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Policiales 21 de febrero de 2019

Lo condenan a 14 años de prisión por un aberrante ataque sexual

A pesar de que mantuvo su cabeza en alto, Alejandro Mendoza debió enfrentar hoy el escarnio de parte del público que llenó la sala del Tribunal Oral N° 3, luego de que tres jueces lo condenaran a 14 años de prisión por la brutal violación de quien fuera su novia.

Fue una nueva muestra de los que los tiempos, como alguna vez lo advirtió el único músico Nobel de Literatura, están cambiando. Porque en este caso, y contrariamente a lo que ocurre con los ataques sexuales, la víctima quiso que toda la ciudad supiera lo que había ocurrido. Lo que le habían hecho.

En octubre de 2016, después de ser privada de su libertad y sometida a torturas y salvajes vejaciones, Paola Campos imaginó que se hacía justicia. Por eso, decidió denunciar aquel padecimiento en busca de invertir la carga habitual de la vergüenza: en vez de sentirla ella, por la maldad ilimitada de otro, pensó que tenía que ser exactamente a la inversa. Y lo logró, porque durante la lectura de la sentencia Alejandro Mendoza debió sufrir en la mirada ajena, reprobatoria, las graves consecuencias de sus actos.

Los magistrados Mariana Irianni -única integrante original del tribunal-, Facundo Gómez Urso y Aldo Carnevale votaron en forma unánime por el veredicto condenatorio. Los fundamentos fueron redactados por la primera, y el tercero no estuvo presente en el recinto al momento de darlos a conocer, de manera abreviada.

El punto clave del fallo resalta que las pruebas y los testimonios vertidos en el debate oral otorgan absoluta veracidad a la versión de Campos y echan por tierra la del imputado. Es decir, los jueces consideraron por demás acreditado que la noche del 2 de octubre de 2016 Mendoza encerró a quien entonces era su novia en la casa del campo de Estación Chapadmalal en el que trabajaba y abusó sexualmente de ella, además de torturarla.

Como había descripto la víctima a lo largo de la investigación preliminar y también en la primera audiencia del juicio, la violó por vías vaginal y anal, le introdujo una botella de vidrio del vino -que había tomado previamente- en la primera de esas zonas y hasta llegó a masturbar a un perro de raza Rottweiler con el objetivo de que la penetrara. Y todo eso ocurrió después de que ambos mantuvieran relaciones sexuales consentidas pero ella decidiera no repetirlas.

Fundamentos

Entre los fundamentos del fallo expuestos por Irianni, y avalados por Gómez Urso y Carnevale, se remarca la firmeza de la víctima durante el careo que se realizó entre ella y el imputado en el inicio del debate. En ese momento, Mendoza dijo que el sexo había sido consentido y que Campos disfrutaba de las relaciones carnales violentas. Sin embargo, la mujer contó detalles de lo ocurrido, persistió en la acusación, y dejó expuesto a su ex novio ante los magistrados.

Las declaraciones de los policías y los peritos que intervinieron en el caso también fueron contundentes. Se analizaron mensajes telefónicos entre el imputado y un amigo suyo, y fueron presentados como testigos ese hombre y la hermana de la víctima, entre otros.

Pero los testimonios de los dos médicos que atendieron a Campos luego de Mendoza se durmiera y ella lograra escapar del lugar donde había sido privada de su libertad resultaron el elemento de mayor peso a la hora de reconstruir el caso y atribuirle la responsabilidad penal al detenido.

Los especialistas describieron las lesiones que la mujer había sufrido en la zona genital y también el tipo de escoriaciones en su cabeza y sus brazos. En ese marco, llegaron a la conclusión de que las primeras podían ser causadas solamente mediante un ataque sexual, y las restantes producto de los rasguños de un animal.

Finalmente, la magistrada Irianni agregó que en la actualidad es importante que la Justicia tome, en este tipo de causas, la denuncia de la víctima como una prueba en sí misma. Y resaltó que este hecho es un típico ejemplo de la violencia machista contra la mujer, ejercida “desde tiempos pasados remotos”.

Por dichos motivos, Mendoza fue condenado a 14 años de prisión, de los cuales ya atravesó dos desde que fue detenido en octubre de 2016, cuando se conoció el caso. Para determinar el monto de la pena correspondiente al delito de “abuso gravemente ultrajante con acceso carnal en concurso ideal con privación ilegítima de la libertad”, los jueces tuvieron en cuenta como atenuantes la falta de antecedentes del imputado y su buen concepto vecinal.

Sin embargo, tomaron como agravantes el lugar donde fue cometido el hecho, alejado y de difícil acceso o salida, la conducta de Mendoza, el daño que le ocasionó a la víctima y, fundamentalmente, la falta de arrepentimiento que exhibió desde entonces.

Un caso aberrante

El 2 de octubre de 2016 Mendoza y Campos, que eran pareja desde hacía poco más de dos meses tras haberse conocido por Facebook, se dieron cita en una finca de Estación Chapadmalal. Allí, tuvieron relaciones sexuales consentidas pero luego la mujer se negó a continuarlas.

Para el fiscal ese fue el detonante para que Mendoza comenzara a “torturar” a Campos, primero con golpes y luego con amenazas. “Te voy a matar por hija de mil puta, te voy a enterrar acá. Pensé en cómo te voy a matar, allá afuera te voy a colgar con los ganchos. El amanecer no lo ves”, le dijo.

Después, como lo explicó el fiscal Fernando Berlingeri en su alegato, la violó hasta satisfacerse y la penetró con la mano. Minutos más tarde, Mendoza fue a buscar a uno de los perros que había en el campo y le dijo a la víctima: “Vino un amigo a estar con nosotros”. Al ver la situación, Campos entró en pánico, pero fue sometida por su novio, quien intentó -sin éxito- que el perro la penetrara.

Finalmente, y ya avanzada la madrugada, Mendoza tomó una botella con la que penetró a Campos, causándole una hemorragia interna. Por todo esto, el investigador había solicitado la pena de 13 años de prisión para el imputado, a los jueces terminaron por agregarle uno más tras no considerar ningún tipo de eximentes.

El pedido de absolución de las abogadas defensoras Noelia Agüero y Marianela Zafarana fue desestimado. Y ayer, al final de la audiencia, un sector del púbico ligado a organizaciones feministas también le apuntó a ellas. “Dejen de defender violadores. Nenes violados tendrían que defender, no violadores. Ustedes son mujeres, tengan dignidad”, gritó una de las presentes.

El incidente no pasó a mayores y la puerta de la sala se cerró. Adentro quedaron, también angustiados, los familiares de Mendoza, quien luego sería trasladado a la cárcel de Batán en la que continuará alojado los próximos años.

Juicio jueves 2