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Opinión 4 de noviembre de 2018

Macri: malabares por el Presupuesto y la oportunidad del G20

Mauricio Macri.

por José Calero

Con sus reuniones bilaterales confirmadas con el estadounidense Donald Trump el jueves 29 y la británica Theresa May el feriado del viernes 30, Mauricio Macri pretende que la cumbre de presidentes del G20 sea la línea de largada de un relanzamiento de su gobierno, golpeado por una economía en recesión.

Convencido de que a la Argentina la siguen viendo mucho mejor en el exterior que aquí, Macri pretende transferir el optimismo de afuera a una sociedad angustiada por la inflación y la falta de empleo.

Mientras, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, trabaja con agencias internacionales para tratar de impedir el ingreso de la mayor cantidad posible de militantes anti globalización, para mantener a raya la posibilidad de disturbios de alto calibre.

Ninguno de estos objetivos será fácil: los indicadores que se vienen conociendo arrojan que octubre fue casi tan malo como septiembre, con caída de la actividad económica y, en especial, de la industria, y que los precios subieron casi en el mismo nivel.

Sólo la calma cambiaria de fines de octubre dejó algún espacio para el optimismo, pero se terminará en la semana, cuando el Banco Central deba salir a poner un freno a la caída del dólar, que en el mercado mayorista está a punto de tocar el piso previsto por el esquema de bandas.

En el Gobierno asignan prioridad a la aprobación del Presupuesto el 14 de noviembre en el Senado, cuando otra misión del FMI esté terminando su nuevo monitoreo de las cuentas públicas.

Ese objetivo esperado en la Cámara alta sufrió un revés cuando gobernadores peronistas plantearon la necesidad de compensar la plata del Fondo Sojero -dicen que por $ 100.000 millones-, derogado por decreto por Macri.

El oficialismo no esperaba esa jugada, que lo dejó descolocado, por lo que bucea ahora alguna salida para calmar el reclamo de los mandatarios opositores.

Las provincias más pobres temen que en diciembre se produzcan reclamos vinculados con las dificultades de la población para subsistir.

Diciembre es un período maldito para los argentinos, y la proximidad de las Fiestas es tomada por las organizaciones sociales como un “Día D” para tratar de sacarle algún peso más al Estado, con la excusa de la Navidad.

La provincia de Buenos Aires, un distrito siempre al borde de la tensión social explicada por los desbordes en el conurbano, la gobernadora María Eugenia Vidal ya trabaja para contener la situación vía bolsones de comida y refuerzos en los comedores.

Vidal recibió además el compromiso de Macri de que los casi $20.000 millones por el ajuste acordado, serán compensados con obras públicas.

Macri y Vidal deberán lidiar el año próximo con una profundización del mal humor de la clase media a partir de la mayor presión tributaria para alcanzar un equilibrio primario de las cuentas.

Así, Cambiemos deberá ver cómo remonta su relación con el electorado en el año en que Macri buscará alcanzar su reelección en segunda vuelta.

Gobernadores peronistas quieren derogar el decreto que los deja sin los fondos de la soja, pero estarían dispuestos a dejar enfriar ese reclamo si la Nación les garantiza algún tipo de compensación, tal vez vía obras.

Sería un acuerdo similar al que logró Vidal para compensar la pérdida de recursos consecuencia del “Consenso fiscal”.

En la provincia de Buenos Aires, esta semana comenzará a tratarse el Presupuesto, para lo cual la gobernadora se reunió con el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, cuyos votos necesita para sacar adelante el proyecto, que también prevé un fuerte ajuste.

No será fácil para el oficialismo, ya que la iniciativa prevé una fuerte alza de impuestos, recortes en distintas áreas y pretende autorización para tomar deuda por unos $ 85.000 millones.

Pero lo que más preocupa a la clase política bonaerense es cierto caldo de cultivo que se estaría incubando en el conurbano.

Allí, sobran las zonas abandonadas a la mano de Dios donde el Estado no llega con sus servicios de asistencia social, salud y seguridad.

Es un interrogante saber cómo esas miles de almas reaccionarán en los próximos meses si la recesión persiste y la inflación no se controla, en un escenario de mayor ajuste.

(*): NA.



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