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Río 2016 10 de agosto de 2016

Los colores de una crisis

por Vito Amalfitano

Desde Río de Janeiro

Desde la noche dorada del martes a la jornada gris del miércoles. Los colores de los Juegos. De la fiesta que desató el público argentino en el Arena Carioca 1, con la Scola do Samba de la Generación Dorada reciclada del básquetbol frente a Croacia, a este día en el que quedó eliminado el seleccionado argentino de fútbol, en el que Juan Martín Del Potro no pudo seguir su derrotero olímpico por la lluvia y en el que Las Leonas volvieron a padecer una caída, además de la preocupación por el atentado que sufrió el micro con colegas que viajaba desde Deodoro de regreso al Parque Olímpico, afortunadamente sin víctimas de consideración…

Así son los Juegos Olímpicos. Mientras esto escribimos puede sobrevenir una nueva derrota u otro triunfo. Se sostiene el rugby en Deodoro, hay boxeo a pocos metros de aquí. Los periodistas que tengo a mi lado de todo el mundo también dan cuenta de esos sinsabores o esas alegrías de cada uno de sus representantes.

Una enviada de Turquía se me acerca y me dice entusiasmada que podrá hacerle una nota “mano a mano” al luchador cubano que es el rival a vencer del representante de su país. Lo que a ella le interesa, a nosotros nos pasa por encima. En el Centro Principal de Prensa del Parque Olímpico, mientras la lluvia no cesa afuera, hay encendidos decenas de plasmas.

En cada uno aparece la imagen de una competencia diferente. Cada uno elige su prioridad. A nosotros nos tocó sufrir frente al televisor la eliminación del seleccionado de fútbol, que se produjo en Brasilia. Enfrente mío, de espaldas al plasma, escribía un japonés que no tenía la menor idea de porque yo había gritado el gol de tiro libre de Martínez sobre la hora. Ni siquiera sabía que deporte se estaba emitiendo detrás suyo.

Lo del fútbol, lamentablemente, fue una crónica de una muerte anunciada. Pero fue el producto de una caos provocado, de una crisis generada, en la que la principal responsabilidad le cabe, en estos últimos meses, al gobierno nacional. Los errores en AFA se venían sucediendo desde hace un tiempo, y después de Grondona en ningún bando estaban las “carmelitas descalzas”. Pero después del bochorno del empate en la votación de diciembre, accidente o sabotaje, ya había programadas elecciones por estatuto, con cinco candidatos definidos, cumpliendo con todas las normas. Y ahí se metió Daniel Angelici, personero del gobierno, con su ahijado al frente de la IGJ, para una intervención que le puso nafta al fuego, que “avivó” a la FIFA, y que provocó que a dos días de jugar la Copa América Argentina se quedara con una AFA “acéfala”, sin conducción.

Pero en ese barco ya atacado y a la deriva, estaba el entrenador Gerardo Martino, al que no le pagaban hace siete meses, entre otras cosas porque el gobierno no giraba el dinero del FPT en una suerte de “extorsión” para que se cumplan todos sus planes, sobretodo el negocio de sus privados amigos, la “Súper Liga”, No obstante eso Martino sostenía la estructura de la Selección, una organización, llevaba al equipo nacional a otra final y tenía todo programado para el equipo de los Juegos Olímpicos. Ahí apareció la mezquindad de los clubes, sobretodo de los grandes, otra vez con Angelici a la cabeza, para no ceder o no confirmar la cesión de jugadores para la Selección en tiempo y forma. Martino se cansó y pegó el portazo. Había hecho un trabajo serio, aun con todos los contratiempos, y se podrá juzgar sus decisiones en la final, pero no su planificación, y otras acertadas resoluciones anteriores.

Asumió el único entrenador que tenía contrato con AFA, que estaba dirigiendo a la Selección…femenina! Olarticoechea no tiene la culpa, las chicas tampoco, pero a él le tocó tomar el fierro caliente, se hizo todo de apuro, y así terminó. Un equipo ayer vacío de juego, con el desorden en la cancha que reflejó el descontrol afuera, con Pavón muy solo arriba y únicamente con el arquero Rulli a la altura de las circunstancias.

Un clásico caso de crisis provocada que terminó muy mal. Lo peor es que no solo lo hacen con el fútbol…



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