Policiales

Juzgan a un hombre que mató a su hijo: “Le disparé porque me tenía cansado”

El debate se realiza en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 y cuenta con jurados populares. Guillermo Cuenca (61) está imputado por "homicidio agravado por el vínculo".

—Si mi hijo vuelve le voy a pegar un tiro.

Ese 4 de junio de 2020 las palabras que Guillermo Cuenca dijo no fueron un simple enojo. La amenaza era real, tenía un revólver calibre 14 en su habitación y juró que si su hijo, Diego, volvía a su casa de Figueroa Alcorta al 2000 le iba a disparar. Y así fue. Y así lo mató.

El Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 será el escenario en el que, desde este martes, un jurado popular juzgará a Guillermo Cuenca (61) por el homicidio de su hijo, Diego Cuenca (28). El hombre llega imputado por el delito de “homicidio agravado por el vínculo” y se encuentra detenido desde ese 4 de junio de 2020 en que le pegó el disparo mortal en el pecho.

La investigación estuvo a cargo del fiscal Pablo Lódola, pero la fiscal en el debate será Romina Díaz, quien sostendrá la acusación por “homicidio agravado por el vínculo”.

Desde un principio, la defensa de Cuenca se centró en explicar el contexto del conflicto con la víctima, quien según testigos tenía un consumo problemático de alcohol y estupefacientes, y que el disparo fue en el marco de legítima defensa.

Pelas, amenazas y promesa de muerte

La relación entre Guillermo Cuenca y su hijo, Diego, no solo era mala: era violenta. Las peleas en la casa de Figueroa Alcorta al 2000 eran constantes, muchas veces motivadas por el mal carácter del padre y el consumo problemático de estupefacientes del hijo, y más de una vez había ido la policía por denuncias al 911 de vecinos.

Incluso en 2017 la hermana de Diego dejó la casa, ya que su hermano la agredía y le daba miedo.

El 4 de junio de 2020, la esposa de Guillermo Cuenca y madre de Diego llamó al 911 porque los hombres se peleaban y no los podía separar. Cuando el personal policial llegó al lugar ya se habían calmado, por lo que los uniformados se retiraron.

A las pocas horas los Cuenca comenzaron a pelearse y la mujer volvió a llamar al 911. Cuando la policía llegó a la casa de Figueroa Alcorta al 2000, Diego se saltó un paredón y se escapó del lugar. “Si mi hijo vuelve le voy a pegar un tiro“, dijo Guillermo Cuenca enfurecido frente a su esposa y la policía.

La policía no consideró que se trataba de una amenaza real y se fue del lugar.  A la media hora Diego volvió. Su madre le pidió que se tranquilizara, que no discutiera más con su padre, pero otra vez volvieron a pelear.

Bueno, mátense, yo me voy—dijo la mujer.

Si te vas, le voy a pegar un tiro—respondió Guillermo Cuenca.

La mujer se fue hasta la esquina de Fortunato de la Plaza, ya no quería presenciar otra pelea, sin saber que esa sería la última.

Eran cerca de las 23. La discusión continúo, hasta que Guillermo Cuenca fue hasta su habitación en la planta alta, tomó un pistolón calibre 14 marca Ranger y le disparó a su hijo en el pecho. La herida fue justo debajo de la tetilla izquierda, a la altura del corazón.

Diego Cuenca salió de su casa herido de gravedad. A los gritos pidió ayuda y se sacó la campera para quedar con el torso desnudo y que sus vecinos vieran la herida en su pecho. “Me disparó mi viejo, llamá a una ambulancia y dame agua”, alcanzó a balbucear al caer boca arriba al pasto.

Uno de los vecinos respondió a ese pedido de ayuda y llamó al 911. Luego salió de su casa y le ofreció agua a la víctima, pero Guillermo Cuenca salió a su encuentro y le gritó: “¿Qué hacés? No te metas y andate para adentro“. Al ver que el hombre estaba alterado y armado se resguardó en su casa.

Guillermo Cuenca ingresó a su casa, dejó el arma y salió con una frazada, la cual arrojó sobre su hijo. “Te voy a pegar otro tiro”, le dijo a Diego, que agonizaba en el suelo.

Personal policial fue hasta el lugar y al llegar encontraron que un joven se encontraba herido en el suelo, por lo que solicitaron una ambulancia del SAME. Al acercarse, la víctima alcanzó a decir que se llamaba Diego Cuenca y que su padre le había disparado.

—Yo le disparé porque me tenía cansado—le gritó a la policía Guillermo Cuenca.

La madre de Diego, al ver las luces de la policía se acercó a su casa y al ver a su hijo herido en el suelo arremetió contra su esposo. “Hijo de puta, lo mataste, sos una basura”, le gritó la mujer a Guillermo Cuenca, mientras la policía lo detenía y lo subía al patrullero.

Diego Cuenca fue trasladado en una ambulancia del SAME de urgencia al Hospital Interzonal, pero a poco de ingresar falleció de un paro cardio respiratorio a causa de las heridas.

En la casa de Figueroa Alcorta al 2000 la policía halló el pistolón Ranger con el que Guillermo Cuenca mató a su hijo. Luego, en declaraciones ante el fiscal Lódola, el hombre confesaría el crimen.

 

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