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La Ciudad 7 de diciembre de 2019

Los buzones volvieron a vivir

Ocho buzones que subsisten en Mar del Plata fueron restaurados y hoy lucen en las esquinas marplatenses como en sus mejores tiempos. Uno de ellos se integra a la celebración navideña.

Costanza Addiechi en plena tarea de restauración de uno de los ocho buzones que quedan en la ciudad.

por Costanza Addiechi

Escribir cartas y arrojarlas por la boca de un buzón era quedarse con una extraña sensación de “soltar” algo preciado con el permanente interrogante de si llegaría a destino. Una mezcla de emociones que se entrecruzaban para entregarnos a la espera de la ansiada respuesta. Era el lugar donde no sólo depositábamos sobres, sino ilusiones y deseos de acortar distancias que parecían ser mucho más lejanas que hoy.

El modo de comunicarnos cambió y si bien todo es más ágil e inmediato se perdió esa magia que tenía como protagonista al antiguo buzón.

Hablamos de los buzones de pilar, pertenecientes al Correo Argentino y mucho antes a la Dirección de Correos y Telégrafos, aquellos que por 1895 reemplazaron a unos pocos de madera que promovían la comunicación
epistolar en nuestro país desde mediados del siglo XIX.

El 15 de febrero de 1895 las autoridades de esta Dirección decidieron mediante una resolución interna unificar los buzones en todo el país a fin de sistematizar y hacer más efectiva la recolección de cartas, creando un modelo de diseño nacional con características similares al estilo inglés, pintados de color rojo bermellón. Tras fijar sus medidas y forma, se encargó a la empresa metalúrgica Bash Hnos – Taller del Fénix, la construcción de 715 buzones en hierro fundido que serían distribuidos en todo el país y bajo resolución del 6 de julio del mismo año asignaron 5 de estas piezas a la ciudad de Mar del Plata, de las que aún subsisten 4.

Con el tiempo llegaron a ser más de 3.000 buzones de pilar fabricados por talleres metalúrgicos nacionales, entre los que se destacan: Talleres P. Vasena e Hijos, A. Máculus, Tamet, Sanz e Hijos, Guido Scossiroli, Rycsa, entre otros, así como también fabricados por la empresa vasca, M. Ajuria.

En nuestra ciudad sólo quedan ocho que han sido recuperados como parte de nuestra herencia cultural. El color rojo bermellón inicial fue reemplazado a través de los años por amarillo, azul y rojo carmín.

A estos símbolos de las comunicaciones del ayer, los encontramos en: 9 de Julio e Italia, Avenida Independencia y 9 de Julio, Avenida Luro y Avenida Independencia, Avenida Luro e Hipólito Yrigoyen, Güemes y Rawson, Avenida Juan José Paso y Santa Fe, en el Torreón del Monje en el Sector “Mar de Cartas” a préstamo del Archivo y Museo Histórico Municipal Roberto T. Barili “Villa Mitre” y el octavo al pie del árbol histórico de Navidad en Avenida Luro entre Mitre e Hipólito Yrigoyen, recientemente emplazado.

Las esquinas los lucen tal como eran originalmente, recordándonos nuestro antiguo sistema postal y cuánto nos esmerábamos en la redacción de aquello que deseábamos expresar.

Escuchamos cientos de historias que nos fueron contadas junto a los buzones mientras las tareas de recuperación se llevaban adelante. La nostalgia se evidenciaba en cada relato; recuerdos de amores que se consolidaron a través de cartas allí depositadas, deseos que quedaron pendientes y aún se reflejaban en las miradas perdidas de aquellos que los narraban. Punto de encuentro de jóvenes, testigo de anécdotas y confesiones de esquinas.

Los antiguos buzones forman parte de nuestra historia. Cuidarlos favorece sin duda a proteger rincones de nuestra preciada memoria.

(*): Directora de Restauración de Monumentos Escultóricos – Municipalidad de General Pueyrredon