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Llegó “Cruella”, con la que Disney “trasciende los encasillamientos de películas para chicos”

"Cruella" reimagina el comienzo de la villana de "101 Dálmatas". Ya está en Disney+.

El actor estadounidense , que acompaña a Emma Stone en “Cruella”, filme que reimagina los orígenes de la icónica villana de “101 Dálmatas” y que desde está disponible en el catálogo de Disney+ en la modalidad Premier Access, consideró en diálogo con Télam que la propuesta “trasciende los encasillamientos de películas para chicos”.

No le falta razón a quien fuera el protagonista de “El caso de Richard Jewell” (2019) y partícipe de elogiadas cintas como “Yo soy Tonya” (2017) o “Infiltrado del KKKlan” (2018), ya que “Cruella” es acaso la más adulta de todas las películas que adaptan los clásicos animados de Disney.

 


 

Paul Walter Hauser.

 


 

A las órdenes del realizador australiano Craig Gillespie, la película propone un viaje a los años de formación de la criminal obsesionada con la piel de los perros dálmata en la Londres de los ’70, con una estética punk y una banda sonora con lo mejor del rock de la época.

En la cinta, Estella (Stone) es más bien una antiheroína: una joven inteligente de niñez traumática, delincuente pero encantadora, que sueña con aprovechar su potencia creativa para convertirse en diseñadora de moda. La verdadera villana es la Baronesa von Hellman encarnada por la brillante Emma Thompson; la inescrupulosa reina de la alta costura del ambiente londinense.

En una suerte de cruza entre “El diablo viste a la moda” y la psicópata Harley Quinn de “Aves de presa”, Estella dará paso a su Cruella de Vil interior y se internará en un camino de sabotajes y engaños para vengar su pasado, aun a riesgo de perderse a sí misma en el trayecto.

Tal como ocurría en la novela de Dodie Smith de 1956 adaptada por primera vez en la recordada cinta animada de 1961, Cruella cuenta con dos secuaces: Horace (Paul Walter Hauser) y Jasper (Joel Fry), quienes en esta versión son dos ladrones y grandes amigos de la joven que temen que su tendencia a favorecer su lado oscuro los arrastre también a ellos al abismo.

En conversación con Télam, Hauser, confesó “fanático de toda la vida de todos los clásicos” de Disney, en particular de “Robin Hood” (1973), cuyo cassette VHS admite haber “gastado cuando era chico”, habló acerca de cómo se involucró en el proyecto y qué es lo que hace especial a la película.

-“Cruella” propone un enfoque refrescante, totalmente diferente de esta suerte de subgénero de “adaptación de acción real de un clásico animado de Disney”. ¿Fue ese un factor que te atrajo particularmente del proyecto?

-Lo que más me atrajo era poder trabajar con Emma Stone. Creo que es una de los intérpretes vivos, hombres o mujeres, más grandes. Podría haber sido un comercial de una sopa enlatada y aún así lo hubiera aceptado si es que estaba Emma Stone. Más allá de eso, creo que Craig Gillespie es un director visionario y que Disney es una fuerza muy poderosa; cuando unís todo eso, se convierte en un proyecto imposible de negar.

-¿De qué forma dirías que esta versión de Cruella consigue traer al presente el espíritu de la original? ¿Y qué contribuciones le agrega a ese clásico?

-Creo que honra a los animales, los colores y cierta estética visual de los dibujos animados. Y creo que el giro novedoso probablemente sea su banda de sonido de rock & roll y el movimiento de la cámara. Creo que Craig tiene un uso de la cámara que va en algún lugar entre Alejandro González Iñárritu, Martin Scorsese y David O. Russell. Le gusta ese movimiento que se logra con la Steadycam. El movimiento y ese feeling de rock le insuflan nueva vida al clásico.

-¿Cómo describís a tu personaje, Horace? ¿Qué rol juegan él y Jasper en lo que se convierte Cruella?

-Creo que Horace y Jasper son esos amigos leales que todos quieren tener de su lado, pero obviamente llegan a preguntarse: “¿deberíamos estar trabajando con Cruella o ella va a ser nuestra perdición?”. Cometían todos estos crímenes desagradables y sin embargo no estaban en la cárcel, o sea que son bastante buenos en eso. Solo se meten en problemas y terminan en prisión cuando trabajan con ella, y eso es muy revelador para Horace y Jasper, que se cuestionan si quieren mantener esta relación con su amiga o Cruella ya está más allá y ya no pueden confiar en ella.

-En Cruella parece sobrevolar la pregunta “¿los villanos nacen o se hacen?”. ¿Cuál es tu respuesta?

-Creo que se hacen. Ya sea que se trate de una figura política o alguien mediático que ha hecho algo horrible, me resulta difícil creer que hayan nacido de esa manera. Algunas personas son dignas de redimirse; cometen errores, lo reconocen e intentan ser honestos y mejorar. Por esa razón, pienso que hay que dar segundas o terceras oportunidades. Pero hay otras que son tan crueles, tan indecentes, que no te queda más remedio que separarte de ellas. En la película, claramente la Baronesa es mucho más terrible que Cruella.

-¿Dominar el acento de inglés británico que requería Horace fue un gran desafío?

-El acento fue un desafío, pero diría que el movimiento de la cámara fue lo más difícil, porque se mueve con una intención tan específica que yo, el actor, no importa lo que piense, lo que quiera intentar, si no coincide perfectamente con la coreografía de la cámara no funciona.

-¿Y cómo fue trabajar con perros entrenados en el set?

-Bueno, a veces no estaban tan entrenados y eso era duro… (risas). A veces un plano de un perro que camina hacia una pared, mira hacia un lado y se va hacia el otro, algo que puede durar cinco o seis segundos en pantalla, puede tomar 20 minutos en hacerse.

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