevó a Argentino de Quilmes. Nosotros la pasábamos mal y el tipo nos compraba la comida y se quedaba a comer con nosotros”, recuerda Mariano Padilla, su compañero en aquel elenco “decano”.
El delantero boliviano Roger Suárez había actuado en la selección de su país entre 1996 y 2004 en 29 partidos internacionales, marcando siete goles. A Aldosivi vino a jugar en la temporada 2006/2007. No hizo pie en la categoría: jugó nueve partidos y se fue en el mayor de los silencios.
Por último, Julio César Irrazábal jugó en 2007 tres partidos en la selección de Paraguay antes de recalar en Aldosivi en 2012. Los hinchas portuenses no daban crédito a su condición de internacional. Ni mucho menos a los apodos que traía de su país: “El Sabio” o “Ibrazabal”. Jugó poco y salió del equipo antes de terminar el torneo.