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Más allá de las noticias 30 de junio de 2017

Lio y Antonela, una historia de amor que se sobrepuso a una separación y se afianzó luego de una tragedia

La pareja contraen matrimonio esta noche en el Hotel City Center de Rosario tras nueve años de relación y dos hijos en común.

 

Lionel Messi y Antonela Roccuzzo dan este viernes el sí, finalmente, en Rosario, la ciudad que los vio nacer, fue testigo de un amor que tuvo una separación de por medio y un hecho trágico que significó el inicio de una verdadera historia de amor.

“Lío” y Antonela se conocieron cuando él tenía nueve años y ella ocho, en la casa de un primo de Roccuzzo que era compañero de fútbol de Messi. El pequeño rosarino ya quedó deslumbrado y buscó que fuese algo más que una amiga.

El paso del tiempo puso a Barcelona de España en el camino de la familia Messi que -luego de la negativa de River Plate a pagar el costoso tratamiento de crecimiento para el futuro astro- decidió hacer las valijas para trasladarse a la ciudad catalana.

La distancia enfrió la situación, Antonela hizo su vida, se puso de novia, hasta que en 2005, un trágico hecho la acercó a Messi. Una amiga suya murió a la salida de un boliche y la tristeza se apoderó de la joven Roccuzzo, que encontró en “Lío”, de visita por el barrio, una contención sin igual.

Cuando Antonela finalizó su noviazgo con otro chico, Lionel aceleró tal como lo hace habitualmente en el césped del Camp Nou y concretó su sueño de convertirse en su nuevo amor.

Recién en 2009, en una entrevista con el sitio oficial de Barcelona, Messi dio a conocer al mundo que estaba de novio con Antonela, y se presume que la relación comenzó dos años antes a ese anuncio.

Antonela, quien cursó Ciencias de la Comunicación en un momento y Odontología en otro, se mostró más cercana a Lio frente a los medios poco después del Mundial Sudáfrica 2010 y resultaron inseparables.

Después llegaron los dos hijos: Thiago, de cuatro años, y Mateo, de uno.

Mañana, esta historia de amor a la rosarina escribirá un capítulo más, entre familiares y amigos, en la ciudad que leyó las páginas de su destino.