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Opinión 9 de diciembre de 2018

Las llamas de Paris sofocan a la Unión Europea

Por Raquel Pozzi
Analista en Política Internacional/Prof. En Historia.

El poder político de Emmanuel Macron tambalea al compás de una crisis social que expuso su punto más álgido con los “Casseurs de pierres” –los rompe piedras- alusión a la obra pictórica de Courbet (1849) para otros simplemente vándalos que protestan con chalecos amarillos en el Arco de Triunfo, en los Campos Elíseos y otros lugares relevantes de la historia de Francia.

Las consignas de las protestas son temerosas pero reflejan la desilusión que provocó la joven política concentrada en la figura del mandatario francés E. Macron contra la ultra-derecha de Marine Le Pen, los gritos expresan el recelo hacia la República ¡Macrón dimisión! ¡Macrón en prisión! Mientras las vidrieras de algunos negocios estallan en mil pedazos, la policía anti-disturbio custodia el “desorden” ya que nada pueden hacer frente a la horda que protesta en contra de la presión impositiva y el programa económico de E. Macron. Paris se viste de amarillo, la cuna de la revolución política del S. XVIII vuelve a la carga contra las clases sociales que integran la base de la pirámide estructural, no es el “tercer estado” son los trabajadores, la clase media que siente revulsión contra la política que gasta y no toma nota del sofoco que generan los impuestos.

E. Macron era la promesa del renacimiento francés con un modelo económico que moderaría entre el ajuste y el despilfarro estatal, pero no lo ha logrado, ni siquiera con esfuerzos retóricos de su primer ministro Édouard Philipe al manifestar la marcha atrás de los impuestos a los combustibles. Los manifestantes tejen involuntariamente el miedo escénico en la gran mayoría de los estados que componen la Unión Europea, mientras Marine

Le Pen se frota las manos esperanzada en capitalizar estas protestas para aumentar el caudal de fieles hacia la ultra-derecha que se expande de manera intermitente en toda Europa. No falta casi nada para que las llamas de Paris sofoquen a la Unión Europea. La canciller alemana Angela Merkel, en franca retirada de la política, busca transferir su poder en la carrera de posta que propone el partido CDU a la moderada Annegret Kramp-Karrenbauer –AKK- jefa del gobierno del Sarre, dejando atrás la sombra del viento que proponía su rival más derechoso dentro del partido Friedrich Merz. Nada asegura que AKK pueda llegar a ser la sucesora como canciller, tiempos huracanados le esperan a la otra dama fuerte de Alemania, el avance de los populismos nacionalistas de derecha promete terremotos políticos y económicos durante el 2019, la recesión económica global que se presume a futuro podría avivar las llamas. Mientras la potencia económica de los Estados Unidos se cierra, aumenta tasas, protege y empuña el arma con políticas arancelarias aún en momentos de tregua, La República Popular de China mira hacia otros lados, proponiendo multilateralismos a través de alianzas como por ejemplo con la República de India, abriendo puertos, tejiendo carreteras y ferrocarriles, otorgando fondos y aumentando la pulsión de progreso con la inteligencia artificial para ganar la batalla comercial, atesorando los dólares que EEUU no puede repatriar a pesar de los esfuerzos. Mientras tanto guerras híbridas, de cuarta generación, proxy o como quieran llamarles son los
comodines de otros estados que añoran la hegemonía económica, el premier ruso Vladimir

Putin es el ejemplo, lucha con espadachines en el Mar de Azov para mantener el dominio del Mar Negro, aunque no está solo porque Recep T. Erdogan patrulla sus costas y custodia la alianza económica con Rusia, todo el Mar Negro se ha transformado en un conjunto de nervaduras de gasoductos de empresas como la TurkStream que comenzará a funcionar en el año 2019, un complejo de tuberías que conforman 930 km. conectados a la red turca Lüleburgaz.

La península ática con la coalición de izquierda –SYRIZA- y la itálica populista con Sergio Mattarella y Matteo Salvini, también tienen lo suyo. El incendio social de Paris es sólo un indicio del desgaste que está atravesando la Unión Europea desde todos los puntos cardinales.

La piromanía norteamericana
Quizás pequemos al otorgarle tanta entidad al presidente norteamericano, pero lo cierto es que todo lo que surge de sus palabras se transforma automáticamente en provocaciones. La catarata de tweets de D. Trump acusando a la República Francesa de mantener alianzas con la República Islámica de Irán y subestimando los alcances del Acuerdo de Paris, son indicios de la desafiante actitud de Trump. Los poderosos mandatarios que desfilaron por la alfombra roja del G-20 en Argentina reflejaron por escasas horas, una especie de retrato de amigos y colegas
que se frecuentan en este tipo de reuniones protocolares teñidas de diplomacia pura como parangonando una gran obra pictórica.

“El almuerzo de los remeros” de Pierre-Auguste Renoir podría citarse para reflejar el decir del poder político mundial, el retrato con estilo impresionista de Renoir ofrece la idea que intento transmitir, una tranquila sobre mesa de amigos. Nada es lo que parece, vuelta a casa todo se transforma rápidamente en una obra
surrealista al estilo Jaroslaw Jasnikowski (pintor polaco S. XX) donde la inconciencia y la despreocupación por valores morales y estéticos dominan el mundo de la política interna y los lazos internacionales. Relaciones góticas, lenguajes desconocidos, la mofa contra el sentido común de algunos mandatarios creen enfrentar los parámetros de la gravedad e inventan fórmulas de relaciones interestatales impensadas o muy pensadas desgastando hasta romper
el contrato social entre el estado político y las sociedades civiles, ese contrato social de Jean Jacques Rousseau proclamando que “La marcha de la razón entusiasma a los hombres de conocimiento que alcanzan a vislumbrar un fin superior en el horizonte histórico”. No son tiempos de la razón como baluarte de ruptura del absolutismo en épocas del iluminismo, son tiempos de razonamientos velados por la premura de las crisis económicas que dieron entidad a una tipología de mandatarios con cierta bizarría supurando poder por dónde quiera que transiten. Así dirimen los conflictos algunos mandatarios.

Ahora con Vox
La otra sorpresa. España se acostaba republicana y amanecía monárquica cuando la ultra- derecha hacía su entrada en la institucionalidad del parlamento andaluz. El partido Vox de Santiago Abascal estira la alfombra roja para exhibir atributos políticos saturado de xenofobia, anti-europeísmo y todo aquello que brote de la semilla del desencanto que dejó la izquierda a través del PSOE como también otras fuerzas políticas como el Partido Popular, Ciudadanos y Podemos. ¿Andalucía inyectó de morfina a las ultra-derechas? El partido Vox no oficia de
analgésico más bien es el diagnóstico que la Unión Europea no quiere asumir, las democracias liberales están heridas de muerte y la lenta resolución de problemas de política doméstica como es el ejemplo en París, demuestra que será difícil sostener los lazos débiles de la Unión de estados europeos. Desde el Brexit hasta el asalto de los nacionalismos separatistas, la globalización está gestionando contra sí misma expulsando a masas de trabajadores que no pueden sostenerse fuertemente en el giro estrepitoso del mundo financiero y de las empresas
transnacionales. Nadie quiere salir eyectado del globalismo pero no hay lugar para todos y quienes posean los medios para quedarse azotarán con fuerza para conformar un mundo más exclusivo, más derechoso, menos revoltoso y armando fortalezas con más impuestos y armamentos que reaseguren la cobranza…..increíblemente, parecen tiempos medievales.



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