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Opinión 26 de junio de 2021

Los 130 años del radicalismo unen la historia con el futuro

Ariel Martínez Bordaisco.

Por Ariel Bordaisco (*)

¿Qué es lo que cumple 130 años hoy? Para algunos será una de las tantas efemérides políticas: la de la creación del partido más longevo de la historia del país; para otros una fecha vacía. Para muchos el recuerdo de una llama encendida, a la que creían apagada. Para nosotros, para los radicales, hoy cumple 130 años el sueño que alguien soñó pensando en los valores que este país debía abrazar, y la convicción de todos los hombres y mujeres que lo hicieron y lo hacen posible.

Este aniversario no podría llegar en un momento más pertinente: transitamos un presente que nos ha mostrado, con crudeza, que no hay posibilidades de superar las dificultades más grandes que tenemos sin la convicción por la igualdad, por la libertad, por los proyectos colectivos y con la certeza de que todos somos más que cada uno. Esa enseñanza está escrita en el originen mismo de este partido, en un día como hoy, de hace 130 años.

La pandemia que atravesamos le quitó el velo a los relatos. La política, en todo el mundo, tuvo que demostrar que todavía se podía confiar en ella para resolver una situación sin precedentes en la historia reciente. En Argentina aprendimos, a fuerza de mucho sufrimiento, que sin escucha y encerrados en un pensamiento único, sólo se puede transmitir angustias e incertidumbres, pero nunca marcar un camino. Así, y a la luz de los resultados que obtuvimos, aprendimos que no era por acá.

Pero la historia ofrece continuidades y transformaciones. Reinvenciones y adaptaciones. Nos obliga a madurar. Y el radicalismo resurge hoy como una alternativa a todo aquello, se pone nuevamente a la altura del tiempo que le toca transitar y establece una agenda que disputa el escenario del futuro, que no sólo se dirimirá en las urnas, sino en las ideas, en los valores y en las propuestas para enfrentar los desafíos que tenemos.

Una fuerza política para el tiempo que viene es aquella que no pretende sólo ocupar un espacio en la oferta política, sino crearlo. Irrumpir con decisión frente al pensamiento de corto plazo, frente a la soberbia de quienes piensan que el funcionario, que el candidato, que el gobernante es más que las instituciones. Impulsar una reconfiguración de lo que significa tener y usar el poder; volver a encarnar un vínculo de compromiso con quienes eligen a sus representantes. Volver a poner en su lugar las cosas: el bienestar sustentable y permanente de un país se logra con pluralismo, libertad y debate político, y no mirando siempre al corto plazo, o a la encuesta.

Un partido como la Unión Cívica Radical, al diagramar un futuro que nos incluya a todos, no se queda quieto frente a la desigualdad y a la pobreza, que configura un flagelo que alcanza a la mitad de la población; no se resigna ante la improvisación y el avasallamiento a la República, no transige con que la educación es optativa, o es un privilegio para algunos. Un partido de 130 años para el futuro comprende que un mundo más justo no divide en razón de géneros, sino que une por igualdad oportunidades. Un partido como el nuestro está listo para construir el mundo que hoy no nos están brindando.

Estamos a las puertas de un nuevo llamado electoral: el sistema político también evoluciona y se transforma. Hoy la democracia se expresa en coaliciones de partidos que son capaces de interpretar las demandas cada vez más complejas de las sociedades. La adecuada lectura de ese escenario le permitió al radicalismo protagonizar una verdadera epopeya, que fue la restitución de la alternancia en Argentina, en 2015. Y le dio la posibilidad de construir afinidades y diferencias políticas con sus socios, en una coalición que debutó gobernando.

La consecuencia de aquella decisión quizá no todos la vean con claridad, por contrafáctica. Pero qué hubiera pasado si un solo partido lograba eternizarse en el poder podemos saberlo si miramos más allá de nuestras fronteras, pero aquí no pasó y si hay un partido que no fue testimonial en ese proceso fue el radicalismo.

Pero los procesos políticos deben consolidarse para avanzar. El tiempo que viene es más desafiante que el que pasó, porque no se puede perder lo logrado. Y en ese camino nos encuentra este aniversario. Con proyecto, con capacidad, con mujeres y hombres; con jóvenes, intelectuales, referentes de diversas disciplinas que se suman, nos fortalecen y que aportan al debate público por una Argentina que necesita más que nunca, y como siempre, el respeto por la libertad, por la igualdad y por la República.

Lo que nunca cambió, ni cambiará en los próximos 130 años.

(*) Presidente UCR Mar del Plata – Batán