La Ciudad

Los damnificados por el incendio aún esperan el cobro del seguro

Hasta el momento hubo negociaciones con las empresas y conflictos entre las compañías. Propietarios e inquilinos tuvieron que empezar de cero.

Pasaron casi cinco meses del incendio que conmovió a toda Mar del Plata. Las imágenes de las llamas recorrieron el país, fueron noticia nacional y durante varios días todo giró en torno a lo que se perdió. Afloraron historias personales, proyectos que quedaron truncos. Hubo dolor y tristeza. Después, llegó la hora de la demolición y luego, con la propiedad vallada, el barrio recuperó su ritmo habitual. Pero poco se supo de los propietarios que tuvieron que empezar de cero. Más allá de las diferentes realidades, a todos los une el mismo pesar: ninguno tuvo hasta el momento una retribución económica por lo perdido.

Entre abogados, negociaciones con las empresas de seguro y mucha angustia, transitaron los meses posteriores al incendio. Superado el primer tramo de ese sinuoso camino apareció en escena algo inesperado como la pandemia por lo que la demora continúa y no asoman mayores certezas.

“Hay una negociación interminable. Los seguros tiran y aflojan y después llegó esta situación del coronavirus”, contó Mabel Drocezesky y agregó que “hasta el momento lo que ofrecieron es muy poco por lo que vamos a pedir un subsidio para tratar de no perder tanto”.

El incendio afectó a 40 propiedades de las cuales 24 corresponden al edificio de la distribuidora.

Luego de la tragedia, la póliza del seguro de Torres y Liva entró en crucé con las demás compañías de seguros de los edificios linderos y con el municipio.

Según fuentes de LA CAPITAL, hay varias situaciones que impiden el cobro por parte de los propietarios. Por un lado, el tiempo que demora cada compañía en hacer efectivo el pago. Por otro, están las negociaciones que iniciaron algunas firmas con propietarios. Y dentro de ese rango, está la posibilidad de que algunos inicien acciones legales.

Volver a empezar

Los inquilinos que vivían en los edificios afectados por el incendio tuvieron que volver a empezar. En apenas unas horas perdieron casi todo lo que tenían y el desafío pasó a ser ponerse de pie. La gran mayoría no recibió ningún tipo de compensación económica y cada uno se las rebuscó como pudo para volver a alquilar una propiedad o pasar a compartir la vivienda con algún familiar.

“Yo tuve que volver a medicarme. Después de que tiraron el edificio estuve en crisis y no podía comer ni dormir. También se me cayó el pelo”, contó Liz, una de las inquilinas.

Respecto a cómo continuó su vida después del incendio, contó que logró alquilar un pequeño departamento en el que vive con sus dos hijos. “Alquilé por mi cuenta y tuve que volver a empezar. Me tuve que comprar hasta las ollas para poder cocinar”, graficó.

Liz fue la mujer que ingresó a su departamento cuando estaban a punto de demolerlo y se atrincheró en el lugar para intentar rescatar sus pertenencias. “Al duelo lo estoy teniendo ahora. Me cuesta muchísimo todos los días. Siento culpa por no haber entrado antes a sacar las cosas y no lo puedo manejar”, remarcó

Para Margarita tampoco fue sencillo empezar de nuevo. “Nadie me pagó nada. Pude alquilar un departamento pero no con las mismas condiciones y me tuve que volver a adaptar”, contó.

“Para nosotros fue empezar de cero”, añadió la mujer que vive con dos de sus hijos. “Tuve que sacar dinero de donde no tenía y pedir un préstamo”, agregó la mujer que vivía en uno de los edificios ubicados sobre la calle 14 de julio.

Incendio histórico

El incendio de Torres y Liva fue uno de lo más significativos en la historia de la ciudad. Comenzó minutos después del 15 de diciembre en la distribuidora ubicada en Rivadavia entre 14 de Julio y 20 de Septiembre.

Las llamas ganaron algunas de las áreas de depósito de la distribuidora y debido a la acumulación de material inflamable en poco tiempo se propagaron a toda la planta.

Tras ser solicitada la presencia de bomberos se estableció que el incendio estaba declarado y que las llamas alcanzaban alturas superiores a los 25 metros.

No hubo que lamentar víctimas pero hubo cuantiosos daños materiales. De hecho, lo que quedó de la edificación tuvo que ser demolido ya que había riesgo de derrumbe. Una vez concluidos esos trabajos, la zona afectada quedó tapiada y se reanudó la normal circulación por el barrio.

La reapertura

La distribuidora Torres y Liva reabrió en marzo sus puertas en un predio ubicado en el kilómetro 4,5 de la ruta 88.

Actualmente cuenta con 40 empleados mientras que hubo 20 que se desvincularon de la firma mediante retiros voluntarios.

Si bien el lugar con el que cuenta actualmente es más reducido que el que tenía en la calle Rivadavia, la firma pudo volver a funcionar.

Sin embargo, a poco de ponerse en marcha nuevamente se desató la pandemia del coronavirus que provocó un fuerte impacto en todas las actividades comerciales. “Estamos trabajando ya que vendemos productos de aseo que en este momento son muy necesarios. Con eso de alguna manera sobrevivimos”, explicó uno de los responsables de la firma y lamentó la situación ya que “cuando estábamos empezando a trabajar, sucedió esto”.

“Estamos aguantando como se puede y hasta el momento le hemos pagado en tiempo y forma a todos los empleados”, subrayó.

Fundada en 1951, Torres y Liva es mayorista e importadora de artículos de bazar, menaje, ferretería, regalería, limpieza y perfumería.

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