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Las farolas de la antigua rambla volverán a vivir su belle epoque

Mediante un minucioso trabajo de restauración, 19 joyas del patrimonio marplatense volverán a lucir como hace un siglo, en sus tiempos de esplendor.

En los primeros días de mayo, Costanza Addiechi, directora coordinadora de Restauración de Monumentos Históricos de la Municipalidad, comenzó a remover manualmente las capas de óxido y pintura que durante más de un siglo acumularon las 19 farolas históricas que ornamentan Plaza Mitre.

“Cada una -comenta Addiechi- es una pieza escultórica con una complejidad artística poco encontrada en otras obras de la ciudad. No sólo son valiosas por su diseño sino por el período histórico al que pertenecen. Representan el símbolo más ilustrativo de la antigua postal marplatense. Nos cuentan una historia de 1913, cuando inauguraban la Rambla Bristol o ‘francesa’ como popularmente se la conocía”.

– ¿Fueron diseñadas específicamente para ese proyecto?

– Sí, por eso los motivos que las componen son cangrejos, hipocampos, caracoles, tortugas, peces, anguilas, estrellas de mar, sogas, redes, medusas, algas. Todos estos elementos ornamentales contribuían a jerarquizar el paseo que quedó como la imagen representativa de la Belle Epoque en Mar del Plata. Fueron fundidas en hierro en los talleres “Anglada y Cía” de Buenos Aires, una reconocida fundidora de arte responsable de la elaboración de obras importantísimas de toda Latinoamérica.

– ¿Cuándo retiraron las farolas de su paisaje original?

– Estuvieron allí emplazadas hasta que comenzó la construcción del complejo Casino- Hotel Provincial que convivió con la antigua Rambla Bristol hasta su desmantelamiento en 1941. Ese mismo año fueron retiradas.

Patrimonio histórico

En diciembre pasado el Concejo Deliberante aprobó un proyecto de ordenanza elaborado por Addiechi y declaró patrimonio histórico municipal las obras escultóricas más antiguas de la ciudad. Entre ellas se encuentran las farolas que, según comenta la restauradora, “estaban expuestas a la agresión de las variaciones climáticas y su aspecto no contribuía a detener el vandalismo. El trabajo es de exigencia física porque porque todo se hace en forma manual, son 19 y muy complejas en su diseño pero era algo que no se podía postergar”.

Con la poca información existente y en busca de su color original, Addiechi fue buscando pistas durante el proceso de intervención, convencida de que “las piezas que se restauran hablan, traen referencias del pasado, de su autor, del tiempo transcurrido, de los daños sufridos, de la intencionalidad del vandalismo y del descuido. Encontré pinturas de color verde, dorado, negro, gris y un par de colores anaranjados de antióxido pero ninguna me hablaba del año 1913”.

Eso terminó de convencerla de que las columnas no estaban pintadas cuando las colocaron en la antigua rambla, sino que “fueron expuestas en su estado natural, protegidas quizas con sustancias orgánicas”.

– ¿Cuál será el color que tendrán después de la restauración?

– Intento devolverle a la ciudad la calidad de sus obras escultórica respetando el aspecto original. Así, las farolas lucirán un color aproximado a aquel inicial “amarronado” que representa la primera oxidación del hierro fundido pero protegidas para que no se sigan deteriorando y teniendo en cuenta el nuevo entorno que las contiene.

– ¿Cuáles son los pasos antes del acabado?

– Se retiran todas las capas de pintura sin dejar restos que impidan la adherencia de las productos que se aplican posteriormente. Se tratan los focos de oxidación para detenerlos y revertirlos para luego protegerlas con diversas manos de pinturas anticorrosivas y de barrera que aíslan la pieza de la humedad.

Un trabajo que se proyecta

Addiechi planea finalizar el trabajo “para mediados de noviembre. Son 19 y una incompleta que espero poder reemplazar para completar este magnífico paseo histórico que ofrece la Plaza Mitre”.

La tarea, sin embargo, no termina allí, sino que se proyecta.

“La conservación -comenta Addiechi- es tan importante como la restauración. Por eso las piezas restauradas entran a un calendario de mantenimiento programado en donde se chequea el estado y se aplican los productos que contribuyan a su protección”.

“No obstante -añade- el único modo de que nuestras obras escultóricas se preserven en el tiempo es a través del conocimiento del valor que encierran”.

Por tal motivo, está llevando a cabo un programa de visitas guiadas no sólo para marplatenses y turistas durante las vacaciones, sino también para entidades educativas el resto del año.

Paralelamente, trabaja en la segunda etapa de las tres que conformarán la ordenanza que en diciembre pasado comenzó a reglamentar el patrimonio escultórico marplatense.

“En la primera etapa -indica Addiechi- fueron declaradas Patrimonio Histórico Municipal 57 piezas escultóricas que habían sido emplazadas antes de 1939. La segunda contempla el resto de las obras hasta la actualidad y la tercera registrará todas aquellas esculturas que han desaparecido de nuestros espacios públicos. Quizás alguna de ellas pueda ser recuperada a partir de su declaratoria”.-

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