El fiscal Walter Martínez Soto fue asaltado junto a su familia cuando llegaba a su casa en el barrio Parque Luro. “Me quedé mal por mi hijo, que le apuntaron con un arma”, contó tras el hecho.
El fiscal Walter Martínez Soto vivió en carne propia lo que, según él mismo aseguró, “les pasa a todos los marplatenses todos los días”. Fue víctima de un violento asalto cuando regresaba a su vivienda del barrio Parque Luro junto a su esposa y sus hijos, y dos delincuentes armados lo sorprendieron en la puerta.
“Uno cuando entra a su casa está regalado. Me quedé mal por mi hijo, que le apuntaron con un arma. Él tiene 23 años, está por recibirse de abogado, y mi hija es médica”, relató Martínez Soto con visible indignación.
El fiscal describió que los ladrones actuaban con guantes de lana y los rostros completamente cubiertos. Según las cámaras de seguridad, se desplazaban en moto “sin casco, sin patente, solo con la luz delantera encendida”.
Para él, el caso es una muestra de una problemática extendida: “Esto es lo que viven todos los marplatenses, todos los días. Los delincuentes han ganado la calle, se los dejan hacer cualquier cosa”.
Más allá del robo, Martínez Soto apuntó contra las autoridades políticas por la falta de respuestas: “Los políticos saben lo que pasa, pero no cambian las leyes y nos atan a nosotros de pies y manos. En las calles, en los barrios, utilizan pibes para robar que los tienen comprados por un poco de droga y desde la política no hacen nada”.
El funcionario judicial, que tiene larga trayectoria en el Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, insistió en la necesidad de destinar recursos a la prevención: “Esto ya lo venimos diciendo: hay que invertir en educación, en asistencia. La plata tiene que estar ahí, no en campañas o publicidad”.
Martínez Soto cerró su testimonio con un mensaje de bronca pero también de esperanza: “Me da impotencia, porque esta situación se puede arreglar. Sé que se puede arreglar, pero hay quienes deciden darle la espalda. Hay cosas para cambiar, no puede ser así”.