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Arte y Espectáculos 21 de octubre de 2023

Laura Miranda: “Mi propósito es dar en una ficción alternativas de bienestar”

Una de las escritoras románticas que dio Mar del Plata cuenta qué es lo que flota detrás de cada de unas sus historias.

"Me inquieta que la gente termine haciendo cosas que no pudo elegir porque no se dio cuenta", confió Miranda.

 

Una faceta diferente: aparece en esta charla la cara menos conocida de esta marplatense que ya está instalada en el ámbito de la literatura romántica con novelas como “Tierra en los bolsillos”, “Las otras verdades”, “Volver a mi” o “Más allá del mar”.

Laura G. Miranda contó por qué escribe historias: “Mis libros son novelas que entretienen pero no están escritos con la finalidad de entretener”.

En una entrevista con LA CAPITAL, la autora que también es abogada y docente, indicó: “Cuando escribo, mi propósito es dar, en el marco de una ficción, alternativas de bienestar, que si son tomadas buenísimo y si no son tomadas, es una ficción. La verdad es que no cuento historias de vida muy reales sin alternativas, muestro la oscuridad pero muestro cómo salir de ahí y no de una manera, de varias”.

 


 

“El silencio es el lugar más ruidoso en la vida de cualquiera, es una paradoja pero de verdad que vos te vas a un boliche lleno de gente y de ruido y tu mente no piensa”

 


 

Esta estrategia, dijo, bien puede suponer “una trampa” para el lector o la lectora desprevenidos. “Serían libros de superación, los que antes se llamaban de autoayuda, pero qué pasa, cuando una persona va a comprar un libro de autoayuda tiene que hacerse cargo de que tiene que resolver algo. Y todo el mundo no está en esa posición -agregó-. Hay gente que niega que tiene que resolver algo, en cambio cuando van a comprar mis novelas las compran chochos, yo después los agarro y los sacudo, pero como los sacudo a través de otros, no es lo mismo”.

La escritora señaló que busca que sus libros ayuden a quienes la leen. “La verdad es que soy muy feliz en ese sentido por toda la devolución y porque mi realidad de hoy tiene mucho que ver con que ese propósito esté funcionando, por lo que me dicen mis lectoras. Entonces no puedo más que agradecer, mis lectoras me posibilitan y me justifican”.

-¿Sos una persona espiritual?

-Soy absolutamente espiritual. Tengo convicciones muy firmes que practico desde hace muchos años, no de ahora. Leí a Saint Germain de muy jovencita, a los 20 años. Siempre me llamó mucho la atención el manejo de la energía. No diría que practico algo concretamente, no te puedo decir que soy católica o que soy budista, soy como un ser muy curioso y libre, me aferro a los elementos que el universo proporciona para generar mi propio bienestar y en base a eso poder transmitir bienestar, porque mis libros son novelas que entretienen pero no están escritos con la finalidad de entretener.

-Y lo hacés a través de personajes…

-Mirar la foto de mis personajes es como ver con claridad un montón de cosas, ese propósito está logrado, porque mis lectores me lo dicen, mis lectoras sobre todo porque son en su gran mayoría mujeres, me dicen que cierran el libro y se quedan pensando, lo ven con tanta claridad. Creo que eso es lo que ha logrado mi estilo y eso es lo que hace que cualquiera de mis novelas traccione a las demás, porque (los lectores) van a buscar qué otra cosa hago.

 


laura g miranda

“Tierra en los bolsillos” y “Más allá del mar” son sus últimos libros.


-Tus historias te ubican en el aquí y en el ahora del complejo mundo contemporáneo pero en ellas siempre parece haber una guía para saber por dónde salir.

-Esto es una alternativa de bienestar que yo pretendo proponer y en muchísimos casos se filtran las cosas que yo practico, que a veces me funcionan y a veces no. Yo practico mindfulness, medito, creo en el poder de la palabra, intenciono, creo que hay que vivir en el aquí y en el ahora, pero es bien complejo vivir en el ahora. Es estar arraigado en el momento de tal manera que nada, ningún pensamiento rumiante se meta en tu cabeza y eso es recontra difícil. Es indiscutible que el ahora es lo único que tenemos.

-Hay que ser consciente de eso.

-Plenamente, para poder poder derribar todas las barreras de pensamiento que se te meten. Para sufrir hay que sufrir bien para que eso empiece y termine. Si vos estás sufriendo, estás a fondo y necesitás ese espacio que para mí se logra en silencio. El silencio es el lugar más ruidoso en la vida de cualquiera, es una paradoja pero de verdad que vos te vas a un boliche lleno de gente y de ruido y tu mente no piensa porque está acaparada por el ruido de afuera. Pero cuando vos enfrentás tu propio silencio, lograr esa quietud, esa calma, es casi tan difícil como vivir en el ahora, porque todos tus pensamientos y todos tus fantasmas se te vienen encima. Estas cosas que yo practico suelen ser los pilares sobre los que me baso para avanzar cuando la vida te hace cualquier cosa, en algo estamos de acuerdo: la vida hace lo que quiere, vos podés practicar lo que quieras, pero la vida cuando te tiene que dar el golpe te lo da.

 


 

 “Un día te sentás y decís “¿yo por qué elegí todo esto?” Silencio. “¿Yo elegí todo esto? ¿o vine con el envión?” Yo vine con el envión”

 


 

-¿Qué tema estás observando del mundo actual como para empezar a escribir?

-“Más allá del mar” es un relanzamiento del 2018. La novela que va a salir el año que viene sí es novedad y me interpeló mucho, me parece que es una época de mucha heroína anónima, de mucha mujer que ha recuperado su voz y me parece bien, pero me parece que hay otro montón de mujeres que tropiezan todos los días con la misma piedra, mujeres que toman malas decisiones, entre las que me incluyo. Yo no me quiero ocupar de una mujer que de repente hace lo que nunca hizo y entonces su vida se resolvió. Me quiero ocupar de las que todos los días se equivocan, que son y somos un montón. Y después me preocupa mucho el mandato y el prejuicio, todos mis libros tienen mucho de eso, me molesta cuando algo tiene que ser de una forma porque siempre ha sido así.

-El mandato inhibe el cambio.

-Pero aparte se mete en tu vida, lo que tiene eso de malo es que el mandato, sea social, cultural, familiar o de la índole que vos quieras, es silencioso. Yo tengo 55 años, cumplí todos los mandatos que había, en el orden en que había que cumplirlos. Mis padres han sido unos santos, nunca nadie me dijo lo que tenía que hacer. Yo vine con un chip organizativo, un gen de hacer lo que hay que hacer. Después, un día te sentás y decís “¿yo por qué elegí todo esto?” Silencio. “¿Yo elegí todo esto? ¿o vine con el envión?” Yo vine con el envión. Hay mandatos de los que vos no podés volver, pero sí me preocupa seguir detectando mandatos de los que sí se puede volver, hay mucha gente joven que me lee, para que los vean a tiempo y que si los quieren los elijan, pero si no, no. Me inquieta, me inquieta que la gente termine haciendo cosas que no pudo elegir porque no se dio cuenta.

-¿Eso te vuelve rebelde?

-Yo soy una abandera de una rebelión contra los mandatos, lo que pasa es que como lo abordo desde distintos lugares, no podés decir que es recurrente. En “Más allá del mar” uno de los hilos conductores son los mandatos y en “Volver a mi también”, porque mi protagonista tiene 45 años, tiene todo para ser feliz, una profesión, hijos pero no es feliz. En “Las otras verdades” también, porque la protagonista no quiere tener hijos y tiene una pareja que sí.

-Muchas veces, cuando abordás un tema mostrás todas las posturas en torno a ese tema, ¿por qué?

-Me gusta mostrar la foto entera, que cada uno elija por supuesto. Yo tengo mi opinión, pero la verdad es que cuando escribo no quiero bajar línea, porque eso sería instruir, sería como el lado B de un mandato.

 



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