Opinión

Las pilas y la contaminación ambiental

Por Jorge Briceño

Empecé a trabajar en el proyecto educativo “Niños Cuidando La Tierra” en 1993. La iniciativa consistía en que el municipio brindase un sistema de recolección y tratamiento de las pilas y baterías usadas, cuyo objetivo se logró en ese entonces y durante varios años.

En la actualidad y desde hace tiempo, la situación volvió a ser una preocupación, dado que hay varias toneladas de pilas y baterías, de las cuales es necesario saber cuántas son, dónde se encuentran, qué destino tendrán, si ese sitio reúne las condiciones de seguridad, qué impacto tiene eso en el suelo, aire y agua.

La mayoría de las pilas y baterías van hoy al predio de disposición final de residuos junto con los desechos domiciliarios y sin un tratamiento especial atento a su peligrosidad. Tampoco se sabe el impacto que genera y en qué medida su descomposición forma parte del lixiviado producido en el relleno sanitario.

A ello debe sumarse que cientos de vecinos van al predio citado, buscando restos de alimentos para comer y elementos para vender. Además, en ese lugar se realizan quemas.

Es importante determinar si la maniobra afecta la calidad de vida de esas personas. En especial, se deben examinar los elementos químicos que poseen las pilas y las baterías tanto por su descomposición como por su contacto con la “comida” (teniendo en cuenta la humedad de las bolsas que contienen residuos domiciliarios).

La ciudadanía ha perdido la noción sobre la contaminación de las pilas y baterías y desconoce dónde tirarlas, por la desinformación existente, por desinterés pero, sobre todo, por haberse desarticulado los lugares habituales donde se recibían estos elementos, como lo han sido desde siempre Casa Blanco, El Mundo Pilas, Free Electron, entre otros.

He podido comprobar personalmente que los lugares habituales donde se podían llevar las pilas y baterías han sido desautorizados por el Emsur para que las sigan recibiendo. Hasta el momento, hay un solo lugar -que ya existía- que es Movistar de calle Independencia (casa central), donde juntan solamente baterías de celulares.

Ha costado años generar una conciencia ambiental en relación con el cuidado del ambiente. Y mucho se lo debemos a los docentes que a través del Proyecto Educativo Ecológico “Niños Cuidando La Tierra”, generado desde la Asociación Ecológica Marplatense, estuvieron desde 1993 trabajando y logrando que el municipio se involucre con el cuidado ambiental gracias a un plan que habían diseñado profesionales de la Secretaría de Ambiente.

Cada día son más los elementos que usan distintos tipos de pilas y baterías. Se encuentran en diversos objetos, que van desde pelotas con luces para que los perros muerdan hasta en el cierre automático de los vehículos, patinetas eléctricas, afeitadoras, taladros eléctricos, juguetes, etcétera. Por eso, es menester que las autoridades estatales se vuelvan a ocupar de esta severa problemática.

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