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Opinión 7 de mayo de 2023

Los que avanzan y los que reculan

Javier Milei.

 

Por Jorge Raventos
La lista de quienes deponen la ambición de ser candidatos a presidente se extiende. María Eugenia Vidal se sumó a esa legión de la que ya formaban parte dos expresidentes (Mauricio Macri y Cristina de Kirchner) y el presidente en funciones, Alberto Fernández.

El paso atrás de Vidal era muy predecible. Su candidatura nunca arrancó, constituyó más bien un comodín que Macri quiso tener a mano como eventual instrumento para jugar en la disputa por su herencia que mantienen Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. En las últimas semanas hubo quienes insinuaron que la exgobernadora bonaerense podía convertirse en postulante del Pro a la jefatura de gobierno porteña para dirimir la puja por ese lugar en la que están trenzados Macri (que sostiene a su primo Jorge) y Larreta (que no baja la candidatura del doctor Fernán Quirós). Tampoco ese hueco se abrió para Vidal, que ahora se dispone a jugar discretamente en la interna a favor de Patricia Bullrich, apoyando a Christian Ritondo como candidato a la gobernación bonaerense. Ritondo enfrentará en las PASO a Diego Santilli (la carta de Larreta) y al nombre que eventualmente disponga el radicalismo. El pro cuenta con otros tres precandidatos a la gobernación bonaerense: dos de ellos seguramente se darán de baja y negociarán ubicaciones en las listas con alguno de los que sigan en carrera (o con ambos). El tercero excluido muy probablemente se convierta en candidato a gobernador en las listas libertarias. El mercado de pases está que arde.

Disparen contra Milei

La señora de Kirchner, una de las figuras estelares que declaró su abstención de candidaturas, reiteró esa decisión en el acto del 27 de abril en La Plata, donde repitió su argumento: “Yo ya di lo que tenía que dar”.

Un punto cargado de sentido de la conferencia de La Plata fue la elección de Javier Milei como blanco principal de las críticas. Para la mayoría de los analistas (y también para esta columna) la jugada se enmarcó en una táctica destinada “a levantar la cotización del propagandista libertario con el objetivo de devaluar a Juntos por el Cambio, que hasta ahora , en rigor, es el competidor principal del oficialismo”.

Sin embargo, conviene no limitar la explicación a esa movida táctica. Es posible que la vicepresidenta haya tomado en cuenta ciertos datos que quizás explican mejor su iniciativa de ofrecer batalla a los libertarios. Una información importante proviene del estudio Aresco, una consultora seria que preside Federico Aurelio. Sus datos contradicen aquella mirada sobre la fuente de votos de Milei. “En los últimos seis meses, el espacio del Frente de Todos perdió 9 puntos en intención de voto. En el mismo período, Juntos cayó 2 puntos y Javier Milei creció 6”, puntualiza Aurelio. Es decir, aunque Milei se alimenta con la caída de los dos términos de la antigua grieta, la dosis de voto kirchnerista que digiere supera a la que extrae del caudal de Juntos por el Cambio y amenaza directamente la veta electoral K en el conurbano. El riesgo que enfrenta hoy el Frente de

Todos proviene de Milei. Ese riesgo consiste en no ingresar a la segunda vuelta.
Para la mayoría de los analistas electorales el partido de Milei no aparece todavía posicionado en las encuestas en los puestos que lo llevarían al balotaje, pero el proceso muestra que mientras las dos fuerzas mayores están estancadas o en retroceso, la simpatía por Milei “sube en ascensor”, como resume Federico Aurelio.

Hay otros elementos que contribuyen a entender tanto el fenómeno Milei como la alarma que expuso la señora de Kirchner. Las encuestas indican unánimemente que el fuerte del apoyo a los libertarios se encuentra entre los hombres jóvenes menores de 40 años (es decir, los que nacieron a partir de 1983, llegaron a los 18 años a partir de 2001, con la crisis del gobierno de Fernando de la Rúa y las movilizaciones, enfrentamientos y represión que le dieron marco, y votaron por primera vez en 2003).

Una mirada al padrón de electores indica que un 30 por ciento tiene menos de 30 años, el 50,2 por ciento no habrá cumplido los 40 años de edad cuando se vote. y 6 de cada 10 electores tendrá al votar 45 años o menos. La mayoría de los votantes se encuentra en el segmento en el que Milei parece más fuerte.

Otro dato significativo: en el conurbano poco menos del 50 por ciento de los que están entre 18 y 45 son pobres. Corolario: el dirigente libertario está pescando cuantiosamente en una pecera que el Frente de Todos creía que era para su uso exclusivo. La señora de Kirchner no ignora estos hechos.

Su ataque frontal a Milei, más allá de las razonables motivaciones tácticas referidas a la puja por el gobierno bonaerense, da cuenta de que ya ha comenzado a producirse un cambio notable en paisaje político.

Lo que en el apogeo de la grieta se manifestaba como un panorama en el que había dos fuerzas claramente dominantes, ahora se dibuja ya un campo dividido en tres con la irrupción de los libertarios.

Desorden bajo los cielos

La figura de Milei, entretanto, no encarna solamente un dispositivo que recorta los bordes de las dos fuerzas electorales (todavía) mayoritarias, sino que coincide e incentiva un desplazamiento del conjunto del sistema hacia lo que desde el progresismo se definiría como “la derecha”. Domingo Cavallo lo ha explicado muy claramente: “El valor de la presencia de Milei es porque revaloriza la libertad económica y eso ha llevado a que Juntos por el Cambio tenga que incorporar a liberales como López Murphy o quiera sumar a Espert (…) La presencia de Milei ha ayudado a que Juntos por el Cambio no se vuelque demasiado hacia el intervencionismo económico”. Pero Cavallo le da más crédito aún al libertario: “es un líder que conoce de economía y plantea un rumbo diferente para la Argentina que yo creo es el camino correcto. Algunos dicen que es exagerado. Para vencer las ideas anacrónicas que tuvieron años y décadas de insistencia y provocaron deformación cultural se necesita un poco de desviación”.

Por su parte, otra figura influyente del pensamiento económico liberal, Juan Carlos De Pablo, se sumó esta semana a la reivindicación del libertario: “La eventualidad de que Milei supere al candidato de JxC, y en consecuencia sea el próximo presidente de la Nación, preocupa a no pocos y aterra a algunos”, admitió. Pero él tiró un salvavidas: “Estoy convencido de que su imagen televisiva es una caricatura de lo que cabe esperar de su accionar como presidente de la Nación”.

Los juicios de Cavallo y De Pablo parecen señales de un sector del pensamiento mejor establecido destinadas a defender a Milei de las inquietudes y prevenciones que el estilo del libertario ha suscitado en parte del llamado círculo rojo y también en parte de la prensa y la academia. Y al mismo tiempo, a moderar al propio Milei, “normalizarlo”.

Ahora bien, no es improbable que en el electorado que el libertario arrebata al cristinismo en el conurbano, así como en una parte al menos de quienes emigran hacia él desde Juntos, sean precisamente el estilo y lo que Cavallo llama “desviaciones” de Milei su mayor atractivo. En esos sectores seguramente no se debate la factibilidad económico-financiera de la dolarización que él propone, sino que se la asume como una respuesta sencilla y rápida para alcanzar la estabilidad.

Habría que ver si un Milei “normalizado” de apuro alcanzaría los resultados que hoy le prometen las encuestas, si no se convertiría en un Sansón sin cabellera. De Pablo parece preferirlo “con su gente” jugando “un rol importante en la Cámara de Diputados”. Es decir, más integrado al sistema político. Como es justamente la crisis del sistema político (“la casta”) la que explica el ascenso de los libertarios, su integración requeriría la recomposición del sistema.

Ese es el proceso que está en marcha. La grieta y la polarización se encuentran en retirada. Nuevas fuerzas se incorporan al juego y el vendaval agita a las más establecidas. Como escribió Mao: ““Reina un gran desorden bajo el cielo; la situación es excelente.”