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Opinión 4 de junio de 2016

Los chicos en la escuela, no en la calle

por Omar Perotti

La educación es un tema central para toda la ciudadanía, ya que es una de las herramientas más efectivas para avanzar en una sociedad inclusiva y con paridad de oportunidades. Es muy importante que todos los chicos que abandonaron la escuela vuelvan, pero es mucho más importante que todos los que terminaron la escuela primaria estén sentados en sus bancos el primer día de clases comenzando sus estudios secundarios y cuando el Estado no se involucra activamente con acciones orientadas a garantizar esta transición, está consolidando una desigualdad.

Este debe ser uno de los desafíos a asumir ante el Bicentenario de la Independencia; dotar a los gobiernos de los instrumentos necesarios para alcanzar dicho objetivo.

Con este convencimiento presenté en el Senado de la Nación un Proyecto de Ley para crear dos Programas Federales, uno de Inclusión Educativa y otro de Inclusión Tecnológica. También se contempla la creación de un Fondo Federal de Inclusión Educativa y Tecnológica del Bicentenario para dotar a esta iniciativa del presupuesto necesario para su instrumentación.

El primer programa -de Inclusión Educativa- tiene como objeto garantizar el acceso, la permanencia y culminación del nivel medio de educación a todos los jóvenes que hayan completado el primario, a través de la implementación de políticas públicas concretas.

La experiencia desarrollada en la localidad de Rafaela, Santa Fe, a través del “Programa Bicentenario de Inclusión Educativa” cuyo objetivo principal es reducir el abandono escolar en la transición de séptimo grado a primer año de la escuela secundaria es una muestra acabada de que los resultados trascienden el carácter de estadísticas positivas: son cientos de chicos a los que fuimos a buscar casa por casa luego de que finalizaran la primaria y que lograron ocupar su banco el primer día de inicio del ciclo secundario y muchos de ellos, concluirlo.

Es por ello que propongo llevar esta práctica exitosa a nivel federal, no sólo porque constituye una herramienta orientada a concretar el principio de obligatoriedad de la educación secundaria, sino porque mediante un trabajo interdisciplinario y multisectorial de acompañamiento escolar, constituye un instrumento de inclusión social al cual todas las provincias deben aspirar.

A partir del lema “los chicos en la escuela, no en la calle” el programa busca tender un puente. Por eso convocamos no sólo a los tres niveles del Estado, nacional, provincial y municipal, sino también a la participación activa de toda la comunidad educativa, las organizaciones sociales, los jóvenes y toda la sociedad en este desafío.

Con este objetivo, proponemos focalizar la atención en los alumnos de los establecimientos primarios que hayan promocionado con dificultades los sucesivos grados y trabajar en la información sobre la oferta educativa secundaria. Se trata de detectar los casos que no tengan prevista la continuidad en la secundaria y trabajar con la comunidad educativa y sus familias para resolver esta encrucijada.

El segundo programa- de Inclusión Tecnológica- apunta a promover la familiarización de los niños, niñas y adolescentes de los distintos niveles de educación, con la ciencia y la tecnología, mediante un trabajo conjunto entre la comunidad educativa y la sociedad civil.

Esto responde a un hecho innegable. Una enseñanza que está pensada en tiempo presente y que apunta a garantizar derechos, no puede dejar de lado la tecnología, porque ella atraviesa todas las dimensiones de la sociedad. Adecuarse a los tiempos que corren es un imperativo que no podemos eludir, puesto que el desarrollo tecnológico está transformando al mundo a una velocidad casi inimaginable. Desconocer esta realidad condena a nuestros jóvenes a la exclusión no sólo digital, sino social y laboral; puesto que allí encontramos ámbitos, profundamente marcados por la competencia, el desarrollo científico y la innovación tecnológica. Nuestros chicos no pueden quedar afuera de ello.

Debemos prepararlos para enfrentar las exigencias que impondrá en el futuro próximo el acceso al mundo del trabajo, achicando la brecha digital y adecuando los planes educativos para generar más oportunidades y habilidades. Debemos despertar en nuestros niños y niñas la curiosidad, que redunda en creatividad.

Finalmente, el proyecto contempla la creación de un Fondo Federal de Inclusión Educativa y Tecnológica del Bicentenario, porque, como bien sabemos, el ámbito de las políticas públicas, así como cualquier otro, requiere de operatividad para su funcionamiento. Dicho fondo estará conformado por el veinte por ciento (20%) de lo que perciba el Estado Nacional a través de la implementación de programas de repatriación de activos financieros (blanqueo de capitales) así como por préstamos, subsidios, donaciones y todo otro aporte destinado a su cumplimiento.

Educación, tecnología e inclusión, ese es nuestro aporte. Y hacia allá vamos.

(*): Senador nacional por la provincia de Santa Fe, Frente para la Victoria.



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