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Interés general 19 de mayo de 2017

“Las iglesias deben meterse en ese infierno de droga y pobreza”

El pastor Omar Olier se refirió a la situación social de los sectores más postergados de Mar del Plata. "Hay gente viviendo en un estado total de abandono", advirtió.

Según el pastor Omar Olier, cabeza del Centro Cristiano Dios es Amor con sede central en el ex Teatro Opera, de Independencia al 1600, en los últimos 15 años llegaron para radicarse en el partido de General Pueyrredon unas 200.000 personas, la gran mayoría procedentes del conurbano bonaerense. Esa ola migratoria, en su visión, acrecentó un gran cordón de pobreza que circunda a la ciudad, en el cual miles y miles de familias no tienen luz, ni agua, ni cosas elementales.

“Levantaron una casillita como pudieron, ahí se metieron y sobreviven y si llueve mucho como pasó semanas atrás no podíamos llegar a ellos en camionetas, para alcanzarles ayuda, sino que tuvimos que hacerlo en carros”, dijo el líder de la iglesia evangélica que surgió en la ciudad en 1987.

“Abandono total”

En diálogo con el periodista Jorge Penín durante el programa “La Mañana Perfecta” de Radio Continental Mar del Plata, Olier se refirió de este modo a la realidad de los asentamientos más postergados: “Esta gente está viviendo en un estado de abandono total. El padre, los hermanos mayores, quieren trabajar pero no están preparados para una sociedad que es la del siglo XXI. Si esa persona no sabe leer, no sabe escribir, qué pueden conseguir como trabajo. Harán changuitas. pintura, de peón de albañil, cortar el pasto… Pero cuando vuelven a la casa están muertos de cansancio. Ese hombre salió a las 6 de la mañana y vuelve a las 8 de la noche. Comió mal. Llega a la casa y se desmaya. Y al otro día, lo mismo. Y al otro día, igual. Así se rompe el seno familiar. Ese hombre no va a ganar así 20.000 pesos por mes. Ganará mucho menos de lo que necesita para vivir dignamente. Cuando tenés 20 años, esto lo podés encarar. Pero ese mismo joven, pasa los 30 y sigue igual, y ve que no tiene perspectiva alguna y que para entonces con su mujer ya tienen cinco pibes. Porque hay infinidad de familias en este sector que tiene de cinco chicos para arriba. Y así crecen esos chicos. En la casilla, en la calle, jugando todo el día por ahí. Esta es la realidad. Esos chicos llegan a la adolescencia y comprenden, viendo al padre, a los abuelos, a la madre, que ellos tampoco tendrán un futuro mejor. Estamos así ante una generación frustrada”.

Olier, conforme a sus mismas palabras, es parte de la evolución constante de las iglesias protestantes en la Argentina, las que están creciendo, estimó, en un mínimo de alrededor del 20 por ciento anual. También calculó que en la ciudad estas iglesias reciben la concurrencia de 100 mil fieles. Además indicó que en el centro de predicación del ex Opera, abierto de forma continuada desde las 5 de la madrugada hasta las 12 de la noche, se reúne diariamente un promedio de 2.000 fieles, procedentes de toda la ciudad y de localidades vecinas.

“Pobreza moral”

En cuanto al tema de la pobreza, que técnicos de la UCA hoy sitúan por arriba del 32 por ciento, Olier remarcó: “No somos pobres porque estamos en uno de los países más ricos del planeta”. “El problema no es económico sino moral”, abundó.

“El drama de la pobreza -dijo- tiene que ver con la educación. No hay personas capacitadas para trabajos calificados. Muchas personas buscan trabajo para el cual no tiene la potencialidad”.

El Centro Cristiano Dios es Amor, precisó su líder, mantiene unos 46 comedores en Mar del Plata, en los cuáles reciben varias comidas al día alrededor de 5.000 chicos, y cada vez más familiares que a estos acompañan.

“Es como un ejército que se moviliza diariamente -describió el pastor-. Hay camionetas que recorren los barrios. ¿Quién sostiene esto? Son los propios fieles, empresarios de Mar del Plata, gente de todas las creencias, incluidos católicos. Así nos podemos financiar”.

“Los narcos ya están acá”

Al preguntársele sobre el tema de la droga, Olier respondió: “Nosotros ahora estamos por abrir una Iglesia que se llamará Centro Juvenil que va a atender el flagelo de la droga. Es un problema que más que de clase baja, es de clase media y alta. El problema de la droga en Mar del Plata es tan serio que ya los narcos están acá, y muy pocos se animan a decirlo”.

“Una mujer que vende droga en su casa está sacando mínimo de 2.000 a 3.000 pesos por día -afirmó-. Entonces para qué voy a trabajar, dice. Y si le decís que está mal lo que está haciendo, te puede responder: “Ya sé que está mal pero no tengo otra solución”. Es como el tema de la prostitución: a veces cuando llevamos la ropa y la comida a algunas casitas vemos que a la nena de doce o trece años la madre o la abuela la prostituyen. La degradación social es tan grande que hay pocos que quieren decirlo. Nosotros lo decimos porque somos pastores y estamos todos los días con estos temas, pero nos pasa seguido que nos digan: “Gano unos 3.000 pesos por día: usted cree que yendo a una casa a limpiar me van a dar esa plata. Yo estoy en mi casa y me traen la droga. Y ¿quién es que se la trae? Ah, no sé, no lo conozco”. Y eso que pasa lo sabe todo el barrio, no sólo la policía. Ahora hay allanamientos en los barrios todos los días. Digo yo que esto parece un cultivo de la degradación humana. Y hay gente que va hacia esto, siente que no tiene salida, no tienen trabajo, tienen hambre, tienen frío… finalmente le dan este salvavidas que es el infierno, la droga, que les quema la cabeza y hace después cualquier cosa”.

¿Qué hacer ante un panorama tan oscuro? La pregunta se tornó inevitable y mereció esta respuesta: “Necesitamos que la sociedad se despierte. La Iglesia tiene que meterse en este infierno. Ahora, el 25 de mayo saldremos a la calle a orar y creemos que Dios escucha la oración. Hace dos años atrás la Argentina estuvo en una crisis total, económica, social, cultural y hubo una cadena de 40 días de oración y ayuno y el país ha tenido un cambio, hay otro gobierno, hay otra perspectiva que por cierto también muchos argentinos están resistiendo”.

Concluyó señalando: “Todos quieren que el hombre, algunos hombres o un hombre, el presidente de ahora o quien venga después, le solucione los problemas. Y los problemas los solucionará Dios en la medida en que los hombres tengan fe en El. Pero a esa fe debemos acompañarla con estudio, con mucho trabajo, con imaginación, emprendiendo cosas para salir adelante honestamente”.