Opinión

Luna azul, girasol amarillo

Por Raúl “Bigote” Acosta

Dos espectáculos marplatenses merecen un comentario. Nada parecidos encierran, sin embargo, el pulso de una ciudad donde las manifestaciones artísticas tienen espacio (corrijo: pelean su espacio) con lo dicho: una pulsión muy fuerte. Se respira una esperanza con todo lo que en música, letras, teatro, oferta Mar del Plata. Es en los hechos culturales donde se encuentra el asiento del futuro. Un pueblo que tiene pulmones para estas manifestaciones, se insiste, respira futuro. En el Teatro Colón, el teatro de la ciudad, uno de ellos. En un sitio que siempre resulta grato , Cuatro Elementos, en Calle Alberti al 2700, el otro.

Cocktail es el que se presentó en el Colón. Podría tener otro nombre: Luna Azul. La gacetilla dice: “… canciones escritas por Richard Rodgers y Lorenz Hart, la dupla compositiva éxito en Broadway en los años 20` y 30`. De hecho, fue tal su talento, que sus canciones perduraron en el tiempo, siendo algunas de ellas “Blue Moon”, “The Lady is a tramp” o “My funny Valentine”, y todas consagradas en míticas voces como las de Billie Holliday, Doris Day, Frank Sinatra, Elvis Presley o Ella Fitzgerald entre muchos otros”.

Ficha Técnica de Cocktail: Libro y dirección: Leo Rizzi. Coreografías: Bruno García. Piano y arreglos musicales: Mtro. Luis Guarnerio Traducciones: Mona De Marco – Octavia Cecchetto – Leo Rizzi. Intérpretes: Octavia Cecchetto, Leandro do Carmo, Lucia Ferreira, Jorge Scandali, Agustina Martínez, Patricio Durán, Lucia Diaz, Ignacio Fittipaldi, Malena Diaz, Tiziana Cenci, Nicolas Castro, Melanie Guardia, Bruno Garcia y Mona De Marco. Prensa: Martín Monita. Producción: Anahí Ramos.

Los micrófonos estatales siempre tienen una pila defectuosa o un cable que se desengancha. La escenografía debería cubrir mas espacio (es un gran escenario) pero volver al “tap” y las coreografías de aquellas canciones tiene eso, un trabajo de estudio y revisionismo. Una propuesta. En el espectáculo debe destacarse, además de la decisión artística, alejada de relumbrones comerciales, la coreografía de Bruno García, los bailes de Agustina Martínez y las canciones de Mona De Marco y Octavia Cechetto, que también es una apuesta musical a tener en cuenta.

Hay una reflexión que es necesaria. Se deben o no se deben traducir las canciones. Cómo traducir Blue Moon… “Blu-Mun” dos silabas, “luna azul” cuatro Sílabas. Pierden las poesías y ganan las comprensiones racionales… Qué hacemos con la señora tramposa… (en una vieja contratapa de vinilo tradujeron “la dama es una cualquiera” y quien puede discutirlo) y el nudo tremendo: acoplar métrica y poesía. Hace muchísimos años que sostienen que la duda vencerá al tiempo. El vestuario es un poco si, para ellas, un poco no, para ellos. El músico en escena parece el artista de circo con todos los platitos chinos, cuidando que no caiga ni uno solo. Mar del Plata oferta un trabajo que no se hace en 2 días ni es una rascada para el verano. Es una oferta que merece ser bailada, porque de eso se trata. Apuesto por la cantante. Aplausos a la bailarina.

En Cuatro elementos hay una alegoría al Girasol Amarillo. En rigor a “Los girasoles”. La gacetilla ayuda: “VAN GOGH 37 años luz”… la obra como provocación para abrir preguntas sobre las búsquedas artísticas y humanas, más allá de lo socialmente aceptado. El deseo profundo de ser aceptado. La frustración y la soledad. La esperanza y la desesperanza, según se vea o se sienta. Según la perspectiva o el punto de vista. El tiempo y el espacio. El público. El actor. ¿Dónde está el límite? Donde la sombra donde la luz? Ficha técnico artística. Dramaturgia: Freddy Virgolini. Actúan: Ana Caldararo, Nora Colares, Mariana Depierro, Victoria Germinario, José Minuchin, Sofia Moreno, Daniel Rivas, Fernán Rodríguez Llames, Freddy Virgolini. Diseño de luces: Pablo Marchini. Música original: Eduardo Palomo. Asistencia de dirección: Fabian Richetto Dirección: Freddy Virgolini. Fin de la gacetilla.

En esta obra sobre Vincent Van Gogh algunas precisiones necesarias. Acaso obvias. Se refiere a 37 años luz porque con esos años muere, se suicida el artista. De 1853 a 1890. La luz porque ese es el apunte sobresaliente sobre una de las cosas que incorpora su pintura. Van Gogh es mas que eso, pero la obra siempre será una referencia, en poco mas de una hora, de una vida que tienen razón en calificar de atormentada. Agrego. Tenía algún tipo de locura inatajable. Eso creo.

El texto tiene un recorte sobre su trabajo en las minas de carbón, como pastor /misionero/ aprendiz fracasado. No le quita ni le pone el coro “proletario” que plantea el texto sobre reivindicaciones sociales, tan justas en la vida real como innecesarias en el teatro. No era ese el desequilibrante en Van Gogh.

En la información sobre la puesta no aparece uno de los elementos que vuelve definitivamente positiva la obra que vi en Cuatro elementos sobre Van Gogh. Lienzo gigante, caballetes, ganchos, tramoyistas que los suben y los bajan, los enganchan o sueltan. Formidable trabajo de puesta. Realmente para destacar. Se paseaba por el escenario marplatense un poco de aquellas travesuras de Oscar Aráiz. Se insiste: no aparece quienes hicieron “la puesta”. Debemos, por tanto, imputársela al director. Es valiosa. Ayuda a un total de altísima calidad.

Tanto la luna azul como los girasoles ofertan una medalla. Se vive un sedimento cultural de años en la Región Mar del Plata. Sobre ése sedimento se levanta, año tras año, un respuesta al verano. Cultura es un facto, un mutante, un canto rodado que no tiene almanaque, dueños, ni es patrimonio de uno o de una temporada. Como la luna o el amarillo de los girasoles.

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