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Interés general 18 de agosto de 2018

Las jugueterías tradicionales, atrás de las conquistas de género

Todavía son muy pocos los comercios que no hacen una división entre objetos para “mujer” y para “varón” y muchos menos los que proponen juguetes no sexistas.

Luciana Mateo
@LucianaMateo

LA PLATA (Corresponsal)-Pese a las luchas y -algunas- conquistas en materia de equidad de género de los últimos años, la mayoría de las jugueterías tradicionales continúa reproduciendo estereotipos a la hora de definir a qué juega una nena y a qué juega un varón.

Así, bebotes y artículos de cocina y de belleza siguen estando al tope de los juguetes que se ofrecen en las góndolas “para niñas”, mientras que autos, armas y robots priman en los estantes “para niños”.
Si bien hay excepciones, muy pocos son los comercios que no hacen una división entre objetos para “mujer” y para “varón” y muchos menos los que proponen juguetes no sexistas, es decir aquellos que no están pensados para un género en particular.

“La juguetería tradicional quedó ‘demodé’”, sostuvo Paloma García Brunelli, integrante del equipo creativo de una marca que desde 2014 fabrica juguetes sin género, que incentivan la creatividad y platean posibilidades infinitas.
“Creo que algo que sucede con algunos aspectos de la cultura infantil es que en la sociedad se ha avanzado en muchos puntos pero dentro de la industria del juguete se sigue reproduciendo esta característica sexista”, dijo a LA CAPITAL.

“Aún a pesar de todo el movimiento cultural y social, uno entra a las jugueterías y sigue habiendo sector ‘niños’ y sector ‘niñas’; lo mismo ocurre en las páginas web de las empresas”, coincide Valeria Dotro, directora de contenidos del laboratorio de investigación, creación, capacitación y reflexión Latinlab.

“Falta bastante”

En efecto, una recorrida por las webs de algunos fabricantes argentinos permite constatar que el pensamiento binario se mantiene intacto.

Por ejemplo, una marca puntualiza que “los juguetes para nenas son juegos que imitan escenas propias de la actividad de los adultos” mientras ofrece todo tipos de carritos para hacer compras -en supermercados, verdulerías y shoppings-, cochecitos para llevar muñecos, carteras y regaderas.

A los niños, en cambio, la firma les propone: “los autos y camiones más divertidos para todos los chicos” y ofrece variados automóviles, un garaje y una estación de servicio.

Otra empresa que divide sus productos entre ‘Adultos’ ‘Familiares’, ‘Infantiles’, ‘Ingenio’ y ‘Nenas’ invita a las niñas a jugar a juegos de mesa que se suponen ‘de mujer’: ‘Cita a ciegas’, ‘Chicas popstar’ y ‘Baila baila’ se destacan en sus empaques rosas.

Beatriz Caba, presidenta en Argentina de la Asociación Internacional por el Derecho del Niño/a a Jugar (IPA) considera que “muchas marcas ofrecen la cocina rosa porque también muchas mamás piden cocinas de ese color”.
Para Caba -profesora y ludoeducadora- “en la actualidad se está trascendiendo este tema pero va muy lentamente porque en las casas y a nivel educativo y cultural la diferenciación por género está muy instalada aún”.

“Creo que recién a esta generación de jóvenes que está viviendo tantos cambios no le va a importar -cuando sea madre o padre- el color de la cocinita”, agregó ante la consulta de este diario.

En la misma sintonía, Dotro opinó que “el tema está instalado en la sociedad, en los medios, en las familias y en los chicos, pero en las acciones todavía falta bastante”.

“No hay juegos mejores que otros”

Días atrás la cadena de supermercados Carrefour lanzó una publicidad para el Día del Niño con la imagen de un nene con casco y la leyenda “con C de campeón” y una nena con una cocina rosa y la leyenda “con C de cocinera”.
La campaña no duró ni un día: las críticas en las redes sociales llevaron a que la empresa tuviera que disculparse y desmontar las estanterías de sus sucursales.

“Los juguetes tienen un impacto muy fuerte en la construcción de la identidad”, explicó Valeria Dotro a LA CAPITAL.

“El juego tiene mucho de simbólico y los juguetes de algún modo establecen un cierto patrón de a qué jugar que tiene que ver con roles que se le asignan a las mujeres y a los varones y que en algún punto discriminan”, añadió la investigadora y magister en Sociología de la Cultura.

Beatriz Caba señaló por su parte que niños y niñas “juegan a aquello que la familia y la escuela les abren como abanico de posibilidades”.

“El niño es un ser social, un sujeto de derechos, entonces en tanto se le respeten sus derechos a jugar, a la educación y a la libre expresión, va a jugar a mil cosas”, sostuvo la docente.

Para las profesionales consultadas, es fundamental dejar que tanto varones como mujeres se expresen y, en este contexto, respetar la diversidad.

“No hay juegos mejores que otros”, aseguró Paloma García Brunelli, y concluyó: “es igual de importante que un chico juegue a construir a que juegue con un bebote, a ser papá o mamá”.