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La Ciudad 12 de febrero de 2023

Los viejos tiempos del “monumento al foso”

La historia de la plazoleta situada en Boulevard Marítimo y Luro.

Esta fotografía de la década del '60 nos muestra el foso que desmereció la zona durante cuatro años.

Por Gustavo Visciarelli

La plazoleta situada en Boulevard Marítimo y Luro fue inaugurada el 31 de octubre de 1965, es decir, cuatro años y ocho meses después del incendio del Club Mar del Plata.

Ello significa que aquel sector clave presentó durante largo tiempo un lamentable panorama, signado primero por las ruinas del club y luego por el foso correspondiente a su subsuelo. Vale mencionar que dicho espacio subterráneo se conserva.

En los archivos periodísticos abunda material sobre los enredos burocráticos que demoraron largamente la demolición, a lo que sobrevino otro período de inacción para reformular ese espacio. No debe extrañar -según surge de las crónicas- que los marplatenses lo llamaran “El Monumento al Foso”.

Otro viejo problema marplatense -la coexistencia de jurisdicciones territoriales– jugó una carta fundamental en tales dilaciones.

Debe recordarse que el Club Mar del Plata, al momento de incendiarse, dependía de Lotería de Beneficencia Nacional y Casinos. Obviamente, el foso resultante del incendio y de la posterior demolición, siguió dependiendo de ese organismo.

Para avanzar en el proyecto fue necesaria la transferencia del predio a la Secretaría de Obras Públicas de la Nación, y recién entonces se pudo construir la plazoleta, que hoy es de jurisdicción municipal.

La tarea recayó en una empresa privada, bajo supervisión de la Dirección de Arquitectura de Obras Públicas de la Nación.

La plazoleta tiene unos 1.500 metros cuadrados y en su construcción prevalece la piedra de la zona. En su diseño exterior se observa una serie de planos horizontales que forman terrazas curvas de plantas horizontales.

Antiguas crónicas indican que el solar supo tener jardines decorativos “adornados con piedras y mantos florales de vivos colores” y hasta una fuente que funcionaba en la terraza central.

La iluminación estaba oculta debajo de los bordes de las sucesivas terrazas y en un sector se transmitía a través de una baranda de ladrillos de vidrio que recorría el frente de la terraza principal, mientras un reflector realzaba los efectos de la fuente.

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