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La Ciudad 28 de marzo de 2021

Los planes del nuevo jefe de la UCR y el alivio del intendente

Abad propondrá cambios en la forma de actuar de Juntos por el Cambio en la provincia. En Mar del Plata, donde la coalición es gobierno, tiene una misión doble. Montenegro se reconcilió con Joaquín de la Torre. En la gestión, lo tranquilizaron datos y decisiones propias y ajenas. 

El nuevo jefe de la UCR bonaerense, Maximiliano Abad, con diputados bonaerenses del radicalismo.

 

Por Ramiro Melucci

“Tengo mensajes de todos lados. Me voy a poner a responder porque voy a quedar mal con todo el mundo”. Habían pasado cuatro días de las internas de la UCR bonaerense y su ganador, el marplatense Maximiliano Abad, tenía entre otras esa preocupación baladí. Lo intranquilizaba también la suerte que podía tener su matrimonio: “Todavía no volví a casa. Mi mujer me va a matar”.

Al margen de esas cuestiones personales, el nuevo jefe de la UCR provincial –aún no asumió, pero para la política ese suele ser un asunto menor– permanecía extasiado por la dimensión que adquirieron los comicios internos del domingo pasado, en los que participaron más de 115 mil afiliados. “Fuimos un ejemplo”, repetía desde La Plata. El escaso margen por el que se impuso al intendente de San Isidro, Gustavo Posse (52 a 48%), exhibió a su vez la dura puja de poder que trasuntó aquella jornada democrática.

Ahora que será la voz fuerte del radicalismo en el territorio donde se definen todas las elecciones generales –la provincia de Buenos Aires–, Abad llevará a Juntos por el Cambio el pedido de dotar de mayor institucionalidad a esa alianza que a nivel provincial y nacional es oposición y en el plano local oficialista. ¿Qué implicaría? Generar una mesa que defina posturas políticas, que sea capaz de administrar las tensiones internas y que hilvane un programa común. Es decir, que no actúe a través de las respuestas espasmódicas de cada partido.

Mientras otros sectores internos no paran de pensar estrategias para atraer peronistas a JxC, el jefe de la UCR bonaerense se propuso el objetivo de inyectarle progresismo. No solo a través de su partido. La agenda de los próximos días da claros indicios. Se reunirá con Margarita Stolbizer, líder del GEN, y con Pablo Javkin, el intendente de Rosario, un dirigente de origen radical que además tiene buena sintonía con Guillermo Montenegro.

La discusión de las listas lo tendrá a Abad como un actor central. Esa es una de las novedades que dejó la interna. El presidente del partido es el que ratifica las alianzas electorales y el que se sienta con los referentes del PRO y la Coalición Cívica a confeccionar las nóminas. Antes acompañaba en esas tertulias a Daniel Salvador; ahora lo acompañarán a él.

El contrapeso de ese protagonismo son los costos que puede pagar. En una de sus primeras reuniones tras el triunfo, Abad juntó a los seis diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires que tiene el radicalismo. Si en octubre ese número sube, baja o se mantiene será su responsabilidad. Lo mismo para el caso de los legisladores provinciales y los concejales. Sobre todo en Mar del Plata, su distrito de origen.

 

La discusión de las listas lo tendrá a Abad como un actor central. Esa es una de las novedades que dejó la interna de la UCR bonaerense.

 

El de la ciudad es un capítulo aparte. La misión de robustecer la coalición se combina con la necesidad de que al gobierno local le vaya bien. Abad define al vínculo del radicalismo con Montenegro como de “responsabilidad madura”. Piensa que es la única manera de que las discusiones internas no alteren el rumbo de la administración.

“Claro que queremos que la UCR vuelva a ser gobierno en Mar del Plata y tener candidatos a gobernador y presidente radicales, pero cada discusión hay que darla en el momento adecuado”, tranquiliza. En la misma línea, rechaza una de las versiones que se echaron a rodar a poco de la victoria de Ariel Martínez Bordaiasco en la ciudad, que aludía a un supuesto condicionamiento para que el presidente del Concejo Deliberante encabezara la nómina de JxC en las legislativas: “Eso no salió de nosotros”.

En las principales oficinas del municipio celebraron la victoria del diputado. “Es nuestro gran aliado desde el comienzo del gobierno”, recordaron, y consideraron que una victoria de Posse hubiera poblado de nubarrones ese acuerdo. Otro asunto, nada menor en términos políticos: “Nuestros funcionarios radicales estaban en la lista de Abad. Una derrota hubiera significado funcionarios derrotados”.

Con esos argumentos negaron la hipótesis, deslizada por los sectores internos de Juntos por el Cambio que colaboraron con la lista de Posse, de que a Montenegro le hubiera convenido un Abad debilitado para afrontar la negociación de las listas. El diputado tiene identificados con nombre y apellido a todos los que no tenían nada que hacer en la vida radical y buscaron perjudicarlo. “Nosotros tenemos memoria”, se limita a decir.

Por arriba de la mesa solo se vio la controvertida intervención de un sector que discute el sello de la CTA Autónoma y que tiene a cargo una subsecretaría en el área de Desarrollo Social. Vilma Baragiola denunció agresiones y obligó a poner nuevamente el foco sobre esa agrupación, que ya le dio más de un dolor de cabeza a Montenegro (el del paro de maleteros en la Terminal de Ómnibus es el más recordado), pero que se mantiene dentro de la estructura municipal por acuerdos alcanzados en la previa de las primarias de 2019.

En paralelo, Montenegro renueva viejas sociedades. En busca de aliados peronistas se ha reconciliado con Joaquín de la Torre. Con el ex funcionario vidalista mantenía una rencilla que databa de los orígenes de su gobierno. Concretamente, de cuando prefirió levantarle la mano a Bordaisco para presidir el Concejo y postergó los deseos de Alejandro Carrancio, que al igual que su jefe Lucas Fiorini todavía reportaba al hombre de San Miguel. De la Torre lo vio como una promesa incumplida y se lo enrostró en público. Estuvieron largos meses sin hablarse. Ahora, el año electoral los reencuentra con pareceres similares sobre estrategias y actores. “El tiempo nos dio la razón”, sentencian en el municipio.

 

Guillermo Montenegro y su jefe de Gabinete, Alejandro Rabinovich, con Joaquín de la Torre.

Guillermo Montenegro y su jefe de Gabinete, Alejandro Rabinovich, con Joaquín de la Torre.

 

El alivio por el tanteador de la interna radical se sumó luego a los vinculados a la gestión. El índice de desocupación, que sigue siendo alto y preocupante (11,1%), mostró a fines de 2020 una similitud con el mismo período del año anterior y un retroceso con respecto a los trimestres que lo precedieron. El número, aseguran en el gobierno, justifica cada una de las disputas políticas por las aperturas de actividades que se libraron en la segunda mitad del año pasado. Y que en menor dimensión continúan en estos días, reflejadas por ejemplo en la insistencia del intendente en ponerse del lado de los kiosqueros de escuelas, que desde el inicio del ciclo lectivo le reclaman a la Provincia la habilitación del protocolo. Volverían al trabajo en abril, después de 16 meses.

Otra decisión tranquilizadora la tomó el Ministerio de Seguridad bonaerense al permitir el uso de los 40 patrulleros entregados a Mar del Plata pese a que el acto en el que iban a ser presentados fue suspendido por razones climáticas. Una determinación en contrario hubiera sido inexplicable.

Montenegro empezó al mismo tiempo a dar una respuesta ante las inquietudes y reclamos que se acumulan por el retraso en la entrega de las licencias de conducir. Apuesta a que el nuevo titular del área, Leonardo Lampugano, haga valer su experiencia de 25 años en esa área de la provincia para descomprimir la situación.

Antes de que los contagios de Covid entre concejales trastocaran la agenda legislativa, el Concejo también dio un par de señales para el gobierno. La comisión de Obras avanzó con una parte de las ordenanzas vinculadas a la construcción y la de Transporte aprobó por mayoría el pliego del transporte. El panorama, sin embargo, continúa borroso. Por desavenencias internas en el oficialismo y la falta de acuerdos con la oposición, no hay certezas de que el nuevo sistema de movilidad urbana pueda salir pronto a la luz.



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