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La Ciudad 15 de enero de 2021

Los nuevos hábitos en la playa durante el verano del coronavirus

Los barbijos y el alcohol en gel bajaron a la arena. Aforos limitados por unidad de sombra, toma de temperatura y vestuarios inutilizados, algunas de las normas implementadas en los balnearios privados.

Disfrutar de un día de playa en Mar del Plata es una experiencia diferente a lo que se conocía. Durante el 2020 las rutinas cotidianas y las costumbres de casi todos cambiaron o al menos se modificaron como consecuencia del Covid-19. Se instalaron mecanismos preventivos novedosos y se reforzaron conductas preexistentes, como el lavado de manos o el uso de alcohol en gel. Ahora, en pleno verano, esos protocolos sanitarios se extendieron a la playa.

“Hay que usar el tapabocas para entrar y moverse y ya no podemos bañarnos en el vestuario, solo cambiarnos, pero son cosas que ya aprendimos durante el año pasado. La verdad es que no cambió demasiado”, resumió Karina, que alquila una carpa en “Arenas Blancas”, frente a la reserva natural del Puerto.

A su entender, los comportamientos sobre la arena funcionan como una extensión de lo que sucede en la cotidianeidad. “Al entrar tenés que hacerlo con tapabocas y te toman la temperatura –describió- pero eso pasa en todos lados. Después para circular por el balneario también tenés que usarlo, lo mismo si vas a la orilla o a comprar algo”.

Todas las recomendaciones “se respetan a rajatabla, al menos en nuestra playa”, señaló y aseguró que lo mismo sucede “con los turnos para ir a la pileta. El que más la usa es mi hijo más chico, ya sabe que tiene que sacar turno y cuando se acaba el tiempo se tiene que ir. Pero la verdad es que en la semana no hay mucha gente y no se completa el aforo”. También destacó que “se instalaron estaciones sanitizantes cada dos metros”.

“No me cambió mucho, solo que podemos llevar menos gente a la sombrilla, porque después son todas costumbres nuevas que fuimos incorporando el año pasado”, señaló Valeria, inquilina de sombra en uno de los balnearios del sur de la ciudad, “El Balcón del Sur”.

Además de solo poder permanecer bajo la sombrilla 4 personas, al ingresar al balneario se les toma la temperatura y el cliente debe portar barbijo, al igual que cuando se traslada de un sector a otro de la playa.

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Cuidados

El panorama de las prevenciones a la hora de bajar a la arena en los sectores privados es similar a lo largo de toda la costa marplatense.

“La gente ya está acostumbrada y responden muy bien”, describió Marcelo, del parador Prius en Playa Grande. “Yo al barbijo lo tengo impregnado”, resumió Rocío, portando el tapabocas para ingresar al balneario, previa toma de temperatura. Además, ambos coincidieron que al no poder usarse los vestuarios como tales “se redujo mucho la circulación de gente en ese sector”.

La baja asistencia de turismo a la ciudad parece que ayuda a cumplir con los protocolos establecidos. “Creo que ayuda mucho que no está tan cargado como otros años, donde más gente veo es en la pileta pero se van turnando. Después todos respetan”, analizó Gonzalo, que desde hace “mil años” alquila una carpa en la zona de La Perla, en el balneario San Sebastián.

“Lo que cambió –añadió- es entrar a la playa con barbijo y tener que circular por los pasillos así. Y además ya no se ven las típicas rondas de mate, al menos acá”. Para Horacio, que alquila un espacio de sombra durante toda la temporada en el mismo balneario, lo más incómodo resulta “no poder ducharme, porque salía directo para el trabajo. De hecho el corte lo hacía en la playa. Ahora te podés duchar, pero afuera, y después podés ir al vestuario. Es la costumbre, pero es lo que me cambió a mí”.

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